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Los salteños volvieron a ponerle color a las calles

Las avenidas Independencia y Usandivaras otra vez fueron las más copadas.
Lunes, 01 de mayo de 2017 17:29

El circuito de 25 kilómetros es tan clásico como el nombre de la competencia más antigua del país. La tradición no solo es para los competidores o los integrantes de la organización, sino también para los salteños que se acercan a puntos estratégicos o simplemente lo más cerca de sus casas para observar una carrera que está a pocos años de ser centenaria.
Como siempre, las avenidas Usandivaras, en el oeste y la Independencia, lo más cercano al sur de la ciudad, fueron las calles más colmadas por los salteños.
A los habitantes de Villa Primavera no les importó las primeras horas de frío ni menos cuando el sol les pegó de frente. Los de Villa San Antonio también tuvieron su infernal recibimiento a cada paso de los ciclistas (en dos oportunidades ovacionaron a los juveniles y damas y otras cuatro a las principales categorías -élite y sub23-).
El color de la “Villa” fue similar al de cada año: banderas a lo largo y ancho de la calle, con frases de las diferentes agrupaciones y los colores rojo y azul como principales en una mañana que en ese sector de la ciudad no pareció ser feriado. Hubo afluencia de fanáticos y curiosos en Villa Luján y en el propio monumento a Güemes, donde largaron y llegaron los ciclistas. También hubo otros grandes puntos, como fue el caso de la subida en la avenida Arenales, donde se obtuvo la mejor vista del circuito o los puentes de las avenidas Patrón Costas y Bolivia.
El flamante ganador de la edición 86, Mauro Richeze, integrante del equipo Virgen de Fatima, comentó que “el apoyo de la gente se hace sentir y es muy lindo que las personas nos apoyen como lo hacen en Salta”.
“Si bien es un circuito bastante largo, hubo público en todos lados, tanto o más que el año pasado. El día también colaboró y así te dan ganas de volver a esta provincia”. 
Los pozos, un peligro
Sin embargo uno de los temas que más preocupó en la previa y en plena competencia fueron los baches por la zona de competencia.
Las zonas más afectadas estuvieron en la Diego Díez Gómez, 12 de Octubre, Coronel Vidt, la propia avenida Independencia y sobre gran parte de la Yrigoyen.
 Adrián Richeze, ganador de la edición pasada y segundo en esta competencia dijo: “La verdad que complicaron los baches, hubo calles que estaban rotas, pero sabíamos a lo que veníamos, estaba avisado, son circunstancias del circuito y quizá lo peligroso es que en un bache se puede romper el material, te podés accidentar, pero así son las carreras de ciclismo, uno es profesional y es arriesgado”.
Producto de diferentes choques, hubo tres ciclistas asistidos y si bien fueron pequeños golpes, el más afectado fue un juvenil que sufrió traumatismo de miembro inferior.
Al joven lo trasladaron de inmediato al hospital San Bernardo, pero al tratarse de una lesión menor, en cuestión de minutos fue dado de alta. 
El respeto de la gente
El comportamiento de los salteños nuevamente fue ejemplar. Más allá del respeto por los ciclistas de parte de los fanáticos, se destaca la buena voluntad de quienes salieron a las calles y esperaron pacientes el paso de las bicis, antes de seguir sus caminos.
 

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El circuito de 25 kilómetros es tan clásico como el nombre de la competencia más antigua del país. La tradición no solo es para los competidores o los integrantes de la organización, sino también para los salteños que se acercan a puntos estratégicos o simplemente lo más cerca de sus casas para observar una carrera que está a pocos años de ser centenaria.
Como siempre, las avenidas Usandivaras, en el oeste y la Independencia, lo más cercano al sur de la ciudad, fueron las calles más colmadas por los salteños.
A los habitantes de Villa Primavera no les importó las primeras horas de frío ni menos cuando el sol les pegó de frente. Los de Villa San Antonio también tuvieron su infernal recibimiento a cada paso de los ciclistas (en dos oportunidades ovacionaron a los juveniles y damas y otras cuatro a las principales categorías -élite y sub23-).
El color de la “Villa” fue similar al de cada año: banderas a lo largo y ancho de la calle, con frases de las diferentes agrupaciones y los colores rojo y azul como principales en una mañana que en ese sector de la ciudad no pareció ser feriado. Hubo afluencia de fanáticos y curiosos en Villa Luján y en el propio monumento a Güemes, donde largaron y llegaron los ciclistas. También hubo otros grandes puntos, como fue el caso de la subida en la avenida Arenales, donde se obtuvo la mejor vista del circuito o los puentes de las avenidas Patrón Costas y Bolivia.
El flamante ganador de la edición 86, Mauro Richeze, integrante del equipo Virgen de Fatima, comentó que “el apoyo de la gente se hace sentir y es muy lindo que las personas nos apoyen como lo hacen en Salta”.
“Si bien es un circuito bastante largo, hubo público en todos lados, tanto o más que el año pasado. El día también colaboró y así te dan ganas de volver a esta provincia”. 
Los pozos, un peligro
Sin embargo uno de los temas que más preocupó en la previa y en plena competencia fueron los baches por la zona de competencia.
Las zonas más afectadas estuvieron en la Diego Díez Gómez, 12 de Octubre, Coronel Vidt, la propia avenida Independencia y sobre gran parte de la Yrigoyen.
 Adrián Richeze, ganador de la edición pasada y segundo en esta competencia dijo: “La verdad que complicaron los baches, hubo calles que estaban rotas, pero sabíamos a lo que veníamos, estaba avisado, son circunstancias del circuito y quizá lo peligroso es que en un bache se puede romper el material, te podés accidentar, pero así son las carreras de ciclismo, uno es profesional y es arriesgado”.
Producto de diferentes choques, hubo tres ciclistas asistidos y si bien fueron pequeños golpes, el más afectado fue un juvenil que sufrió traumatismo de miembro inferior.
Al joven lo trasladaron de inmediato al hospital San Bernardo, pero al tratarse de una lesión menor, en cuestión de minutos fue dado de alta. 
El respeto de la gente
El comportamiento de los salteños nuevamente fue ejemplar. Más allá del respeto por los ciclistas de parte de los fanáticos, se destaca la buena voluntad de quienes salieron a las calles y esperaron pacientes el paso de las bicis, antes de seguir sus caminos.
 

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