La estudiante de 14 años, que el viernes pasado recibió un disparo en la cara, está "estable, tranquila y hablando con nosotros", contó ayer su padre, Julián Farías, en un contacto con El Tribuno.
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La estudiante de 14 años, que el viernes pasado recibió un disparo en la cara, está "estable, tranquila y hablando con nosotros", contó ayer su padre, Julián Farías, en un contacto con El Tribuno.
Los médicos del hospital Materno Infantil le indicaron a la familia que la prioridad es estabilizar su salud en general.
"Ella no puede ser movilizada por la bala que aún no le pudieron sacar de la cabeza y que, según nos informaron los médicos, implica un serio riesgo incluso para su vida", señaló el padre.
Tras la primera intervención quirúrgica que le hicieron el sábado a la mañana, la adolescente está estable. Según se informó en ese momento, perdió la vista en un ojo y aún no se puede saber lo que sucederá con el otro. La parte afectada por la bala calibre 22 aún sigue inflamada y hoy los médicos esperan realizarle estudios para tener un mejor panorama.
"Hemos preguntado sobre la posibilidad de llevarla a Buenos Aires, pero los médicos nos dijeron que no puede ser movilizada; que en todo caso van a enviar los estudios a profesionales del Garrahan, y si es conveniente la van a llevar de urgencia. Por ahora prefieren no movilizarla".
El viernes último, a las 19.30, la adolescente recibió un disparo que le arrojó un compañero del primer año segunda división del Colegio Rural de Pichanal. El episodio aún es investigado por la Justicia.