Cada mayo, cientos de fieles se hacen presentes en la localidad de El Potrero, en la Segunda Sección del departamento Rosario de la Frontera, ubicada a 50 kilómetros al sudeste de la Ciudad Termal, para rendir culto a San Isidro Labrador. Los vecinos llevan sus pedidos y agradecimientos por las bendiciones recibidas.
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Cada mayo, cientos de fieles se hacen presentes en la localidad de El Potrero, en la Segunda Sección del departamento Rosario de la Frontera, ubicada a 50 kilómetros al sudeste de la Ciudad Termal, para rendir culto a San Isidro Labrador. Los vecinos llevan sus pedidos y agradecimientos por las bendiciones recibidas.
Como es habitual, gauchos de distintos lugares arribaron entre ponchos y caballos para acompañar la fiesta y recibir el agasajo de sus pares en un gesto tradicional de los anfitriones de la zona. El municipio junto al fortín "Gauchos de Gemes San Isidro Labrador" estuvieron a cargo de la organización de la jornada de la que participaron autoridades de distintas instituciones del sur provincial.
A las 6 de la mañana hubo salva de bombas para dar inicio a un día especial. A media mañana se brindó un chocolate para niños y peregrinos y luego se dio inicio al acto cívico en la plaza del pueblo. La imagen del patrono recorrió las principales calles acompañado por una multitud de fieles antes de comenzar la santa misa. Al finalizar la celebración religiosa llegó el momento del desfile de instituciones y fortines gauchos.
Carlos "Cacho" López, presidente del fortín organizador, destacó la importancia de la celebración e indicó que "es una verdadera fiesta para todo el municipio de El Potrero como así también para los peregrinos que vienen a agradecer las bendiciones recibidas".
El Patrón de los agricultores
Sus orígenes se sitúan en Madrid y nace de una familia de colonos mozárabes que se encargó de repoblar los terrenos ganados por Alfonso VI. Es posible que procediera de un seno humilde de agricultores que trabajaban en campos arrendados.
Antiguamente era frecuente sacar al santo, no solo en su festividad, sino también en épocas de sequía para pedir que las lluvias aparecieran. Es el primer laico casado llevado a los altares, tras un proceso de canonización instruido por la Congregación de Ritos. Fue canonizado por el papa Gregorio XV, y el papa Juan XXIII le declara mediante bula como santo patrón de los agricultores españoles.
Su imagen es empleada en procesiones desde el siglo XV para hacer rogativas por la lluvia. Su popularidad se extiende posteriormente, empezando a ser venerado unos cuarenta años después de su fallecimiento.
Luego del almuerzo criollo y comunitario se realizó un espectáculo folclórico que culminó en horario nocturno donde participaron conjuntos y bandas locales y academias de danzas.