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Festejan un siglo de vida escolar entre los cerros

El pasado viernes, los maestros y sus 10 alumnos, celebraron los 100 años.Los chicos llegan a caballo y durante la semana tienen régimen de albergue.
Domingo, 11 de junio de 2017 00:00

El valor de la escuela en el crecimiento de los niños es fundamental en cualquier parte del país. Y si estas escuelas son rurales y cumplen diarios desafíos que nada tienen que ver con los de las escuelas urbanas, el valor es doblemente grande. No todas llegan a cumplir cien años de vida. No todas con sus prioridades programáticas deciden seguir adelante a pesar de tener apenas diez alumnos.

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El valor de la escuela en el crecimiento de los niños es fundamental en cualquier parte del país. Y si estas escuelas son rurales y cumplen diarios desafíos que nada tienen que ver con los de las escuelas urbanas, el valor es doblemente grande. No todas llegan a cumplir cien años de vida. No todas con sus prioridades programáticas deciden seguir adelante a pesar de tener apenas diez alumnos.

En Salta, en una zona tan bella como de difícil acceso, hay una de ellas que cumplió, educando ininterrumpidamente, su primer siglo de trabajo.

El mérito está, sin dudas, en tantos maestros que pasaron por las aulas de la Escuela 4.368, en el paraje Vaquería del departamento Guachipas, y el pasado viernes, con los alumnos y padres, celebraron 100 años de vida, ya que fue creada en 1917.

Junto al cura del pueblo, César Alancay, organizaron el acto, como debe ser, y un locro comunitario.

El establecimiento funciona bajo la modalidad presencial plurigrado, es decir que está compuesta por un aula solamente donde comparten las clases los actuales 10 alumnos. Todos ellos se trasladan a caballo para ir a aprender.

Contención integral

"Durante toda la semana quedan internos. Son pocos los chicos porque la gente se ha ido de estos parajes, ubicados entre los cerros, hacia la zona urbana en busca de oportunidades. Las familias que se quedaron viven en zonas muy alejadas de la escuelita y los niños no pueden viajar todos los días ", contó Diana Vilte de Liendro, directora y docente del establecimiento.

Los caminos son complicados para llegar a Vaquería. Está a 103 kilómetros del pueblo de Guachipas, y el tránsito es sinuoso porque atraviesa montañas y lomadas. Al llegar se alcanzan los 1.500 metros sobre el nivel del mar.

El edificio tuvo refacciones en estos últimos años, pero conserva la arquitectura y la esencia de las antiguas escuelas de montaña, a donde todos llegan como un punto social central de las comunidades que residen de estas serranías del sur del Valle de Lerma.

Para llegar a Vaquería hay que transitar por la ruta provincial 6, al oeste de Guachipas, y desde allí hasta el paraje Ojo de Agua, donde nace un camino vecinal sinuoso que conduce a la institución. Obviamente, la forma más habitual para llegar es a caballo tras varias horas de cabalgata y en medio de un paisaje de ensueño.

Paneles solares

Para proveerse de energía utilizan un sistema de pantalla solar pequeña. Y si esta falla, los días soleados o despejados permiten realizar las tareas rutinarias dentro y fuera de la escuela. No hay Internet ni telefonía celular porque la zona, por su geografía, está aislada.

Por eso en la zona se sostiene la forma más ancestral de comunicación: mensajes de boca en boca que van transmitiendo los lugareños a su paso por los parajes que terminan en el pueblo. Las consultas en temas de salud son atendidas con visitas médicas semanales, pero cuando la naturaleza se encapricha con lluvias y vientos, las atenciones son mensuales y algunas veces un poco más. Una radio de banda ancha permite comunicar al paraje con el hospital de Guachipas.

Algunas veces en vez de urgencias, el simple dato de cómo está la comunidad, hilvana una conversación a lo lejos.

La permanencia

Firme a pesar del paso del tiempo, la escuelita de Vaquería se sostiene sobre una lomada, resistiendo el viento.

Sus aulas contienen a los actuales 10 alumnos porque existen docentes con vocación de servicio. Son cien años de historia, pocas veces conocida en las ciudades. El viernes, luego de arriar la bandera argentina, los pobladores de los alrededores y algunos que pudieron llegar al convite, participaron del acto en el patio de tierra.

A las 10 comenzaron a festejar el cumpleaños. El cura Alancay hizo la lectura del Evangelio y le siguieron actividades culturales. Finalmente llegó el momento del almuerzo comunitario con un locro preparado por mamás y los docentes.

Algunos exalumnos llegaron a caballo y otros, los que alcanzaron un cierto progreso en las localidades vecinas o en la capital, lo hicieron en vehículos. Las autoridades del pueblo, incluido el intendente de Guachipas, Néstor Parra y algunos concejales, también llegaron, y todos le dieron un marco especial a la celebración del siglo de vida escolar.

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