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24 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Enlazando nuestras raíces con el sol ancestral

Por Lic. Katia Gibaja (Presidenta Fundación Ecos de la Patria Grande) y organizadora de la celebración que arrancará mañana a las siete de la mañana en la cima del San Bernardo. 
Martes, 20 de junio de 2017 20:33

El 21 de junio es la celebración del Inti Raymi o gran fiesta del sol, año nuevo Andino Inka. El Sol está en un momento donde está más alejado de la Tierra y por eso comienza el invierno. Los pueblos originarios tomaban en cuenta este día y nos evidencian de la precisión en sus conocimientos astronómicos con exactitud sobre esta fecha.
En Salta, como hace 15 años, nuevamente en la cumbre del cerro San Bernardo esperaremos ansiosos la salida del Sol y esos primeros rayos que nos permiten conectarnos con la energía cósmica solar. 
Este año nos pareció importante el lema “Enlazando nuestras raíces con el sol ancestral”, para contrarrestar temas actuales como los filtros solares, cuidado de la piel, calentamiento global, que alejan el verdadero concepto y significado del sol, en este sentido de que la luz llegue al corazón y sensibilice a los seres humanos. En esta época que hay tanto desacierto y sobre todo insensibilización, es importante que estos espacios de reconexión con lo natural nos humanice y preserve las relaciones humanas, especialmente en la convivencia del día a día.
Tanto el sol como la luna desde la cosmovisión andina fueron referentes ordenadores de la vida en el Kay Pacha o esta Tierra. Por eso se sabía que el sol no era un Dios, a diferencia de otras culturas heliocéntricas, sino que para los Inkas era un padre visible que nunca faltó a cuidar a sus hijos en la tierra. Infaltable, cada amanecer llega con su luz y por eso era el representante de los varones, con esa estabilidad emocional ya que, aunque a veces nublado, su luz llegaba. En las comunidades andinas el Sol recuerda la responsabilidad paterna de todos los varones, evitando hogares sin padre.
En relación con lo femenino, la luna siempre representó a la mujer, de allí que como la luna nunca está igual, esos cambios inciden en la estabilidad emocional de la mujer, que el varón comprendía plenamente, conteniendo y armonizando la convivencia.
El pueblo inca se preparaba con 15 días de anticipación para este momento del Inti Raymi , comían con poca sal, poco dulce, nada de cosas grasosas, abstinencia de bebidas con alcohol como la chicha y los que estaban en pareja abstinencias conyugales. Purificaban su cuerpo para ese amanecer de recibir los primeros rayos del sol. El pueblo unido cantaba un himno INTILLAY (Oh mi sol), canción pentatónica que se remonta a épocas pre incaicas.
Intillay Intillay 
(Oh mi sol)
Ñoqanchis kusikunanchis 
(Nosotros nos regocijamos)
Intillay 
(Oh mi sol)
Kunan Kunan 
(Es Hoy Es hoy)
Hatun Punchay Kan 
(un gran día)
Ñoqanchis Kusikunanchis 
(Nosotros nos regocijamos)
Intillay Intillay
 (Oh mi Sol oh mi Sol)
Qoñita apachimuway 
(envíanos el calor)
Chirita aysariway 
(Levanta los fríos)
Intillay (Oh mi Sol)
Intillay (Oh mi Sol)

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El 21 de junio es la celebración del Inti Raymi o gran fiesta del sol, año nuevo Andino Inka. El Sol está en un momento donde está más alejado de la Tierra y por eso comienza el invierno. Los pueblos originarios tomaban en cuenta este día y nos evidencian de la precisión en sus conocimientos astronómicos con exactitud sobre esta fecha.
En Salta, como hace 15 años, nuevamente en la cumbre del cerro San Bernardo esperaremos ansiosos la salida del Sol y esos primeros rayos que nos permiten conectarnos con la energía cósmica solar. 
Este año nos pareció importante el lema “Enlazando nuestras raíces con el sol ancestral”, para contrarrestar temas actuales como los filtros solares, cuidado de la piel, calentamiento global, que alejan el verdadero concepto y significado del sol, en este sentido de que la luz llegue al corazón y sensibilice a los seres humanos. En esta época que hay tanto desacierto y sobre todo insensibilización, es importante que estos espacios de reconexión con lo natural nos humanice y preserve las relaciones humanas, especialmente en la convivencia del día a día.
Tanto el sol como la luna desde la cosmovisión andina fueron referentes ordenadores de la vida en el Kay Pacha o esta Tierra. Por eso se sabía que el sol no era un Dios, a diferencia de otras culturas heliocéntricas, sino que para los Inkas era un padre visible que nunca faltó a cuidar a sus hijos en la tierra. Infaltable, cada amanecer llega con su luz y por eso era el representante de los varones, con esa estabilidad emocional ya que, aunque a veces nublado, su luz llegaba. En las comunidades andinas el Sol recuerda la responsabilidad paterna de todos los varones, evitando hogares sin padre.
En relación con lo femenino, la luna siempre representó a la mujer, de allí que como la luna nunca está igual, esos cambios inciden en la estabilidad emocional de la mujer, que el varón comprendía plenamente, conteniendo y armonizando la convivencia.
El pueblo inca se preparaba con 15 días de anticipación para este momento del Inti Raymi , comían con poca sal, poco dulce, nada de cosas grasosas, abstinencia de bebidas con alcohol como la chicha y los que estaban en pareja abstinencias conyugales. Purificaban su cuerpo para ese amanecer de recibir los primeros rayos del sol. El pueblo unido cantaba un himno INTILLAY (Oh mi sol), canción pentatónica que se remonta a épocas pre incaicas.
Intillay Intillay 
(Oh mi sol)
Ñoqanchis kusikunanchis 
(Nosotros nos regocijamos)
Intillay 
(Oh mi sol)
Kunan Kunan 
(Es Hoy Es hoy)
Hatun Punchay Kan 
(un gran día)
Ñoqanchis Kusikunanchis 
(Nosotros nos regocijamos)
Intillay Intillay
 (Oh mi Sol oh mi Sol)
Qoñita apachimuway 
(envíanos el calor)
Chirita aysariway 
(Levanta los fríos)
Intillay (Oh mi Sol)
Intillay (Oh mi Sol)

El Nina Raymi
Un hecho importante que ocurría en las fiestas ancestrales es que la noche del 20 de Junio se apagaba el fuego sagrado del templo mayor del Sol, el Qorikancha y en el Cusco esta acción fue llamada Nina Raymi o Fiesta del fuego, agradeciendo por haber estado encendida representando al Sol durante un año. Porque al día siguiente con los primeros rayos del Sol el Willaq Huma, hermano del Inka, encendía el fuego sagrado usando un medallón de oro cóncavo y bruñido como manifiestan los cronistas del siglo XVI. Como el Inca Garcillazo de la Vega que en su obra Comentarios Reales, explicaba que en el medallón colocaba un isopo de lana de vikuña y como efecto de lupa con los primeros rayos del sol se encendía y ese era el fuego sagrado que serviría para preparar los alimentos ese día y llevaban urgente el fuego sagrado al templo del sol donde se lo cuidaría por un año.
Curiosamente el 20 de Junio es el día de la Bandera y todos los argentinos que conocemos y fuimos al Monumento a la Bandera en Rosario de Santa Fe vimos la famosa llama Votiva en homenaje al General Belgrano que está permanentemente encendida y también en la catedral de Buenos Aires, está la llama votiva en honor al Gral Don José de San Martín y en Salta, aunque pequeña ,está la llama votiva en la Catedral de Salta en homenaje al héroe nacional Gral. Martín Miguel de Güemes. 
Lo que muy pocas personas conocen es que la raíz de las llamas votivas ya estaba en América y especialmente en la Cultura Tahuantinsuyana o Inca en su capital el Cusco donde un 20 de Junio apagan el fuego sagrado para encender y renovar un nuevo año con los primeros rayos del sol .

Desde hace 15 años la Fundación Ecos de la Patria Grande realiza esta fiesta ancestral en el Cerro San Bernardo, bajo el concepto de rescatar los valores éticos y axiológicos del pasado, el idioma quechua que trascendió en los tiempos.
 En estos años se pudo observar que los primeros rayos del Sol llegan a su cumbre y la sombra proyectada en la ciudad divide a Salta en un Hanan Salta y Hurin Salta, que es visible desde esa altura Salta del Norte y Salta del Sur.

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