Obesidad, diabetes, enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial, asma, enfermedad pulmonar crónica, alergia, trastornos del desarrollo y depresión son algunas de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), principal factor de mortalidad en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tres de cada cinco personas muere a causa de estos males. En la Argentina las cifras son similares: el 67% de las muertes está relacionado con estas afecciones, que son prevenibles, tienen que ver con aspectos del ambiente y generan un costo altísimo para el sistema de salud.
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Obesidad, diabetes, enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial, asma, enfermedad pulmonar crónica, alergia, trastornos del desarrollo y depresión son algunas de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), principal factor de mortalidad en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), tres de cada cinco personas muere a causa de estos males. En la Argentina las cifras son similares: el 67% de las muertes está relacionado con estas afecciones, que son prevenibles, tienen que ver con aspectos del ambiente y generan un costo altísimo para el sistema de salud.
"¿Por qué hablamos de mortalidad cuando hablamos de chicos?", se preguntó Jorge Cabana, presidente de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en la primera Jornada Regional de Pediatría para la Comunidad, que se realizó ayer en Salta capital. El médico explicó que las ECNT no empiezan en la etapa adulta. "Muchas de estas enfermedades vienen condicionadas por factores que tienen que ver con la concepción o la preconcepción, desde el adolescente sano y el embarazo controlado y en condiciones. Esto genera a lo largo del curso de la vida mayor o menor predisposición a padecer una enfermedad", explicó.
Se habla de factores ambientales que afectan a la salud, porque esta no depende solo de la genética. "Los genes no son los responsables de los que nos pasa en forma exclusiva. Sobre la base de ellos, el medio ambiente interactúa y nos modela distintas características, lo que se llama epigenética -sobre los genes-".
"El epigenoma es la capacidad del organismo para adaptarse, evolucionar y desarrollar respuestas a los estímulos ambientales", señaló. "La genética sería el "hardware' y la epigenética, el "software'", ejemplificó.
"Las exposiciones ambientales programan al feto y pueden alterar funciones hormonales que determinan enfermedades futuras. Cuando se producen estas modificaciones, esto se puede transmitir a generaciones futuras", comentó. Dijo que hay evidencia científica que demuestra el dicho de los nutricionistas: "Somos lo que comieron nuestras madres y nuestras abuelas. Hay condiciones que vivieron los abuelos y los padres que determinan al nuevo individuo."
El médico insistió con esto para explicar que las condiciones de vida que tienen hoy los niños pueden condicionar cosas en el futuro.
"La etapa más vulnerable del individuo son los primeros 1.000 días: el embarazo y los primeros dos años de vida. La nutrición, los estilos de vida y los factores ambientales condicionan el futuro de ese ser", expresó. Los químicos, el tabaco, el alcohol, la droga, tratamientos hormonales, infecciones, violencia y estrés inciden en el organismo. Según la OMS, el 23% de las muertes en el mundo está relacionada con el medio ambiente.
"Hay mucha evidencia de que distintas condiciones del embarazo marcan al individuo que se está gestando y condicionan el desarrollo de ECNT en el futuro". Cuando la embarazada tiene sobrepeso o bajo peso, hay una mayor predisposición a que el bebé desarrolle ECNT. "Desde la gestación, ambientes adversos actúan sobre distintos trastornos: del comportamiento, inmunológicos, infertilidad, diabetes, alteraciones puberales. Estas mismas pasan a la edad adulta e influyen en la pubertad, la vida reproductiva, cáncer de mama, tiroides, arteriosclerosis", agregó.
Sin tener una visión apocalíptica, Cabana invitó a generar "una mirada distinta de las enfermedades de los chicos". "Lo que hacemos tiene una incidencia no solo en ellos, sino también en su descendencia".
Las formas de prevenir las ECNT son ya conocidas. La alimentación adecuada implica lactancia materna hasta los dos años -que se debe fomentar en los ambientes donde está la madre que amamanta-, incorporación con el tiempo de nutrientes adecuados y una dieta balanceada.
Otros factores son: la actividad física para combatir el sedentarismo, un descanso apropiado, inmunizaciones, prevención del consumo de sustancias, promoción de un ambiente saludable y controles médicos en forma adecuada, no solo cuando surge un problema.
El sobrepeso en los primeros cinco años de vida condiciona en un alto porcentaje la obesidad en el adulto. La tercera parte de los adolescentes obesos lo son también de adultos. "La obesidad del adulto y los problemas que esto trae es responsabilidad nuestra, de los pediatras. Hacia el futuro tenemos un deber: hacer las cosas bien porque sabemos que eso puede influir no solo en ese pibe sino en su futuro también", insistió.
"Necesitamos instalar este tema y ayudarnos entre todos", expresó Stella Maris Gil, vicepresidenta de la SAP. "Tenemos que trabajar pediatras y obstetras porque el origen de la vida lo tienen que empezar a manejar ellos". Para alcanzar también a los varones, dijo: "El consumo de tabaco, de alcohol y de drogas puede traer disminución de la calidad y la cantidad del semen, de los espermatozoides. Todo esto condiciona después la salud del futuro niño. Lo más simple es empezar a trabajar en la prevención".