El apoyo del presidente Mauricio Macri a Martín Grande, un periodista con poco fogueo político y ajeno al riñón del PRO, expresado en la propia radio del precandidato y anticipando “una elección maravillosa” en Salta, puso un poco de emoción en el período preelectoral, algo anodino hasta ahora.
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El apoyo del presidente Mauricio Macri a Martín Grande, un periodista con poco fogueo político y ajeno al riñón del PRO, expresado en la propia radio del precandidato y anticipando “una elección maravillosa” en Salta, puso un poco de emoción en el período preelectoral, algo anodino hasta ahora.
Nadie imagina que la intervención presidencial se decidió pensando en poner freno al radical Rubén Correa en las PASO sino en definir la posición de Cambiemos a nivel local. Macri confía en que lo que él espera a nivel nacional, un triunfo global cercano al 40% de los votos, se haga sentir en esta provincia donde el PRO no encontró un candidato propio, carece de estructura y los socios radicales, más allá del alineamiento de Miguel Nanni con Cambiemos, están divididos.
El oficialismo salteño cree que el peso del presidente en el electorado local es menguado. Según encuestas propias, está persuadido de que solo el 35% de los salteños tiene una imagen positiva del Gobierno nacional. La negativa, dicen, merodea el 60%. La expresidente Cristina tiene 45% a favor y 55% en contra. De todas maneras, creen que la figura de Juan Manuel Urtubey es la mayor traccionadora de votos, como lo fue en el pasado para arrastrar las candidaturas de Fernando Yarade y de su hermano Rodolfo.
Ese nivel -históricamente, del 30%- se repartiría en las PASO entre los seis precandidatos de Unidad y Renovación y confían en que, en octubre, la suma de esos votos se vuelque a favor de la lista urtubeicista.
Por lo pronto, los sondeos propios les indican que los seis precandidatos acumulan la suficiente intención de voto como para estar tranquilos.
En cambio, creen que la imagen de Cristina y la de Macri arrastran mucho menos. Según otras fuentes, Martín Grande, exclusivamente gracias a la bendición de Macri, merodearía hoy el 15%. Los votos de su adversario interno, Rubén Correa, no estarían fidelizados. Si los datos se confirman, Cambiemos deberá remar mucho hasta octubre.
Sergio Leavy, encolumnado con el kirchnerismo, estaría en el 13%, según algunos, y en el 22%, según el Frente Ciudadano para la Victoria; apuestan a un fuerte apoyo, con la visita de Cristina incluida, antes de octubre; además, contabilizan el rechazo de muchos peronistas a votar candidatos de otra genética. En el interior provincial, la confrontación entre Leavy y Andrés Zottos promete ser “a capa y espada”. En la capital salteña, el intendente de Tartagal carece de figuras propias contundentes.
El optimismo urtubeicista se alimenta en la convicción de que no habrá migración de votos. Todo es provisorio y muchas cosas pueden ir cambiando. La votación del 13 de agosto será una gran encuesta a partir de la cual comenzará la verdadera carrera electoral, que durará dos meses y diez días.
Si Macri apuesta fuerte en su apoyo a Grande, en las distintas vertientes del peronismo se especula con que el voto peronista puede deparar una sorpresa, según quién encabece la lista definitiva de Unidad y Renovación.
De hecho, fuentes nacionales del massismo vislumbran un cierto distanciamiento político entre Macri y Urtubey. El gobernador salteño se mostró siempre convencido de que el modelo kirchnerista es un tema del pasado, y apuesta a ganar espacio dentro del peronismo, más allá de que por momentos pareció quedar fuera del terreno. El peronismo no tiene liderazgo y tanto Urtubey como Sergio Massa y Florencio Randazzo tratan de convertir la imprecisa “franja del medio” en el sendero propio.
Por lo pronto, los diputados salteños ya anticiparon su apoyo a la moción de excluir de Diputados a Julio De Vido. La posición será leída como un gesto de acompañamiento sin alineamiento. Los votos del urtubeicismo fueron cruciales para algunos proyectos, pero retaceados en otros.
Qué va a pasar en los próximos meses es impredecible, pero en el último tramo de la definición de las candidaturas electorales, Urtubey y su equipo llegaron a la conclusión, que no los sorprendió, de que Macri quiso poner paños fríos a las expectativas de proyección nacional del gobernador. Esto también se pone en juego en este año electoral.