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Las patronales de Mecoyita, sin santo pero con devoción

La histórica imagen, del siglo XVIII, está siendo sometida a un proceso de restauración.Santiago Apóstol, el patrono, es una extraña imagen del santo montando a caballo.
Domingo, 23 de julio de 2017 00:00

Los habitantes de Mecoyita, paraje ubicado a más de 5.000 msnm en el departamento de Santa Victoria Oeste, celebrarán mañana sus fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol. Pero, curiosamente, es la primera vez en la historia del paraje salteño que no contarán con la presencia de la imagen del santo venerado en la región, ya que se encuentra en un proceso restauración completo y complejo.

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Los habitantes de Mecoyita, paraje ubicado a más de 5.000 msnm en el departamento de Santa Victoria Oeste, celebrarán mañana sus fiestas patronales en honor a Santiago Apóstol. Pero, curiosamente, es la primera vez en la historia del paraje salteño que no contarán con la presencia de la imagen del santo venerado en la región, ya que se encuentra en un proceso restauración completo y complejo.

Se trata de una obra del siglo XVIII, tallada en madera, que, a través de los años recibió diferentes capas de pintura común, que ocultaron por completo su policromía original.

La idea de las autoridades provinciales fue, como corresponde, recuperar su valor histórico y artístico. Con ese fin, la restauradora Gabriela Doña, desde el Departamento de Conservación y Restauración de la Provincia, explicó: "Las gestiones las realizaron el cura párroco de Mecoyita, Joaquín Rafael y el obispo de la diócesis de Humahuaca, monseñor Pedro Olmedo".

"La imagen data de fines del siglo XVIII y representa a Santiago Apóstol montado en su caballo, con una espada en su mano y venciendo a un moro que yace a sus pies", agregó.

La imagen mide unos 75 centímetros de alto por 46 cm de ancho y presenta una fina factura especialmente en los rasgos de los rostros de cada uno de los personajes.

Proceso largo y complejo

Para quitar las diferentes capas de pintura común fue necesario realizar un largo y lento proceso que incluyó un minucioso análisis de las problemáticas que presentaba, lo que incluyó placas de rayos X para visualizar la policromía original, remoción de repintes con solventes orgánicos y en forma mecánica, consolidar la estructura con estucado y la reintegración de la capa pictórica.

La tarea lleva varios meses y no pudo finalizarse a tiempo para las fiestas patronales de este año. La comunidad de Mecoyita supo comprenderlo y, lejos de lamentarse, se encuentran muy entusiasmados con el proyecto. Es así, que para esta celebración pidieron prestada una imagen para realizar lo mismo la fiesta patronal.

Enorme valor artístico

"Fuimos todo el equipo de Patrimonio Cultural de la Provincia, a cargo del subsecretario Lic. Diego Ashur, hasta la localidad para tomar contacto con la comunidad y explicarle los pasos que se estaban desarrollando. Además del valor artístico de la obra, concentra un gran valor patrimonial para esta pequeña comunidad serrana, que manifiesta una profunda devoción hacia su santo", señaló Doña.

A fines del siglo XVIII, la región donde hoy se asienta el paraje Mecoyita, donde viven unas 1.500 personas, fue habitada por campesinos de ascendencia española. Y durante la guerra del Chaco, muchos soldados bolivianos desertaron para refugiarse en estos parajes de Santa Victoria Oeste. En 1975 el pueblo fue declarado Lugar Histórico Nacional.

Llegar al famoso Valle del Silencio

Desde Salta se recorren unos 500 km y se pasa los 4.500 m de altura.

El paraje Mecoyita, de Santa Victoria, se encuentra a 540 kilómetros de la ciudad de Salta. Para llegar hasta allí hay que llegar primero a La Quiaca por la ruta nacional 9, que recorre de sur a norte la provincia de Jujuy.
Desde La Quiaca hay que transitar hacia el este por la ruta provincial 5 que va a Yavi, distante unos 10 kilómetros. Se continúa por ese camino provincial que pasa por Cajas hasta acceder al Abra de Lizoite a 4.500 msnm.
Ese hito es el límite interprovincial entre Salta y Jujuy, desde donde se ingresa al departamento salteño de Santa Victoria.
Desde La Quiaca hasta Santa Victoria Oeste hay 110 kilómetros que se recorren en cuatro horas en vehículo, aproximadamente. El camino es de cornisa de altura, en algunos tramos se aproxima a los 5.000 metros sobre el novel del mar, sobre todo cuando se transita alrededor del majestuoso Cerro Campanario.
El paisaje es impresionante y constituye una verdadera aventura para el viajero, ya que deben atravesarse las nacientes congeladas del río Iruya, Rodeo Pampa y La Huerta, poblaciones andinas con casitas blancas dispersas hechas de adobe, piedra, paja y barro, hasta llegar al famoso Valle del Silencio.
El pueblo se emplaza en la intersección de los ríos Acoyte y La Huerta, en el borde occidental de las Yungas, al norte de la provincia de Salta, allí donde los bosques se confunden con los pastizales puneños. Limita hacia el oeste con los cerros Bravo y San José; al este, con los cerros Astilleros, Paraguay y Vallecito y el ingreso a las Yungas. 

Una festividad con fuerte herencia española y aborigen

Lo pagano y lo cristiano se mezclan en perfecta simbiosis de fe y eclecticismo.

Las festividad en honor a Santiago Apóstol, en Mecoyita, es una de las celebraciones más tradicionales de la provincia y su origen se remota a épocas de la colonia.
La gente del lugar reza una novena que culmina el día previo a los festejos centrales o en la también llamada Noche de las Luminarias.
Este festividad tiene particularidades únicas, como el rodeo español o toreo a caballo, que se realiza frente a la imagen, que a la sazón es ubicada en el atrio de la pequeña y modesta parroquia.
De acuerdo a la tradición, del ritual participan dos hombres, uno disfrazado de toro y el otro es el jinete a caballo. Ambos actúan frente al santo, mientras un grupo de gente tocan sus erkes y tambores, frente a las fogatas que se encienden para la noche previa a la fiesta.
Esto tuvo su origen en tiempos en que el lugar no contaba con electricidad, por lo que debían encenderse hogueras para iluminar el espectáculo, de allí su nombre original de Noche de las Luminarias.
Tras la toreada, tiene lugar un espectáculo de fuegos artificiales y globos luminosos. La noche avanza y en muchas casas se organizan bailes animados por orquestas de erkes y tambores, mientras la gente baila haciendo rondas.
La fiesta patronal es un conglomerado de herencias culturales muy diversas, entre españolas y originarias.
En resumidas cuentas, una perfecta simbiosis entre lo pagano y lo cristiano, tan propio de los pueblos que fueron colonizados por España.
La jornada de la fiesta, inicia con una misa de comunión y luego se da curso a la procesión con la imagen de Santiago en andas, acompañada por cientos de fieles llegados de los más diversos rincones de la inmensidad de los cerros. El ritual cierra con el santo ubicado sobre un pedestal y a sus pies, los devotos colocan como ofrendas cuartos de corderos.

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