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19 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Una salteña ganó una beca a Alemania con una fotografía hecha en Olacapato 

Marisol Guaymás participó del concurso por los 50 años del Goethe Institut Argentina e irá en enero próximo a una inmersión de idioma alemán en Alemania. 
Martes, 25 de julio de 2017 23:40

Algo del asombro que no puede reprimir el visitante al caminar por Olacapato habrá captado Marisol Guaymás Canavides (27) en una toma casual. Ella, su novio alemán Frederik Othus (26) y otros montañistas habían llevado juguetes y otras donaciones para festejar el Día de Reyes Magos de 2016 en el paraje más alto del país. Ella les quitaba de mala gana los ojos de encima a dos niños que, como todos los pobladores de aquella localidad, transcurren sus días a más de 4.000 metros de altura. La carencia de vegetación, grandes edificios, transporte público y telefonía celular, así como otros bienes de consumo imprescindibles en las urbes se retuvo en una imagen. 
Y Marisol la olvidó por largo tiempo hasta que conoció a través del Kulturzentrum Salta, donde estudia alemán, que había una convocatoria por los 50 años del Goethe Institut Argentina que la podría llevar a estudiar esa lengua en Europa. 
Presentó esa foto de Olacpato al concurso Blickwechsel, cuyo premio principal es una beca completamente paga por 19 días para estudiar un curso intensivo de alemán en una sede del Goethe Institut en Alemania. El 5 de julio le anunciaron que la suya había triunfado entre más de 150 candidatas provenientes de provincias como Buenos Aires, Rosario, Corrientes y Neuquén. Marisol empezó a estudiar alemán porque quería comunicarse mejor con su novio, quien hace unos años vino a completar en Tucumán algunas materias de la carrera en Relaciones Políticas y Sociales de Latinoamérica. 
Por aquel entonces ella estudiaba Bioquímica y los presentaron amigos en común. En 2015 Marisol volvió a Salta y cambió de vocación. Ahora estudia Diseño de Indumentaria en la Escuela Provincial de Bellas Artes Tomás Cabrera. 
El año pasado Marisol viajó a Alemania con mucho sacrificio. Con una carta de recomendación de la familia de Frederik y un seguro de viaje venció el miedo al avión y se dispuso a “crecer en aeropuertos”. Pasó por el Martín Miguel de Güemes, Jorge Newbery, Ezeiza Guarulhos y Frankfurt. “Sentía que me miraban los rasgos latinos y ya me trataban con otra disposición. Luego al despedirme le decía a mi novio que qué sería volver a viajar hasta Alemania pero con todo pago, como una beca”, recordó. Y si se cree en la verdad de las profecías autocumplidas y la ley de crear realidades a través del pensamiento he aquí la prueba. En marzo pasado Marisol se enteró del concurso y, sin ser fotógrafa profesional y ni siquiera amateur, recordó la foto de Olacapato. 
“Me tiré un lance porque me pareció que la foto era bonita”, contó a El Tribuno. Sin embargo, también estimó que era el sepia la gama de colores que mejor iba a transmitir aquello del caminar con tranquilidad, del respirar profundo y vivir sin sobresaltos a que obliga el lugar. “Era con más colores y la comencé a editar. Se destacaban un naranja oxidado del columpio, el verde de una ventana, el rojo de la remera del chico. La descargué a mi celular porque quería que se ocultaran los colores para que se viera la esencia y que pueda llegar rápido el mensaje”, detalló. 
Hoy reconoce que se le fue el alma a los pies al conocer que su imagen había quedado en una selección de quince y que sus competidores describían los equipos en detalle y los ángulos con que habían trabajado. Ella solo se había dado maña con los filtros de Instagram. Pero aún así nunca perdió la confianza en sí misma y hoy la espera Alemania de brazos abiertos en enero de 2017. 
“Hay que ser creativos con lo poco que uno tiene. No hay que esperar a tener cosas para hacer las cosas”, aconsejó con convencimiento. A Alemania llevará también los calzados reciclados que fabrica. Y quién sabe.

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Algo del asombro que no puede reprimir el visitante al caminar por Olacapato habrá captado Marisol Guaymás Canavides (27) en una toma casual. Ella, su novio alemán Frederik Othus (26) y otros montañistas habían llevado juguetes y otras donaciones para festejar el Día de Reyes Magos de 2016 en el paraje más alto del país. Ella les quitaba de mala gana los ojos de encima a dos niños que, como todos los pobladores de aquella localidad, transcurren sus días a más de 4.000 metros de altura. La carencia de vegetación, grandes edificios, transporte público y telefonía celular, así como otros bienes de consumo imprescindibles en las urbes se retuvo en una imagen. 
Y Marisol la olvidó por largo tiempo hasta que conoció a través del Kulturzentrum Salta, donde estudia alemán, que había una convocatoria por los 50 años del Goethe Institut Argentina que la podría llevar a estudiar esa lengua en Europa. 
Presentó esa foto de Olacpato al concurso Blickwechsel, cuyo premio principal es una beca completamente paga por 19 días para estudiar un curso intensivo de alemán en una sede del Goethe Institut en Alemania. El 5 de julio le anunciaron que la suya había triunfado entre más de 150 candidatas provenientes de provincias como Buenos Aires, Rosario, Corrientes y Neuquén. Marisol empezó a estudiar alemán porque quería comunicarse mejor con su novio, quien hace unos años vino a completar en Tucumán algunas materias de la carrera en Relaciones Políticas y Sociales de Latinoamérica. 
Por aquel entonces ella estudiaba Bioquímica y los presentaron amigos en común. En 2015 Marisol volvió a Salta y cambió de vocación. Ahora estudia Diseño de Indumentaria en la Escuela Provincial de Bellas Artes Tomás Cabrera. 
El año pasado Marisol viajó a Alemania con mucho sacrificio. Con una carta de recomendación de la familia de Frederik y un seguro de viaje venció el miedo al avión y se dispuso a “crecer en aeropuertos”. Pasó por el Martín Miguel de Güemes, Jorge Newbery, Ezeiza Guarulhos y Frankfurt. “Sentía que me miraban los rasgos latinos y ya me trataban con otra disposición. Luego al despedirme le decía a mi novio que qué sería volver a viajar hasta Alemania pero con todo pago, como una beca”, recordó. Y si se cree en la verdad de las profecías autocumplidas y la ley de crear realidades a través del pensamiento he aquí la prueba. En marzo pasado Marisol se enteró del concurso y, sin ser fotógrafa profesional y ni siquiera amateur, recordó la foto de Olacapato. 
“Me tiré un lance porque me pareció que la foto era bonita”, contó a El Tribuno. Sin embargo, también estimó que era el sepia la gama de colores que mejor iba a transmitir aquello del caminar con tranquilidad, del respirar profundo y vivir sin sobresaltos a que obliga el lugar. “Era con más colores y la comencé a editar. Se destacaban un naranja oxidado del columpio, el verde de una ventana, el rojo de la remera del chico. La descargué a mi celular porque quería que se ocultaran los colores para que se viera la esencia y que pueda llegar rápido el mensaje”, detalló. 
Hoy reconoce que se le fue el alma a los pies al conocer que su imagen había quedado en una selección de quince y que sus competidores describían los equipos en detalle y los ángulos con que habían trabajado. Ella solo se había dado maña con los filtros de Instagram. Pero aún así nunca perdió la confianza en sí misma y hoy la espera Alemania de brazos abiertos en enero de 2017. 
“Hay que ser creativos con lo poco que uno tiene. No hay que esperar a tener cosas para hacer las cosas”, aconsejó con convencimiento. A Alemania llevará también los calzados reciclados que fabrica. Y quién sabe.

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