El 80% de las internas de Villa Las Rosas tiene domicilio en Salta, pero hay un 20% que proviene del interior. En estos casos la situación de pobreza y soledad se agudiza. Sus familiares, al principio, hacen un esfuerzo por verlas, pero con el tiempo hay otras prioridades, económicas y de tiempo, por las que terminan confinadas a la soledad.
inicia sesión o regístrate.
El 80% de las internas de Villa Las Rosas tiene domicilio en Salta, pero hay un 20% que proviene del interior. En estos casos la situación de pobreza y soledad se agudiza. Sus familiares, al principio, hacen un esfuerzo por verlas, pero con el tiempo hay otras prioridades, económicas y de tiempo, por las que terminan confinadas a la soledad.
En cuanto a los maridos o parejas, son muy pocos los que acompañan este tránsito. Por lo general, aparecen durante los primeros meses y luego no regresan. Las mujeres tienen claro que esto sucede. Tal vez por eso no ponen demasiadas expectativas y se resignan rápido.
Para mitigar el encierro y la ausencia de sus seres queridos, desde la unidad carcelaria se ofrecen numerosas actividades.
"La prioridad es que las mujeres cumplan su condena y no reincidan, para lograr eso hay que realizar un trabajo continuo y cotidiano", dijo Yone Farfán, directora de la unidad carcelaria.
Farfán dijo que es imprescindible fortalecerlas y brindarles herramientas para que se desenvuelvan en la sociedad, porque cuando recuperan la libertad regresan generalmente a la "misma realidad que las trajo aquí".
La mayoría de las internas no ha tenido una familia que las contenga y muchas han vagado solas hasta terminar en problemas que las llevan a la institucionalización. "Por eso es fundamental trabajar en estos lugares desde la contención", agregó Farfán.
En la cárcel las estimulan para que estudien, aunque hay mujeres que al ingresar solo piensan en cumplir la condena y retirarse. "Cuando tienen que escribirle una carta al juez de su causa o necesitan hacer alguna gestión toman conciencia de lo importante que es estar formada", agregó la directora.
Para iniciar o completar sus estudios cuentan con la escuela Rosa Virginia Pelletier que funciona desde hace 20 años en la unidad.
La condicional
Si bien el 50% de las mujeres están presas por microtráfico, hay otro 50% de condenadas o procesadas por delitos como robo u homicidio. En general, en estos últimos, casos tienen antecedentes de haber sido víctimas de violencia familiar o de género.
Son hechos gravísimos que ocurren en un contexto crítico para la mujer y sus hijos. Todas llevan un gran sufrimiento que día a día tienen que enfrentar para salir fortalecidas. El desafío en sus vidas es que sus hijos no pasen por lo mismo.
Hay mujeres que cumplen con requisitos específicos que les permiten acceder a la libertad condicional. "Cuando logran la condicional pasan a depender del Patronato de Presos y Liberados hasta que agotan su condena. Nosotros no intervenimos ahí", dijo Farfán. Se les hace un seguimiento y control ambiental, que está a cargo de una asistente social extramuros.
Deporte, baile y credos para todas
Festejar el Día de la Primavera y del Estudiante, organizar karaokes, campeonatos de vóley; certámenes de bailes con ritmos latinos o zumba y movidas aeróbicas están entre las actividades que les permiten a las mujeres en contexto de encierro sentirse contenidas y menos solas.
La mayoría son eventos organizados por ellas mismas con autorización de las autoridades correspondientes y con la asistencia de la División Bienestar del área social de la unidad carcelaria.
La fe también tiene lugar en este contexto y existe la libertad de culto. "Quienes son católicas pueden asistir a misa los domingos, bautizar a sus hijos o realizar la comunión", señaló Farfán. En la época del Milagro pueden rezar la novena.
Pero también hay espacio para otros cultos. "Son libres para practicar su fe", aclaró la directora.
Aniversario
El próximo 2 de diciembre se cumplirá el 30§ aniversario desde que la Unidad Carcelaria N§ 4 de Mujeres está en Villa Las Rosas. Antiguamente la institución se encontraba bajo la tutela de las Hermanas de la Caridad del Buen Pastor, en Coronel Suárez al 300.