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Cristina y Bullrich, un cabeza a cabeza que mantiene en vilo a la política

Los tres sondeos a los que accedió El Tribuno marcan paridad dentro del margen de error. 
Jueves, 10 de agosto de 2017 17:52

Con la economía a los tumbos, la grieta en su máxima expresión y la mayoría de los candidatos sin propuestas concretas, la apatía acapara buena parte del escenario electoral de cara a las primarias del domingo. Tanto es así, que la cantidad de indecisos -claves para definir al ganador- a tres días de la elección ronda entre el 15 y el 20 por ciento según la mayoría de los sondeos. 
Este comicio tiene una vital importancia simbólica, ya que una eventual victoria de Cristina volvería a colocarla en los primeros planos de la política camino a las presidenciales de 2019. Esa posibilidad, todavía muy difusa, para muchos parecía enterrada meses atrás tras las innumerables denuncias de corrupción contra ella y muchos de sus principales colaboradores.
En provincia de Buenos Aires, por estas horas, se percibe un empate técnico. El Tribuno pudo acceder ayer a tres sondeos en donde en ninguno de ellos se impone alguien por encima del margen de error. 
“La cantidad de indecisos es grande, cercana al 20 por ciento. De ese número, hay un siete por ciento del que no tenemos idea a dónde puede ir, aunque la única certeza es que no irán para Cristina”, aseguró ayer a El Tribuno el encuestador Gustavo González. 
Según él, Cambiemos se estaría imponiendo en Buenos Aires por menos de tres puntos (36,6 a 33,8) frente a Unidad Ciudadana. Sergio Massa, lejos, no llegaría al 15 por ciento y Florencio Randazzo estaría entre el 5 y el 6.
El pronóstico coincide parcialmente con el proyectado por el consultor Jorge Giacobbe, quien en su última medición relevó que Esteban Bullrich le ganaría a Cristina por un exiguo 0,6 por ciento de los votos (35 a 34,4). ¿Y Sergio Massa? Para Giacobbe, no superará los 14 puntos. “Yo tengo un 9 por ciento de indecisos y un 12 por ciento que no sabe si irá a votar o no. Ese dato es clave para definir la elección, por eso el Gobierno está llamando a votar con tanta insistencia”, dijo ayer Giacobbe a El Tribuno.
Una de las causas principales que genera tantos indecisos es que el Gobierno no logró entusiasmar a un electorado que esperaba mucho de él. Los últimos meses hubo despidos, aumentó la inflación, se retrajo el consumo y no se redujo con fuerza la pobreza. 
En la Casa Rosada saben que a mayor cantidad de votantes mayores son sus chances, ya que un porcentaje no despreciable de los indecisos podría ir para Cambiemos producto de la imagen negativa de Cristina.
Por su parte, la encuestadora Analía Del Franco mostró resultados algo distintos a sus dos colegas antes mencionados. “Yo no veo que Cristina vaya a perder. Si bien los últimos días se redujo la diferencia, la expresidenta va tres puntos arriba si se la mide por candidato (33,6 a 30.4)”, explicó ayer Del Franco ante una consulta de este diario. La analista política coincide con Gustavo González en que, medido por partido, Cambiemos se impondrá. ¿La gente votará por candidato o por partido?, repreguntó El Tribuno. “Yo creo que por candidato”, concluyó Del Franco. 
Los más importantes funcionarios del macrismo guardan suma cautela el día antes del comienzo de la veda. “La situación es compleja para nosotros porque según las encuestas no se redujo en el conurbano bonaerense la diferencia que el kirchnerismo nos sacó en 2015. En el interior de la Provincia estamos bien, ojalá que eso compense los votos que se podrían perder en el conurbano”. Con esas palabras, una alta fuente de la Casa Rosada que pidió reserva de su identidad graficó ayer a El Tribuno el estado de animo que reina por estas horas en el seno del macrismo. Hay excepciones -como la de Daniel Scioli en 2015- pero en la mayoría de los casos los ganadores de las primarias suelen agrandar la diferencia con el segundo en las generales. Ocurrió con Cristina Kirchner en 2011, ocurrió con Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa en 2013 y ocurrió con María Eugenia Vidal en 2015. Pese a eso, en este caso las cosas no están tan claras. La expresidenta mantiene un piso cercano al 35 por ciento y un techo prácticamente similar, por lo que un eventual triunfo de Cristina no necesariamente se repetiría en octubre

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Con la economía a los tumbos, la grieta en su máxima expresión y la mayoría de los candidatos sin propuestas concretas, la apatía acapara buena parte del escenario electoral de cara a las primarias del domingo. Tanto es así, que la cantidad de indecisos -claves para definir al ganador- a tres días de la elección ronda entre el 15 y el 20 por ciento según la mayoría de los sondeos. 
Este comicio tiene una vital importancia simbólica, ya que una eventual victoria de Cristina volvería a colocarla en los primeros planos de la política camino a las presidenciales de 2019. Esa posibilidad, todavía muy difusa, para muchos parecía enterrada meses atrás tras las innumerables denuncias de corrupción contra ella y muchos de sus principales colaboradores.
En provincia de Buenos Aires, por estas horas, se percibe un empate técnico. El Tribuno pudo acceder ayer a tres sondeos en donde en ninguno de ellos se impone alguien por encima del margen de error. 
“La cantidad de indecisos es grande, cercana al 20 por ciento. De ese número, hay un siete por ciento del que no tenemos idea a dónde puede ir, aunque la única certeza es que no irán para Cristina”, aseguró ayer a El Tribuno el encuestador Gustavo González. 
Según él, Cambiemos se estaría imponiendo en Buenos Aires por menos de tres puntos (36,6 a 33,8) frente a Unidad Ciudadana. Sergio Massa, lejos, no llegaría al 15 por ciento y Florencio Randazzo estaría entre el 5 y el 6.
El pronóstico coincide parcialmente con el proyectado por el consultor Jorge Giacobbe, quien en su última medición relevó que Esteban Bullrich le ganaría a Cristina por un exiguo 0,6 por ciento de los votos (35 a 34,4). ¿Y Sergio Massa? Para Giacobbe, no superará los 14 puntos. “Yo tengo un 9 por ciento de indecisos y un 12 por ciento que no sabe si irá a votar o no. Ese dato es clave para definir la elección, por eso el Gobierno está llamando a votar con tanta insistencia”, dijo ayer Giacobbe a El Tribuno.
Una de las causas principales que genera tantos indecisos es que el Gobierno no logró entusiasmar a un electorado que esperaba mucho de él. Los últimos meses hubo despidos, aumentó la inflación, se retrajo el consumo y no se redujo con fuerza la pobreza. 
En la Casa Rosada saben que a mayor cantidad de votantes mayores son sus chances, ya que un porcentaje no despreciable de los indecisos podría ir para Cambiemos producto de la imagen negativa de Cristina.
Por su parte, la encuestadora Analía Del Franco mostró resultados algo distintos a sus dos colegas antes mencionados. “Yo no veo que Cristina vaya a perder. Si bien los últimos días se redujo la diferencia, la expresidenta va tres puntos arriba si se la mide por candidato (33,6 a 30.4)”, explicó ayer Del Franco ante una consulta de este diario. La analista política coincide con Gustavo González en que, medido por partido, Cambiemos se impondrá. ¿La gente votará por candidato o por partido?, repreguntó El Tribuno. “Yo creo que por candidato”, concluyó Del Franco. 
Los más importantes funcionarios del macrismo guardan suma cautela el día antes del comienzo de la veda. “La situación es compleja para nosotros porque según las encuestas no se redujo en el conurbano bonaerense la diferencia que el kirchnerismo nos sacó en 2015. En el interior de la Provincia estamos bien, ojalá que eso compense los votos que se podrían perder en el conurbano”. Con esas palabras, una alta fuente de la Casa Rosada que pidió reserva de su identidad graficó ayer a El Tribuno el estado de animo que reina por estas horas en el seno del macrismo. Hay excepciones -como la de Daniel Scioli en 2015- pero en la mayoría de los casos los ganadores de las primarias suelen agrandar la diferencia con el segundo en las generales. Ocurrió con Cristina Kirchner en 2011, ocurrió con Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa en 2013 y ocurrió con María Eugenia Vidal en 2015. Pese a eso, en este caso las cosas no están tan claras. La expresidenta mantiene un piso cercano al 35 por ciento y un techo prácticamente similar, por lo que un eventual triunfo de Cristina no necesariamente se repetiría en octubre

 

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