Un funcionario de la Policía de Salta, perteneciente a la Comisaría 1ra. de esta ciudad, abusó de manera discrecional de su autoridad contra un joven de 17 años. Al parecer, el uniformado observó que el muchacho y otros amigos estaban fumando algo "extraño" y se acercó al lugar. El agente, de contextura grande y poco amigable, decidió indagar al menor, T.N.H., luego de que este se resistiera a entregar su bolso.
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Un funcionario de la Policía de Salta, perteneciente a la Comisaría 1ra. de esta ciudad, abusó de manera discrecional de su autoridad contra un joven de 17 años. Al parecer, el uniformado observó que el muchacho y otros amigos estaban fumando algo "extraño" y se acercó al lugar. El agente, de contextura grande y poco amigable, decidió indagar al menor, T.N.H., luego de que este se resistiera a entregar su bolso.
Sin justificar algún tipo de contravención o delito, más que la típica "resistencia a la autoridad" cuando en realidad es la propia autoridad la que abusa de sus funciones, el joven tuvo que soportar ser humillado, trasladado esposado por toda la ciudad. La absurda secuencia de la aprehensión contra el menor fue filmada por personas que observaron lo ocurrido en el Paseo de los Poetas el jueves por la tarde noche.
Los muchachos, pertenecientes a una batucada, compartían momentos posensayo con amigos fumando un cigarrillo armado con tabaco peruano -mapacho-. Los policías, estigmatizados por saber qué perversión estarían cometiendo -a decir verdad, no hacían absolutamente nada- se acercaron e interrogaron a T.N.H. dueño del mapacho. Tras consultar "qué estaban fumando" el joven le dijo lo que era y le hizo oler. Luego, el policía decidió ir más allá y solicitó el bolso personal del muchacho.
El joven tras negarse a darle el bolso comenzó el forcejeo generado por el ímpetu del funcionario, decidido a hacer pesar su autoridad. Con una vergonzosa "llave" el hombre se terminó tirando arriba del menor para inmovilizarlo. Tras arrebatarle por la fuerza el bolso se lo llevaron a la comisaría 1ra., luego a la Ciudad Judicial y después al San Bernardo, donde fue revisado en ambos lugares. Al cabo de una larga jornada y tener que soportar el maltrato físico y psicológico, pasada las once de la noche T.N.H. fue liberado con lesiones en sus muñecas, por las esposas, y partes del cuerpo.
Sorpresivamente, el joven no tenía nada ni adentro ni afuera del bolso, tampoco detectaron droga, pero igual fue violentado -le rompieron el celular- y trasladado como un peligroso delincuente. La madre decidió no denunciar al desaprensivo uniformado pero sí se trasladó a la dependencia policial para pedir explicaciones al respecto. Una vez más, investido con el "traje" de funcionario policial, un empleado de la fuerza pública incurrió en un deliberado arrebato con total impunidad.