Rostros felices, con la euforia en la garganta; muestras de un triunfalismo que repartió bendiciones por igual entre los precandidatos locales, en un escenario un tanto alejado de la polaridad Macri-Cristina.
En estos pagos norteños, donde el peso electoral deja relegados a los votantes locales frente a los padrones de los distritos más poderosos, cada precandidato hizo su juego de acuerdo a las proyecciones y apetencias personales y sin extralimitarse hacia la confrontación nacional.
En ese contexto, la aparición de nuevas figuras, la ratificación de otros liderazgos, el retorno de los símbolos peronistas intentando ser más que un sello, conformaron la cuota colorida de esta pintoresca aldea democrática.
Los análisis postelectorales abundaron en números y futurismos. Los próximos meses servirán para definir a qué candidato irán los votos de los que quedaron fuera de las internas o los que están lejos de dar pelea electoral en 30 días.
Antes deberán llegar los acuerdos por el escabroso sendero de la ley de cupo y la participación femenina en las listas definitivas.
Será un tejido complejo de acuerdos políticos que necesariamente se dará para las generales de octubre.
Mientras esa etapa se aproxima, los precandidatos se muestran sin aflicciones y seguros de mejorar los resultados primarios. Así lo demostraron desde el primer momento en cada uno de sus bunkers, mientras aguardaban el escrutinio provisorio.
Si hay algo que caracterizó a los precandidatos en la noche del 13 de agosto, fue el clima en los lugares donde se aguardaban los primeros resultados. Sonrientes, emotivos, con el grito de triunfo en sus caras.
Las aspiraciones nacionales de Juan Manuel Urtubey, las provinciales de Gustavo Saenz y las legislativas de Sergio Leavy conformaron una trilogía de equilibrio que, en los resultados, justificaba tal vez, esos rostros de felices.
Con 3 diputados nacionales y el 2,97% de peso electoral, Salta ostentó un gobierno peronista no kirchnerista, cuyo mandatario tiene aspiraciones nacionales.
Urtubey, moderado en este tramo de su carrera tiene buena relación con el Gobierno nacional, pero con un frente distinto, obtuvo el 37,96% de los votos.
En tanto, Gustavo Sáenz disfruta de su aproximación hacia el macrismo sin descuidar el entorno político en la provincia, donde Cambiemos quedó segundo con 24,22%
El kirchnerismo, con el Oso Leavy de referente quedó tercero, con 17,38%.
Pero el actual intendente de Tartagal, con 11.408 votos se convirtió en el candidato a la diputación nacional más votado en los departamentos del norte confirmando un nuevo liderazgo político.
Con los porcentajes obtenidos en las PASO, Salta podría tener entonces tres diputados de distintos partidos y eso para algunos es felicidad plena.
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Rostros felices, con la euforia en la garganta; muestras de un triunfalismo que repartió bendiciones por igual entre los precandidatos locales, en un escenario un tanto alejado de la polaridad Macri-Cristina.
En estos pagos norteños, donde el peso electoral deja relegados a los votantes locales frente a los padrones de los distritos más poderosos, cada precandidato hizo su juego de acuerdo a las proyecciones y apetencias personales y sin extralimitarse hacia la confrontación nacional.
En ese contexto, la aparición de nuevas figuras, la ratificación de otros liderazgos, el retorno de los símbolos peronistas intentando ser más que un sello, conformaron la cuota colorida de esta pintoresca aldea democrática.
Los análisis postelectorales abundaron en números y futurismos. Los próximos meses servirán para definir a qué candidato irán los votos de los que quedaron fuera de las internas o los que están lejos de dar pelea electoral en 30 días.
Antes deberán llegar los acuerdos por el escabroso sendero de la ley de cupo y la participación femenina en las listas definitivas.
Será un tejido complejo de acuerdos políticos que necesariamente se dará para las generales de octubre.
Mientras esa etapa se aproxima, los precandidatos se muestran sin aflicciones y seguros de mejorar los resultados primarios. Así lo demostraron desde el primer momento en cada uno de sus bunkers, mientras aguardaban el escrutinio provisorio.
Si hay algo que caracterizó a los precandidatos en la noche del 13 de agosto, fue el clima en los lugares donde se aguardaban los primeros resultados. Sonrientes, emotivos, con el grito de triunfo en sus caras.
Las aspiraciones nacionales de Juan Manuel Urtubey, las provinciales de Gustavo Saenz y las legislativas de Sergio Leavy conformaron una trilogía de equilibrio que, en los resultados, justificaba tal vez, esos rostros de felices.
Con 3 diputados nacionales y el 2,97% de peso electoral, Salta ostentó un gobierno peronista no kirchnerista, cuyo mandatario tiene aspiraciones nacionales.
Urtubey, moderado en este tramo de su carrera tiene buena relación con el Gobierno nacional, pero con un frente distinto, obtuvo el 37,96% de los votos.
En tanto, Gustavo Sáenz disfruta de su aproximación hacia el macrismo sin descuidar el entorno político en la provincia, donde Cambiemos quedó segundo con 24,22%
El kirchnerismo, con el Oso Leavy de referente quedó tercero, con 17,38%.
Pero el actual intendente de Tartagal, con 11.408 votos se convirtió en el candidato a la diputación nacional más votado en los departamentos del norte confirmando un nuevo liderazgo político.
Con los porcentajes obtenidos en las PASO, Salta podría tener entonces tres diputados de distintos partidos y eso para algunos es felicidad plena.