Tras una denuncia, la Policía llegó hasta una casa en la localidad de Iruya, y constató la advertencia que momentos antes había realizado un vecino, quien dio cuenta de un joven encadenado a una cama, que gritaba y pedía que lo liberen. La denuncia ubicaba al domicilio en un paraje distante a 10 kilómetros del pueblo.
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Tras una denuncia, la Policía llegó hasta una casa en la localidad de Iruya, y constató la advertencia que momentos antes había realizado un vecino, quien dio cuenta de un joven encadenado a una cama, que gritaba y pedía que lo liberen. La denuncia ubicaba al domicilio en un paraje distante a 10 kilómetros del pueblo.
Al llegar la Policía constató la veracidad de la denuncia y descubrió que se trataba de un joven de 22 años que se encontraba en buen estado de salud, pero encadenado en el interior del inmueble.
Los efectivos determinaron que la madre del joven lo había encadenado a la cama en su casa, argumentando sus problemas de alcoholismo, agravados con cuadros de epilepsia que le hacían temer por su salud y su integridad física.
Lo alejado del domicilio en cuestión hizo que los efectivos decidieran, como primera medida, terminar con el calvario del muchacho, liberarlo y luego dar aviso a la Fiscalía a la espera de una orden al respecto. Los uniformados aguardaron las directivas en el mismo inmueble.
La madre del joven privado de su libertad insistió ante los efectivos que el motivo del encadenamiento era porque padecía epilepsia y que no podía controlar su adicción al alcohol. De esta manera su vida corría serio peligro ante la posibilidad de que el joven consiga bebidas alcohólicas.
Siguiendo las instrucciones de la Fiscalía de Incapaces que entiende en el caso, se le prohibió a la mujer todo acto de violencia para con su hijo y dispuso una guardia policial.
El Tribuno pudo saber que el muchacho no es conflictivo y que vive solo con su madre, una mujer de 60 años que tampoco padece ningún problema de salud. Al momento de la intervención policial el muchacho no presentaba lesiones ni golpes visibles.
La consigna policial se mantiene en la casa a la espera de nuevas directivas fiscales.