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El cura Rosa esperará en libertad el juicio por abuso sexual

El juez Costas le concedió el beneficio a partir de la apelación de la defensa.Le impusieron una serie de medidas sustitutivas hasta tanto se realice el juicio oral.
Viernes, 01 de septiembre de 2017 00:00

Tal como se preveía, finalmente la Justicia concedió ayer la libertad a Rubén Agustín Rosa Torino, el sacerdote del instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista acusado de abuso sexual gravemente ultrajante a partir de las denuncias realizadas por dos exnovicios de esa congregación religiosa. La medida fue dispuesta en iguales términos con los que se hizo la semana pasada con la excarcelación de la exmonja María Alicia Pacheco, imputada por los mismos delitos que el cura, en perjuicio de una menor de 13 años.

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Tal como se preveía, finalmente la Justicia concedió ayer la libertad a Rubén Agustín Rosa Torino, el sacerdote del instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista acusado de abuso sexual gravemente ultrajante a partir de las denuncias realizadas por dos exnovicios de esa congregación religiosa. La medida fue dispuesta en iguales términos con los que se hizo la semana pasada con la excarcelación de la exmonja María Alicia Pacheco, imputada por los mismos delitos que el cura, en perjuicio de una menor de 13 años.

Eran las 12.55 cuando Rosa Torino arribó a la Ciudad Judicial con la custodia de tres efectivos del Servicio Penitenciario. En la puerta de la Sala IV del Tribunal de Impugnación lo aguardaba su codefensora Virginia Cabral Duva y de inmediato ambos ingresaron al despacho del juez Luis Felix Costas. El magistrado tenía en sus manos el dictamen de la apelación presentada en julio por el abogado Raymundo Sosa para que se le otorgara la libertad. Una hora después el religioso se retiró del lugar con la grata noticia de que se le concedía la excarcelación que le había negado el juzgado de primera instancia. Ya con otro semblante, el sacerdote retornó al penal de Villa Las Rosas, desde donde luego de cumplir con el trámite de rigor y retirar sus pertenencias se trasladó a la Casa San José, en Finca la Cruz, donde tiene su domicilio real.

Para resolver la apelación, el juez Costas utilizó el mismo recurso de su colega Edgardo Francisco Albarracín, quien el viernes pasado ordenó la libertad de la exmonja Pacheco. Si bien el magistrado hizo un análisis profundo de las graves denuncias contra Rosa Torino, en su resolución no se pronunció sobre la cuestión de fondo. Es decir, por la acusación de abuso sexual gravemente ultrajante. Lo hizo, únicamente, por el cese de la prisión preventiva planteada por la defensa. En ese sentido, Costas declaró a El Tribuno que al sacerdote le fijaron una serie de medidas sustitutivas que deberá cumplir a rajatabla, bajo apercibimiento de revocar el beneficio de la libertad y esperar en esa condición el juicio.

Si bien no se conocieron los detalles de la resolución, todo indica que el camarista descartó la posibilidad de fuga y el entorpecimiento de la investigación por parte del religioso, en contraposición con la opinión de la fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual, Luján Sodero, y la jueza de Garantías, Ada Zunino. El riesgo de evasión fue el principal argumento que esgrimieron las funcionarias para negarle en dos ocasiones la excarcelación a Rosa Torino, quien se encontraba privado de su libertad desde el 23 de diciembre del año pasado.

La denuncia pública realizada por un exnovicio de la congregación religiosa Discípulos de Jesús fue el desencadenante que motivó la caída en desgracia del cura Rosa Torino. Jair Gyurkovitz, un joven de 21 años, hijo de una de pareja de artesanos de Cafayate, hizo un crudo relato de del drama que vivió desde los 14 años, cuando ingresó como interno en el instituto creado por el religioso en la parroquia de la Santa Cruz. Contó que fue víctima de abusos sexuales reiterados por parte del sacerdote Nicolás Parma, un colaborador de Rosa Torino que se hizo cargo de una casa de retiro creada en la provincia de Santa Cruz, adonde lo llevaron al poco tiempo de ingresar a la congregación. Según Jair, cuando retornó a Salta también fue abusado por Rosa Torino y lo acusó de haber sido cómplice del perverso comportamiento de Parma, quien se encuentra prófugo en España.

A la denuncia de Gyurkovitz se sumó la de otro joven, oriundo de la provincia de Buenos Aires, quien acusó a Parma de haberlo sometido sexualmente. De igual forma que Jair, la víctima declaró ante la fiscal Sodero que por el drama que estaba vivienda lo trajeron a Salta y que Rosa Torino también abusó de él. Los jóvenes declararon que en el internado de la parroquia de la Santa Cruz estaban virtualmente secuestrados, ya que nos les permitían salir ni tener contactos con sus familiares. En el marco de estas denuncias apareció en escena la exmonja María Gracia Ramia Damario. La joven imputó a la exmonja María Alicia Pacheco por los abusos sexuales que sufrió cuando tenía 13 años de edad.

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