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Vecinos de la zona centro piden prudencia a los campaneros

Entienden las expresiones de fe, pero reclaman que los repiques no comiencen a las 6 de la mañana. 
Miércoles, 13 de septiembre de 2017 15:55

Desde mediados de agosto, salteños que viven en la zona centro de la ciudad vieron cómo sus actividades cotidianas se modificaban por las actividades relacionadas con el Milagro y, en muchas ocasiones, sintieron que atropellaban su derechos. Es lo que le pasó a un grupo de vecinas que vive en un edificio de España y Zuviría. 
“Hace un año que alquilamos acá. Decidimos venirnos al centro por la salud de mi madre”, explicó una de las mujeres a El Tribuno. 
Nélida Asensio, Hilda Sosa, Olga Barceló y Rita Costello viven hace poco en la zona centro y, en su mayoría, superan los 60 años. Nélida vive con su madre, que tiene 87 y toma medicamentos para dormir. Para ella la fiesta del Milagrito de los niños, el 25 de agosto, fue todo un calvario. “De 14 a 20 no se podía estar en el departamento. Parecía que las campanas sonaban en la habitación del lado”, explicó. 
Olga está segura de que sus quejas “no caerán bien a varios”, pero solo pide un poco de respeto a los demás. “Entendemos que es una costumbre de décadas. No pedimos que dejen de tocar porque iría contra las tradiciones arraigadas en Salta, pero sí que tengan en cuenta que la Catedral también tiene vecinos”, explicó. 
Durante su encuentro con El Tribuno, las vecinas destacaron que no buscan la confrontación pero advierten que en el centro viven muchos adultos mayores que están en la zona por una cuestión de salud y seguridad. 
“En este edificio tenemos seguridad en el ingreso, todos los hospitales cerca e incluso la plaza para salir a caminar, pero ante la situación que vivimos este año durante esta festividad no nos queda otra que irnos”, expresó Hilda. 
Uno de los momentos más críticos para las vecinas fue el día del aniversario de los terremotos, cuando las campanas sonaron a las 6 de la mañana. Con la llegada de los peregrinos, los repiques se escucharán desde las 5 de la madrugada y en forma constante durante toda la jornada. 
“En cuanto al tráfico y los cortes de calle no nos quejamos, porque el personal de la Dirección de Tránsito está informado de que vivimos en la zona y nos deja pasar con los autos para que entremos seguras al edificio”, contó Rita Costello a este medio. 
 

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Desde mediados de agosto, salteños que viven en la zona centro de la ciudad vieron cómo sus actividades cotidianas se modificaban por las actividades relacionadas con el Milagro y, en muchas ocasiones, sintieron que atropellaban su derechos. Es lo que le pasó a un grupo de vecinas que vive en un edificio de España y Zuviría. 
“Hace un año que alquilamos acá. Decidimos venirnos al centro por la salud de mi madre”, explicó una de las mujeres a El Tribuno. 
Nélida Asensio, Hilda Sosa, Olga Barceló y Rita Costello viven hace poco en la zona centro y, en su mayoría, superan los 60 años. Nélida vive con su madre, que tiene 87 y toma medicamentos para dormir. Para ella la fiesta del Milagrito de los niños, el 25 de agosto, fue todo un calvario. “De 14 a 20 no se podía estar en el departamento. Parecía que las campanas sonaban en la habitación del lado”, explicó. 
Olga está segura de que sus quejas “no caerán bien a varios”, pero solo pide un poco de respeto a los demás. “Entendemos que es una costumbre de décadas. No pedimos que dejen de tocar porque iría contra las tradiciones arraigadas en Salta, pero sí que tengan en cuenta que la Catedral también tiene vecinos”, explicó. 
Durante su encuentro con El Tribuno, las vecinas destacaron que no buscan la confrontación pero advierten que en el centro viven muchos adultos mayores que están en la zona por una cuestión de salud y seguridad. 
“En este edificio tenemos seguridad en el ingreso, todos los hospitales cerca e incluso la plaza para salir a caminar, pero ante la situación que vivimos este año durante esta festividad no nos queda otra que irnos”, expresó Hilda. 
Uno de los momentos más críticos para las vecinas fue el día del aniversario de los terremotos, cuando las campanas sonaron a las 6 de la mañana. Con la llegada de los peregrinos, los repiques se escucharán desde las 5 de la madrugada y en forma constante durante toda la jornada. 
“En cuanto al tráfico y los cortes de calle no nos quejamos, porque el personal de la Dirección de Tránsito está informado de que vivimos en la zona y nos deja pasar con los autos para que entremos seguras al edificio”, contó Rita Costello a este medio. 
 

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