Pasa el tiempo y siempre está la basura de los vecinos del barrio Ciudad del Milagro en la calle, en las veredas y en los espacios verdes. Como una suerte de paradoja, uno de los barrios elegidos para el programa municipal de clasificación y separación de la basura es Ciudad del Milagro.
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Pasa el tiempo y siempre está la basura de los vecinos del barrio Ciudad del Milagro en la calle, en las veredas y en los espacios verdes. Como una suerte de paradoja, uno de los barrios elegidos para el programa municipal de clasificación y separación de la basura es Ciudad del Milagro.
Escombros de las obras de construcción, restos de poda y artefactos electrónicos en desuso se acumulan en las veredas. Lo más preocupante es que los vecinos tienen una preferencia por arrojar sus residuos y basuras afuera de las instituciones educativas de la zona.
En la av. Fuerza Aérea ya se formó una especie de vertedero donde hay restos de ladrillos, baldosas, chapas y otros desperdicios. La intersección de Laserre y Beriso, detrás de la entrada del instituto de formación docente, ex-Liceo, es la esquina del volquete. El paisaje es parecido al del basural San Javier. Los trabajadores de la construcción tiran ahí lo que van desocupando por pedido de sus patrones.
Allí también funciona el colegio secundario 5.021 Ciudad del Milagro. En la zona hay variadas posibilidades educativas pero quedan opacadas por la desidia de los vecinos. Los directivos de la escuela de educación técnica 3.141 decidieron armar una suerte de contenedor en General de La Cruz y avenida Libertad porque la esquina se usa como un basural a cielo abierto.
"Todo sucio"
Un vecino de la escuela Pedro Palacios, cuyo frente da a la calle Balcarce, no tuvo mejor idea que colocar los materiales de su obra particular en la vereda de la escuela. Los docentes de la comunidad educativa están cansados de reclamar.
Sin embargo, como si fuera un consuelo, muchos dicen que "todo el barrio es sucio".
En la avenida Ejército Argentino esquina Juan Carlos Gabande se armó un basural hace tiempo y nadie puede contra él.
Los recolectores de basura no entienden cómo los vecinos pueden ignorar las normas mínimas de convivencia que significa tener las calles limpias.
"Tiran de todo. La empresa viene con el camión, se lleva todo y en dos horas vuelven a arrojar residuos. Lo peor es que todos miran y nadie denuncia. Está instalada la idea de vivir así", dijo uno de los trabajadores de limpieza de calles.
La otra esquina de la vergenza está en Betbeder y Batalla de Salta, tapada de desechos.