Hugo Varela tiene siempre claro el recuerdo de la mañana en que le dieron la extremaunción, el sacramento que reciben los católicos como última bendición cuando la muerte es una posibilidad cercana. Formaba parte del Grupo de Artillería 141 y lo habían llamado para prestar servicios en la guerra de Malvinas. Más de 35 años después, es uno de los 500 salteños que aún esperan un reconocimiento por su participación en el conflicto.
inicia sesión o regístrate.
Hugo Varela tiene siempre claro el recuerdo de la mañana en que le dieron la extremaunción, el sacramento que reciben los católicos como última bendición cuando la muerte es una posibilidad cercana. Formaba parte del Grupo de Artillería 141 y lo habían llamado para prestar servicios en la guerra de Malvinas. Más de 35 años después, es uno de los 500 salteños que aún esperan un reconocimiento por su participación en el conflicto.
"Se hizo una misa en el cuartel. Ese día, el sacerdote nos dijo que íbamos a morir por la patria, que íbamos a ofrecer la vida por nuestros familiares y vecinos. Los compañeros que estaban a mi lado se quebraban y lloraban", relató Hugo.
En ese momento tenía 18 años y estaba terminando el servicio militar obligatorio en Córdoba. "Ya habíamos festejado porque nos iban a dar la baja y podíamos volver a nuestras casas, pero comenzó la guerra", contó.
Hugo Varela forma parte de la Asociación de Soldados Reservistas del Operativo Malvinas. Esta organización nuclea a los que tuvieron que ponerse a disposición del Estado para la guerra pero no llegaron a trasladarse las islas Malvinas y, por eso, no obtuvieron los reconocimientos que les otorgaron a los demás combatientes.
Varela y otros 10 salteños que colaboraron a nivel estratégico y operacional con los argentinos que estaban en el lugar del combate viajarán esta semana a Buenos Aires. Esperan estar el martes en el Congreso, donde se debe tratar un proyecto para darles una pensión a todos los que quedaron en esta situación en el país.
"Somos veteranos. Fuimos parte del operativo. Fue circunstancial que no hayamos ido al territorio. Son muchos años de espera y queremos justicia", sostuvo Varela, que debió permanecer en Córdoba hasta la rendición argentina.
Adrián Víctor Arias estudiaba en la Escuela de Suboficiales, en Buenos Aires, y tenía 18 años cuando empezó la guerra. "En abril de 1982 me mandaron a Río Gallegos. No podíamos decir que no. En esa zona cubrí puestos objetivos y estuve hasta el final del conflicto", dijo.
Después de Malvinas, abandonó la carrera militar con la que había soñado y se volvió a Salta. Hoy piensa en el pasado y no sabe bien cómo llegó a tomar esa decisión. Cree que sufrió depresión, aunque nunca se trató.
"Dormíamos uniformados porque no sabíamos qué podía pasar. Tuve compañeros que murieron durante la guerra. Todo quedó en la memoria", aseguró Adrián Víctor Arias, que trabajó como policía para ganarse la vida.
Se estima que hay unos 500 salteños para los que el enfrentamiento por Malvinas es un capítulo de la vida pero no fueron reconocidos.
El proyecto que se trataría en los próximos días en Buenos Aires apunta a crear el "Registro de soldados continentales de la guerra de Malvinas" que prestaron servicio en 1982.