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“Lo más peligroso en adultos mayores es la depresión”

Entrevista a Carolina Martínez Eckhart, especialista en gerontología.
Sabado, 20 de enero de 2018 22:34

Carolina Martínez Eckhart es licenciada en Psicología y desde el arranque introduce términos como “duelo”, imaginarios”, “representaciones sociales” a la problemática de la gerontología. Se puede ver que maneja concepciones más actualizadas en torno del tema y sabe, de manera fundamentada, que la salud psicológica puede ayudar al bienestar físico y a un mejor tratamiento de los adultos mayores. Es una profesional que se desempeña en la Universidad Católica de Salta, en la salud pública y en un residencial para adultos mayores que se llama El Hornero. Tiene experiencia y sabe de lo que habla. Nos brindó algunas recomendaciones para comenzar a derribar prejuicios.

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Carolina Martínez Eckhart es licenciada en Psicología y desde el arranque introduce términos como “duelo”, imaginarios”, “representaciones sociales” a la problemática de la gerontología. Se puede ver que maneja concepciones más actualizadas en torno del tema y sabe, de manera fundamentada, que la salud psicológica puede ayudar al bienestar físico y a un mejor tratamiento de los adultos mayores. Es una profesional que se desempeña en la Universidad Católica de Salta, en la salud pública y en un residencial para adultos mayores que se llama El Hornero. Tiene experiencia y sabe de lo que habla. Nos brindó algunas recomendaciones para comenzar a derribar prejuicios.

¿Cómo debemos tratar a los adultos mayores?
Existen distintas maneras de concebir al envejecimiento. En primer lugar hay un término, que tiene que ver con concepciones más tradicionales, que se refieren al deterioro y se asocia al adulto mayor con patologías, enfermedades, discapacidades. A partir del año 1999, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propone un nuevo concepto que es el envejecimiento activo y saludable. Esto apuntar, más que nada, a una mejora en la calidad de vida en el adulto mayor y que ellos mismos puedan optar por el estilo de vida que prefieran. Se lo define como un proceso por el cual se tiende a optimizar las oportunidades con las que cuenta cada persona. Oportunidades de salud, de participación y por eso es que la OMS propone actividades de prevención de enfermedades y de salud con un enfoque de derechos. Hablar, hoy por hoy, de adultos mayores no implica hablar de deterioro y de camino hacia a la muerte. Es decir que se puede buscar una mejor calidad de vida con más derechos. Derechos a la libertad, a la autonomía, a la independencia, a la funcionalidad, a poder ser libre de elegir un tratamiento, en dónde quieren vivir. A hacer lo que quieran hacer según sus posibilidades. Y ese es el enfoque que ponemos nosotros. 

¿De qué actividades concretamente está hablando?
Estamos hablando concretamente de la actividad física, que no sólo previene enfermedades y mejora los ánimos. Hablamos de actividad aeróbica, anaeróbica, de equilibrio como el Tai Chi. Actividades de estiramientos con el yoga. Todo eso contribuye al estado de ánimo y previene enfermedades, caídas. También controles médicos, control de la visión y de los oídos. ¿Por qué es importante esto? Porque previene de caídas, la audición por el aislamiento, la salud bucal porque a un abuelo que le duelen los dientes le va a costar masticar y puede bajar de peso. También hablamos de actividades sociales y recreativas, en el que fomentamos el intercambio con pares, con la familia. Actividades para que puedan aprender algo que haya quedado como una materia pendiente.

¿Cómo debería ser un geriátrico?
Nosotros pensamos en una institución que, en primer lugar, no sea un depósito del adulto mayor con las concepciones tradicionales o con las representaciones sociales que se manejan en el norte de la Argentina que asocia a un residencial geriátrico con un lugar en donde se abandona al abuelo que es molesto o no se lo puede cuidar. Nosotros pensamos en un residencial en donde el adulto mayor pueda elegir cómo quiere vivir. Si quiere vivir en un lugar así; y por lo tanto se le da toda la asistencia integral sanitaria con médicos, nutricionistas, psicólogos, enfermeros y hasta profesoras de educación física. Pero también mejorando su calidad de vida a través del intercambio con sus pares, promoviendo viajes, talleres abierto a los residentes y a la comunidad, en artes, folclore y actividades físicas.

¿Hay diferencias en los tratamientos para hombres y mujeres?, ¿cuáles son las patologías más recurrentes o peligrosas?
Como psicóloga hay una gran incidencia de la depresión en adultos mayores que va en aumento y muchas veces está mal diagnosticada, otras no diagnosticada. Y muchas veces se confunden y piensan que es un síntoma propio del adulto mayor y esto no es así. Hay que diagnosticarla y hay que tratarla. Hay factores que pueden predisponer o causar la depresión más en adultos mayores, como factores físicos por el deterioro propio de cuerpo o por enfermedades crónicas, por citar algunos ejemplos. Hay factores psíquicos y sociológicos, cuando las facultades mentales se ralentizan, cuando la memoria se comienza a perder. La vivencia subjetiva del abandono, porque muchas veces el abandono no es real sino que el abuelo siente que fue abandonado o siente que ha perdido a su pareja. También en relación con lo social, la pérdida de la funcionalidad, la pérdida de utilidad. Por supuesto que muchas veces no es real, pero el abuelo deja de sentirse útil, que ya no puede hacer lo que hacía antes, que no puede aportar dinero a la casa, que ya no puede manejar su vehículo, que no puede subir un escalón, que no tiene trabajo, que no puede ejercer su profesión. Son todos factores que predisponen la depresión o los trastornos de ancianidad en los adultos mayores. Eso es lo más peligroso y es indiferente a si es varón o mujer. 

En “Cien años de soledad”, cuando José Arcadio Buendía llega a viejo es atado a un castaño del patio de la casa, y luego allí muere. ¿Hay edades para ser viejos?
Ya no se habla de viejos. Se comienza a hablar de tercera edad a partir de los 65 años. No hay una edad, no hay un corte. De hecho, hoy tenemos a adolescentes de 40 años que viven con los padres y salen todas las noches. Tenemos adultos mayores que tal vez los libros lo definirían como un adulto mayor, pero que siguen manteniendo un hogar, tienen que seguir activos, no se pueden jubilar, tienen que trabajar; entonces, ¿dónde hacemos el corte?, ¿a partir de qué criterio? 

Esto de “viejos”, porque son muy crudos y duros en la salud pública...
Son muy duros. Por eso desde la psicología, la mayor dificultad que observamos en etapa evolutiva es el choque y el conflicto que surge entre el ideal y lo que uno puede realizar. Hay adultos mayores que tienen conflicto por esa brecha que existe entre lo que esperamos alcanzar y lo que realmente alcanzamos. Buscamos achicar esa brecha para que se adapten de manera positiva, con un mejor ánimo que otras personas que sienten que no pudieron lograr lo que querían. Se debe decir que estas brechas van aumentando a medida que va pasando el tiempo y por el deterioro natural del cuerpo. Entonces ahí comienza todo el proceso de elaboración de duelo.

¿Qué recomendaciones podría brindar a las personas que conviven con un adulto mayor?
Yo soy partidaria de pensar en cada ser como distinto uno de otro. Debemos apoyar el deseo de cada uno. Tal vez el deseo de la abuela, del abuelo, es viajar, conocer nuevos lugares, aprender algo, ponerse de novio, alguna materia pendiente que haya quedado, aprender a ejecutar un instrumento musical, vivir solos, mudarse a una residencia abierta como en la que estamos trabajando es quizás también una alternativa para recuperarse, para estar acompañado. Lo importante es pensar en lo que quiere el abuelo y no ser egoísta. Hay que respetar a nuestros abuelos.

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