Las calles del barrio Santa Lucía parecen una colección de baches, hay de todos tamaños, pero hay uno que es de antología.
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Las calles del barrio Santa Lucía parecen una colección de baches, hay de todos tamaños, pero hay uno que es de antología.
La serie de pozos están a lo largo de la calle Santa Oliva y por cuatro cuadras los vehículos que circulan tienen que realizar un tipo complejo de rally a baja velocidad; si no rompen todo el tren delantero.
Lo mismo pasa por la Santa Marta, que gracias a la bendición de una obra mal terminada abrieron la calle e hicieron un canal y nunca lo volvieron a tapar como sería prudente hacerlo. En consecuencia, la calle se va descascarando a los largo de tres cuadras y los desechos se van transformando en una trampa mortal.
Pero el bache antológico, el inusitado, gigantesco, colosal, exorbitante, enorme, tremendo, grandioso, es el bache que está ubicado en la calle Santa Inés y la rotonda de acceso al viejo puente de Santa Lucía.
Se trata de una especie de cenote a cielo abierto (pozo gigante que deposita agua) digno de los paseos turísticos de la Península de Yucatán en México o Nueva Zelanda, pero que representa un peligro para la vida de los conductores y para los choferes y pasajeros del corredor 4D.
Es un agujero de más de un metro y medio que está sobre la margen derecha de la calle y que presenta una profundidad no determinada por la cantidad de agua que contiene.
Esta hueco, como un cenote, y nadie sabe bien hasta dónde llega el final del túnel; se supone que hasta la otra margen de la calle pero ese dato es incomprobable.
Se ve que el pavimento es una hoja muy delgada de al menos 5 centímetros de espesor y que no aguantó demasiado las inclemencias climatológicas.
Según los vecinos, esa abertura se produjo cuando comenzó el nuevo año. Mostraron los papeles sobre las quejas presentadas ante la Municipalidad de Salta, aunque el abismo sigue abierto a todo público.
"Nosotros fuimos a Obras Publicas muchas veces y nunca encontrábamos a nadie. Finalmente dejamos la queja por este pozo y por todos los del barrio y hasta ahora no hicieron nada", dijo Patricia Aramayo.
Actualmente, el accidente geográfico presenta solo unas fajas sostenidas por unos palos y un morro de un metro de altura para que los vehículos no se introduzcan en él.
"Nosotros tenemos mucho miedo porque ahora sabemos que el asfalto puesto es muy finito. Por acá pasa el colectivo que viene desde Atocha y esto en cualquier momento puede ceder produciendo una desgracia. Cuando pasan los vehículos pesados se mueve toda la calle y eso es literal. También tenemos miedo de que alguno de los conductores no vea la precaria señalización que pusimos y se meta de lleno en esto que ya no sabemos cómo definir", concluyó Aramayo.
El barrio es uno los más tradicionales en la historia de Salta. Está ubicado en sudoeste y el año pasado cumplió 42 años. Los vecinos piden a gritos la asistencia de la Municipalidad.