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Los dueños del "ánimo destituyente"

Lunes, 22 de enero de 2018 00:00

Es muy probable que pocos recuerden hoy a Carta Abierta, un cenáculo integrado por intelectuales empalagados con una visión filosófica escéptica, que reniega del mundo moderno, de la economía de mercado y de la libertad de opinión. Ellos intentaron convertir a Néstor y a Cristina Kirchner en lo que no fueron nunca, líderes progresistas, y alimentaron así un fenómeno trágico, el "socialismo del siglo XXI", más afín con los fascismos europeos del siglo XX que con la perspectiva socialista.

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Es muy probable que pocos recuerden hoy a Carta Abierta, un cenáculo integrado por intelectuales empalagados con una visión filosófica escéptica, que reniega del mundo moderno, de la economía de mercado y de la libertad de opinión. Ellos intentaron convertir a Néstor y a Cristina Kirchner en lo que no fueron nunca, líderes progresistas, y alimentaron así un fenómeno trágico, el "socialismo del siglo XXI", más afín con los fascismos europeos del siglo XX que con la perspectiva socialista.

Carta Abierta pasó al olvido, pero logró alguna influencia porque, al fin y al cabo, estaba integrada por académicos. Fue un grupo antidemocrático. O, al menos, enemigo acérrimo de la democracia representativa, de la división de poderes y de la libertad de prensa. Por eso sus documentos siempre traducen "oposición" como "ánimo destituyente".

Ese mensaje fue captado con claridad por los kirchneristas ortodoxos, como Hebe de Bonafini, Luis D'Elia, Raúl Zaffaroni; por activistas cuya militancia es un prontuario, como Fernando Esteche, o por pescadores de río revuelto, como Luis Barrionuevo. También parece sintonizar con el trotskismo, en esta etapa de romance del MST y el PO con el espectro kirchnerista.

Puestos en la orilla opositora, todos coinciden en reclamar que Mauricio Macri no termine su presidencia.

Claro, además están alarmados por los avances de la Justicia en casos de corrupción, el acuerdo con Irán y el asesinato de Nisman. Esto no tiene nada que ver con "la grieta". Hay mucha gente que cree en el kirchnerismo y descree de Macri. Esa es la esencia de la democracia moderna. Pero el kirchnerismo perdió tres veces seguidas. En la última, Cambiemos sumó la misma cantidad de votos que las tres versiones del desgajado peronismo. Esas derrotas despertaron su "ánimo destituyente".

Carta Abierta permite comprender este "golpismo ideológico". En 2009, cuando Néstor Kirchner fue derrotado a pesar del desesperado engendro de las "candidaturas testimoniales", el grupo descalificó al voto ciudadano y acusó a los "medios hegemónicos" , a la soja y a la Iglesia (encabezada por un entonces odiado Jorge Bergoglio).

Sí, quieren que se vaya Macri. Creen que el caos los beneficia. Agustín Rossi lo aclaró: "tenemos que trabajar para que se vaya en 2019". Claro, no dijo qué quieren hacer para sacar al país de una encrucijada en la que ya fracasaron. No hace falta: es una cuestión de poder y a sus economías personales no les fue nada mal. Y punto.

 

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