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¿Poroto de soja crudo?, una pregunta obligada

En años donde la cosecha de soja se complica por el clima y hay disponibilidad de grano surgen este tipo de consultas. Veamos cuáles son los cuidados que hay que tener para no desperdiciar oportunidades.
Martes, 23 de enero de 2018 16:04

Por Aníbal Fernández Mayer (MCs EEA INTA Bordenave)

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Por Aníbal Fernández Mayer (MCs EEA INTA Bordenave)

En las regiones agrícolas-ganaderas una de las alternativas nutricionales disponible que tienen los productores es el aprovechamiento del poroto de soja crudo para producir carne. En muchas oportunidades, estos granos no se pueden comercializar (por manchado, partido o menor tamaño) o su empleo es una alternativa desde el punto de vista operativo, aunque tenga buena calidad o quedan en los rastrojos muchos porotos sin cosechar.

Esto último ocurre especialmente cuando la cosecha se realiza con suelo muy húmedo. En estas circunstancias, las cosechadoras no pueden bajar mucho la plataforma, quedando una cantidad importante de porotos en el potrero.

 

Sea un caso u otro, la realidad es que aparece una oportunidad muy interesante para transformar dicho grano crudo en carne. Desde el punto de vista nutricional es posible su utilización, aunque existen algunos peligros de mortandad en los animales, que pueden prevenirse teniendo una serie de cuidados, ya sea en el pastoreo de los rastrojos como en su incorporación en una dieta junto con otros concentrados.

Factores antinutricionales

Es común escuchar que al poroto de soja crudo se lo debe tratar con altas temperaturas (superiores a 80ºC) para eliminar o “desnaturalizar” algunas sustancias que reducen la actividad y digestibilidad de dos proteínas, la tripsina y la quimotripsina. 

Ambas son enzimas secretadas por el páncreas al duodeno para digerir las proteínas de los alimentos. La harina de soja o el expeller (tortas o extrusados) no presentan este problema porque en su procesamiento se exponen al calor, el cual las destruye las sustancias inhibidoras. En cambio, cuando el poroto está crudo existe un gran peligro con animales no rumiantes. Mientras que, con los rumiantes no ocurre lo mismo gracias a las bacterias del rumen, que destruyen estas sustancias o factores inhibitorios, como también se las llaman.

Sin embargo, el mayor peligro que existe, tanto con los rumiantes como con los no rumiantes, son los altos niveles de grasas (18-20% sobre base seca) que puede tener el poroto de soja, especialmente aquellas grasas ricas en ácidos grasos insaturados, que tienen un efecto negativo sobre el crecimiento de las bacterias del rumen, siendo más afectadas las bacterias celulolíticas que las amilolíticas.

Todo en su medida

El nivel de tolerancia de grasa en bovinos varía entre el 5 y el 6% de grasa sobre el total de la materia seca de la dieta. El exceso de grasas genera una reducción de la digestión de la fibra. 

De esta forma, los forrajes permanecen demasiado tiempo en el rumen (más de 48 hs.), reduciendo el consumo de alimentos, y mucho más grave que ello, es que esos forrajes que se van acumulando pueden “comprimir” el rumen sobre el pulmón y el corazón, provocando la muerte del animal por paro cardíaco.

El nivel de tolerancia de poroto de soja crudo que se puede suministrar, sin ningún riesgo de toxicidad y aprovechar al máximo la calidad de sus proteínas, es el 0,3% del peso vivo. Como ejemplo, una vaca de 400 kg de peso vivo puede comer hasta 1,2 kg de porotos crudos por animal y por día sin ningún tipo de peligro para su salud.

Cuidados en el pastoreo

Hay una serie de recomendaciones que se deben seguir para no tener ningún problema de toxicidad ni mortandad en el pastoreo de los rastrojos de soja. 

Los mismos deben ser controlados y en franjas con alambrado eléctrico. Nunca dejar a los animales en lotes abiertos y todo el día, es la mejor forma de matarlos. Para comer a estos rastrojos la mejor categoría es la vaca de cría (sin ternero al pie).

Al comienzo, se debe pastorear al rastrojo 1 a 2 horas/día y el resto del día deben comer un forraje fibroso (pasturas, verdeos muy maduros, rastrojos de maíz o sorgo, etc.) y monitorear muy de cerca a las heces. Al principio, serán de color oscuro y ligeras a chirlas, no deben ser aguachentas o diarreas, en ese caso se deben reducir las horas de pastoreo o directamente suspender el pastoreo del rastrojo.

Si todo marcha bien, se puede ir aumentando 1 a 2 hs/día siempre que las heces vayan mejorando, es decir, poniéndose más firmes, aunque nunca tendrán una consistencia dura. Si después de 7 a 10 días de estar comiendo el rastrojo, siempre aumentando lentamente las horas de pastoreo y teniendo las heces relativamente firmes, se puede dejar a los animales día y noche, caso contrario, se debe comer siempre alternando unas horas de rastrojo de soja con otro forraje más fibroso.

La calidad del rastrojo de soja dependerá de la cantidad de vainas con grano que tenga. El poroto de soja puede tener entre 35-38% de proteína bruta con 75-80% de digestibilidad y 18-20% de grasas. Mientras que, los tallos y hojas secas que puede haber en un rastrojo son de muy baja calidad. 

El suministro del poroto

Para las dietas con poroto de soja crudo se presenta un ejemplo para engorde a corral. Se trata de novillitos británicos de 300 kg de peso vivo, con una ganancia diaria de peso de 1,2 a 1,3 kg/ cabeza/día (Tabla Nº2), con un consumo de 459 gramos de grasa por día, lo que representa un 5,21% del consumo de materia seca total (Tabla Nº3).
 
Resumiendo: en la dieta de engorde a corral, el consumo de grasa estuvo en el límite aceptable. Esto se debe a que en los forrajes frescos y conservados los niveles de grasa son muy inferiores (0,5 a 1% de la MS) que los de los concentrados.
Si se respetan estas recomendaciones se podrá utilizar tanto el poroto de soja crudo como el rastrojo de soja para producir carne. 
Fuente: IPCVA

 

 

 

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