La cita fue en el sector opuesto del campamento Adrenarena, en la localidad peruana de Pisco, propuesta por los encargados de la prensa, a las 14.30. Con la puntualidad que destaca a los europeos, unos minutos antes enviaron a los medios elegidos para el paseo. Sin embargo al llegar al helipuerto, perfectamente cercado para la ocasión, hubo que esperar. “Uno de los dueños de ASO (Amaury Sport Organisation, la propietaria del Dakar), quiere dar algunas vueltas más”, dijo un asistente. Donde manda capitán... “Les traigo agua para la espera”, dijo. Eran 27 grados que se hacían sentir.
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La cita fue en el sector opuesto del campamento Adrenarena, en la localidad peruana de Pisco, propuesta por los encargados de la prensa, a las 14.30. Con la puntualidad que destaca a los europeos, unos minutos antes enviaron a los medios elegidos para el paseo. Sin embargo al llegar al helipuerto, perfectamente cercado para la ocasión, hubo que esperar. “Uno de los dueños de ASO (Amaury Sport Organisation, la propietaria del Dakar), quiere dar algunas vueltas más”, dijo un asistente. Donde manda capitán... “Les traigo agua para la espera”, dijo. Eran 27 grados que se hacían sentir.
A las 15, mientras los principales competidores de autos se preparaban para salir a recorrer los 31 kilómetros de especial, llegó el Delta piloteado por el chileno Hans Erbel y tras bajar a los popes de la organización, llevó a El Tribuno a recorrer la zona de competencia por encima de las dunas. La gente, el campamento y la navegación de Cyril Despres, entre otros paisajes increíbles, pudieron ser captados por nuestras cámaras.
En el trayecto se pudo observar las huellas de cientos de pilotos que recorrieron la etapa inaugural de la 40° edición del rally Dakar, como así también las salidas y los arribos de los competidores. Sobrevolando a unos 100 pies, Erbel no dejaba de sorprenderse con las maniobras de los pilotos, mientras él mismo hacía algunas prácticas poco habituales. “¡Mira el coche blanco, casi se va encima de la gente!”, se impresionó en un momento. Es que de verdad, como suele ocurrir, el público no respetó los límites y fue peligroso para quienes se aventuraron a estar cerca del circuito.
Del campamento se pudo observar su inmensidad, como así también detalles que durante las caminatas pasan inadvertidas. Por ejemplo, ver cómo los equipos de asistencia de Honda y KTM estaban separadas solo por algunos camiones que hacían de pared, entre una base operativa y otra.
El dato llama la atención teniendo en cuenta la rivalidad de las marcas, donde se encuentran de un lado Kevin Benavides, en el team japonés, y del otro su hermano Luciano, en la marca de Austria. De hecho, a los Benavides sus equipos les prohibió cruzarse en los campamentos, como así también a sus asistentes personales, para no correr peligro de intercambiar informaciones.
Los 19 kilómetros que separan el campamento de Adrenarena y la pequeña ciudad de Pisco que tiene 65 mil habitantes, no se pudieron ver desde arriba, porque algunas de las dunas eran muy grandes y dificultaban la vista hacia la lejanía. Desde arriba, la gente puede darse cuenta que el vivac que levantará su campamento recién este lunes, está en medio de la nada, o de tierra y dunas, en todo caso.
La carrera continuará hoy en el mismo lugar, con 267 kilómetros de especial que comprenderán el “rulo” del circuito. Los primeros autos largarán a las 6 horas locales (dos menos que en Argentina), las motos comenzarán a salir a las 8.34 y los camiones a las 10.51, para completar la etapa 2 de las 14 que son en esta edición.