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El consumo de cerdo creció el 10% en 2017

Según Coninagro volvió a ser, durante el año pasado, la carne de mayor crecimiento del país. 
Martes, 09 de enero de 2018 15:33

Un informe del área de Economía de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) señala que el consumo de carne porcina, embutidos y fiambres derivados del cerdo, viene creciendo a una tasa superior al 10% anual promedio en los últimos 5 años mantuvo este año que pasó la tasa promedio de crecimiento del sector, superior al 10%, lo que hizo que el país duplicara la producción en los últimos siete años, pasando de 280.000 tn en 2010 a unas 565.000 tn estimadas para 2017.
Del total de productos cárnicos consumidos por la población de Argentina (125 kg/hab/año, incluyendo carne bovina, aviar, porcina, ovina y pescado), la carne de cerdo es uno de los menores (15 kg/hab/año), pero es la que mayor crecimiento tuvo.
Según el informe, la incorporación de tecnología en los métodos de cría y alimentación porcina, en los últimos 20 años, permitieron obtener una mayor calidad en los productos cárnicos para consumo en fresco, el que se ve estimulado, en parte, por los valores de los cortes frescos, siendo el principal sustituto de la carne bovina, y en parte por el cambio en los hábitos de consumo, donde la población reconoce los atributos de la carne de cerdo. 
Actualmente el Senasa tiene registradas más de 100 mil unidades productivas, las que poseen un stock, a marzo de 2017, de 5,1 millones de cabezas y un total de 962 mil cerdas. Desde el año 2011 el sector viene experimentando un crecimiento sostenido de las existencias porcinas, pero en el último tiempo esta tendencia se debilitó (la tasa de crecimiento osciló entre 3% y 4%). Con respecto a la cantidad de cerdas, el crecimiento prácticamente se ha detenido, quedando en algo menos de 1 millón de cerdas. 
“Argentina duplicó la producción de carne de cerdo en el transcurso de los últimos 7 años, pasando de 280 mil toneladas en 2010 a 565 mil toneladas estimadas para 2017. Asimismo, el crecimiento fue sostenido manteniéndose en orden al 8%. Este incremento se debe en gran parte al aumento de la producción individual por cerda, cifra que acumula una variación cercana al 50% en la última década. Esto permite una mayor eficiencia del sistema productivo y mejor utilización de los recursos, madres, alimento, instalaciones, etc.”, destaca el informe.
En total, el 70% del stock de porcinos se localizan en la región Centro: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, vinculado con la principal zona maicera del país. Otras zonas productoras con localizaciones puntuales son centro de Chaco, noreste de La Pampa, centro de San Luis, y determinadas zonas de Salta y Formosa.
La producción porcina en Argentina se encuentra en manos de una diversa cantidad de productores: no comerciales, con un promedio de 3 cerdas; pequeños, promedio de 23 cerdas; medianos, 70 cerdas de promedio; grandes, 193 cerdas en promedio; y mega, 500 cerdas en adelante, superando en algunos casos las 5.000.

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Un informe del área de Economía de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro) señala que el consumo de carne porcina, embutidos y fiambres derivados del cerdo, viene creciendo a una tasa superior al 10% anual promedio en los últimos 5 años mantuvo este año que pasó la tasa promedio de crecimiento del sector, superior al 10%, lo que hizo que el país duplicara la producción en los últimos siete años, pasando de 280.000 tn en 2010 a unas 565.000 tn estimadas para 2017.
Del total de productos cárnicos consumidos por la población de Argentina (125 kg/hab/año, incluyendo carne bovina, aviar, porcina, ovina y pescado), la carne de cerdo es uno de los menores (15 kg/hab/año), pero es la que mayor crecimiento tuvo.
Según el informe, la incorporación de tecnología en los métodos de cría y alimentación porcina, en los últimos 20 años, permitieron obtener una mayor calidad en los productos cárnicos para consumo en fresco, el que se ve estimulado, en parte, por los valores de los cortes frescos, siendo el principal sustituto de la carne bovina, y en parte por el cambio en los hábitos de consumo, donde la población reconoce los atributos de la carne de cerdo. 
Actualmente el Senasa tiene registradas más de 100 mil unidades productivas, las que poseen un stock, a marzo de 2017, de 5,1 millones de cabezas y un total de 962 mil cerdas. Desde el año 2011 el sector viene experimentando un crecimiento sostenido de las existencias porcinas, pero en el último tiempo esta tendencia se debilitó (la tasa de crecimiento osciló entre 3% y 4%). Con respecto a la cantidad de cerdas, el crecimiento prácticamente se ha detenido, quedando en algo menos de 1 millón de cerdas. 
“Argentina duplicó la producción de carne de cerdo en el transcurso de los últimos 7 años, pasando de 280 mil toneladas en 2010 a 565 mil toneladas estimadas para 2017. Asimismo, el crecimiento fue sostenido manteniéndose en orden al 8%. Este incremento se debe en gran parte al aumento de la producción individual por cerda, cifra que acumula una variación cercana al 50% en la última década. Esto permite una mayor eficiencia del sistema productivo y mejor utilización de los recursos, madres, alimento, instalaciones, etc.”, destaca el informe.
En total, el 70% del stock de porcinos se localizan en la región Centro: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, vinculado con la principal zona maicera del país. Otras zonas productoras con localizaciones puntuales son centro de Chaco, noreste de La Pampa, centro de San Luis, y determinadas zonas de Salta y Formosa.
La producción porcina en Argentina se encuentra en manos de una diversa cantidad de productores: no comerciales, con un promedio de 3 cerdas; pequeños, promedio de 23 cerdas; medianos, 70 cerdas de promedio; grandes, 193 cerdas en promedio; y mega, 500 cerdas en adelante, superando en algunos casos las 5.000.

La situación en Argentina
Por Rubén Suárez Coordinador del (CIAP)

En las últimas décadas, el consumo mundial de carnes creció a tasa sostenida, incentivado principalmente por los incrementos poblacionales y con significativos hitos, como cuando la carne porcina superó a la bovina en 1978 o la aviar tomó el segundo lugar en 2001. Este año, según proyecciones de la FAO, la demanda mundial de carne de cerdo sería de 119 millones de toneladas, 117 la de pollo y 69 la de bovino.
Entre los hechos que impulsaron el consumo porcino se destacan el aumento del costo del alimento de los animales, el crecimiento poblacional y los cambios en los hábitos de consumo. De igual modo, la evolución tecnológica en genética, alimentación y sanidad mejoró la productividad de los reproductores, la conversión alimentaria, la proporción de tejido magro y el rendimiento en faena.
De acuerdo con el análisis del Centro de Información de Actividades Porcinas (CIAP), en la Argentina el sistema agroalimentario de carne porcina se desarrollaría en gran medida por las condiciones competitivas para la producción. En 2016, el consumo de carne bovina por habitante fue de 57 kilogramos, 37 el de aviar y 13 el de porcina, mientras que, 15 años atrás, las mismas variables rondaban los 59, 18 y 5 kilogramos, respectivamente.
En este período, el consumo total porcino se incrementó un 196 %, cubierto por una producción nacional que creció un 205 % y con importaciones que representaron entre el 25% y el 1 % del consumo anual. En tanto, los precios pasaron a ser más bajos que los de carne bovina y sin variaciones.
Alentados esencialmente por los precios y la disponibilidad de carne fresca, aumentaron la cantidad de consumidores, la frecuencia y el volumen consumido, comportamientos sostenidos en períodos de crecimiento y de recesión económica. Por su parte, los productores se incrementaron, ampliaron el plantel de madres y mejoraron la productividad de los establecimientos. También la industria y el comercio progresaron, y el desarrollo dejó de tener la exclusividad en las provincias del viejo núcleo maicero.
Sin embargo, la expansión de la actividad porcina tiene significativas ineficiencias en los procesos de producción, industrialización, comercialización y consumo que, en ocasiones, suponen riesgos para la salud humana y generan daños ambientales.
En la Argentina aún es posible lograr una mayor expansión del sistema agroalimentario porcino con más beneficio para toda la sociedad, si se continúa con el desarrollo del mercado interno a partir de la oferta de carnes más económicas, saludables y sanas y se avanza en el fortalecimiento del mercado externo.
En este contexto, es de vital importancia el rol de los estados nacionales, provinciales y municipales para implementar políticas que permitan alcanzar esos fines.
Desde nuestro Centro, entendemos como mejor futuro para el sistema agroalimentario porcino un desarrollo sustentable que utilice adecuadamente todos los recursos de la economía; permita ser complementario a otros sistemas y no sustitutivo; logre incrementar la riqueza de las economías, la participación de personas y la calidad de vida; aporte a la seguridad alimentaria de la población y cuide el ambiente.

Ganados y carnes: avance en la transparentación de la cadena cárnica
El Ministerio de Agroindustria de la Nación -a través de la Disposición 12-E/2017- dio a conocer los requisitos que deben cumplir las empresas proveedoras de los Controladores Electrónicos de Faena (CEF) conocidos como Cajas Negras, cuya instalación será obligatoria a partir de marzo de 2018.
La exigencia, que se pondrá efectiva para todos los frigoríficos, ya tuvo su período de prueba piloto en firmas que han cumplido exitosamente con los prototipos, lo que muestra que se está en condiciones de cumplir con los plazos estipulados para su colocación en todo el país. 

Los CEF son dispositivos que registran on-line la faena de cada planta frigorífica tomando la imagen, el peso, hora de faena y posición exacta de cada res en línea de producción. De esta manera se identifica el origen y destino de las mismas, optimizando el control de peso y tipificación de las reses, para evitar irregularidades impositivas. 

Al mismo tiempo, permitirá contar con una herramienta para elaborar estadísticas indispensables para definir políticas públicas relacionadas con la producción y comercio de carnes, generará información al productor sobre rendimientos y características de los animales enviados a frigorífico.

Las empresas proveedoras deben cumplir con los requisitos contemplados en el “Reglamento para la provisión de Controladores Electrónicos de Faena y servicio técnico”, que se informará a al Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario (SUCCA). Además, deberán completar, en carácter de declaración jurada, el “Formulario de solicitud de autorización y aceptación de condiciones” que debe estar acompañado con la documentación respaldatoria. 
Si bien la instalación de los mismos será obligatoria, las empresas frigoríficas podrán optar por el equipo que estimen más conveniente dentro de los disponibles, estando muy avanzadas las gestiones para obtener financiamiento del Banco de la Nación.

 

 

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