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Lavicor: una empresa familiar que sigue creciendo 

Desde hace 50 años se dedican a fabricar cortinas y aberturas en aluminio y PVC.
Domingo, 14 de octubre de 2018 00:12
foto Jan Touzeau

En 1967, en Santiago del Estero al 900 (frente a la Policía Federal) nacía una pequeña empresa de cortinas americanas gracias a la creatividad y visión de Guillermo Antonio Lavin. En aquel entonces, la casa familiar fue reformada y se instaló un pequeño local de 4x4. Así nació Lavicor. Con el correr del tiempo, la empresa fue evolucionando e incluyendo nuevos productos. La llegada de su hijo Guillermo Miguel Lavin y su esposa Liliana Isasmendi cambiaron el rumbo y empezaron a relacionarse con la carpintería de aluminio. Algo inédito en la provincia en aquel entonces.

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En 1967, en Santiago del Estero al 900 (frente a la Policía Federal) nacía una pequeña empresa de cortinas americanas gracias a la creatividad y visión de Guillermo Antonio Lavin. En aquel entonces, la casa familiar fue reformada y se instaló un pequeño local de 4x4. Así nació Lavicor. Con el correr del tiempo, la empresa fue evolucionando e incluyendo nuevos productos. La llegada de su hijo Guillermo Miguel Lavin y su esposa Liliana Isasmendi cambiaron el rumbo y empezaron a relacionarse con la carpintería de aluminio. Algo inédito en la provincia en aquel entonces.

“Empezamos a ir a ferias en Buenos Aires que estaban relacionadas con el aluminio, porque veía que el futuro podría ser por ahí, nada más que era difícil que entre a Salta porque éramos promadera. En los 90, lanzamos aberturas de aluminio y desde ese momento no paré más. Se empezó a vender más aluminio que cortinas”, contó Guillermo, quien sigue al mando de la empresa. 

Pero para él, el camino no fue fácil. Construir las bases de la empresa llevó un período demasiado largo porque lo hicieron “todo a pulmón”. “Nos costó el doble, pero gracias a que lo hicimos, hoy nos consideramos que somos una empresa sólida. No le estamos debiendo ni al Estado ni a un tercero”, destacó Lavin. 

La inversión que hicieron en estos años también fue importante y determinante, donde lograron automatizar la carpintería de aluminio y PVC. Este año, incorporaron una máquina importada desde España que corta vidrios laminados en forma automática. 

Los materiales, de primerísima calidad, también son un plus. Importan sus productos desde Alemania y Estados Unidos, donde son representantes en Salta de marcas mundialmente conocidas. “Quizás no seamos los más baratos, pero las empresas que tenemos atrás nos respaldan y nos dan la garantía que el cliente quiere”, remarcó el dueño. 

foto Jan Touzeau

Máquina que corta vidrios laminados en forma automática.

El trato personalizado es de vital importancia para la familia Lavin. Tal es así, que decidieron crear una empresa de servicio posventa para atender las necesidades que pueden surgir no solo para sus clientes, sino para aquellos que surgieron desde la competencia. 

“Creo que más importante que vender la abertura, es vender un servicio. Si a vos se te rompió un rodamiento en una carpintería, sabes que hay una empresa, que es un apéndice de Lavicor, que soluciona a terceros un problema. A la gente le importa más el servicio que el producto”, sentenció Lavin.

Lavicor este año decidió expandir sus fronteras. Están empezando a incursionar en el mercado exterior para exportar sus productos. El primer destino será Bolivia, y Guillermo (h) será el encargado de llevar adelante las negociaciones. “Estamos tratando de expandirnos un poco más a los países limítrofes. Hacerlo responsablemente, para no fallar. La idea es seguir creciendo, responsablemente y a pasos firmes”, destacó el hijo mayor.

La llegada de los hijos a la empresa fue fundamental, donde cumplen una función determinada. “Cada uno de nosotros tiene un rol dentro de la empresa para evitar esos conflictos diarios, pero lo más importante es que somos una empresa que está hace muchos años, que creció pero siempre estuvo atendida por sus propios dueños”, destacó Guillermo (h). 

Lavicor está trabajando en un proyecto faraónico. Firmaron un contrato para hacer toda la carpintería de la cadena hotelera Accor que abrirá un establecimiento con la marca Mercure en San Lorenzo que incluye 16 mil m2 de aluminio y vidrio. “Nos ponen más que contentos que hayan confiado en nosotros. Hace 50 años estamos en una pieza de 4x4 y hoy por hacer una obra de esa magnitud es un desafío grande y aparte un orgullo”, finalizó Guillermo.

fotografías: Jan Touzeau

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