El diálogo entre el periodismo y la literatura ha puesto siempre de manifiesto que la escritura de poesía, ficciones, dramas y la escritura de información, inclusive la escritura científica poseen la intencionalidad comunicativa.
inicia sesión o regístrate.
El diálogo entre el periodismo y la literatura ha puesto siempre de manifiesto que la escritura de poesía, ficciones, dramas y la escritura de información, inclusive la escritura científica poseen la intencionalidad comunicativa.
Desde los artículos de Mariano José de Larra hasta las crítica literaria y artística de Marcel Proust en revistas y periódicos de España y Francia, desde las inolvidables "aguafuertes" de Roberto Arlt, y los sólidos análisis de Di Benedetto, hasta el periodismo de investigación de Rodolfo Walsh con su "Operación masacre" (1957), que abre los límites de la ficción hacia la realidad, como señalara David Viñas, y las crónicas literarias de Gabriel García Márquez, puede afirmarse la dialógica relación entre periodismo y literatura.
Ellas y el patriarcado
En América Latina, dos mujeres, en el siglo XIX, marcaron el inicio de una conciencia de difusión que se situaba más allá de la lectura literaria.
Se trata de la cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda y de la primera novelista argentina, la salteña Juana Manuela Gorriti.
La Avellaneda, en el poco tiempo que estuvo de regreso en Cuba, ya que vivió desde muy joven en España, creó una revista dirigida al público femenino: "Álbum cubano de lo bueno y lo bello". Juana Manuela Gorriti abrirá en Lima una escuela para niñas y publicará en la "Revista de Lima" relatos y comentarios, llevará adelante las famosas Tertulias limeñas, donde alternarán escritores de la época como Ricardo Palma, Mercedes Cabello y Clorinda Matto de Turner.
La conversación y la lectura en las tertulias limeñas no estaban lejos del debate.
Tanto Gertrudis como Juana Manuela consideran la actividad literaria en su dimensión social, como comunicación, compromiso y docencia, alejada del hedonismo del salón aristocratizante y elitista.
Tanto Gertrudis como Juana Manuela construyen su receptor, y hacia ese receptor encaminan sus esfuerzos.
Difunden sus novelas a través del folletín en los medios de prensa. Surge así un público masivo, cada vez más alejado del salón.
Novelas en el diario
En Salta, siguiendo la técnica del folletín como una manera democrática de difusión, actitud que muestra el compromiso del escritor con sus lectores, el narrador Néstor Saavedra, publicó en El Tribuno por entregas dos novelas: "Tartagal village" (1959) y "El asalto" (1965).
Sus textos captaron en seguida la atención del lector, pues en ellos podía leerse no solamente la aventura, sino el fresco de una sociedad alejada de lo colonial y atávico: una sociedad moderna, de automóviles, empleados de banco, obreros, empleadas de comercio, cines y cafés, imbuidos en la angustia de los hombres y mujeres contemporáneos, solos y a menudo hastiados y amargos, como los personajes de Arlt (Recordemos otras novelas de este escritor, como "Locura en las montañas" de 1948 o "Los aventureros del Hotel Salta" de 1988, en las cuales puede advertirse la huella del realismo norteamericano de la llamada "generación perdida": Faulkner, Hemingway, Fitzgerald).
El público que se busca a través de esas "entregas" no es el tradicional público letrado de las élites; sino el lector de clase media, ciudadano, que reconoce en el mundo narrativo de las novelas de Saavedra su propio mundo.
Escritores periodistas
Otros escritores salteños de reconocida trayectoria han contribuido a la articulación entre el periodismo y literatura, en una propuesta de comunicativa más amplia.
Pensemos en Juan Carlos Dávalos, Joaquín Castellanos, Manuel J. Castilla, César Perdiguero, Raúl Aráoz Anzoátegui, José Juan Botelli, José Fernández Molina, José Ríos, Antonio Nella Castro, Ramiro Peñalva, Francisco Zamora, Luis Andolfi, Sara San Martín, Teresa Leonardi Herrán, Humberto Echechurre, Gregorio Caro Figueroa, Eduardo Ceballos, Benjamín Toro, Rodolfo Ceballos, Alejandro Morandini, Nelson Muloni y otros, quienes dirigieron páginas y suplementos culturales en diarios y revistas, ejercitaron la crítica literaria y colaboraron con notas y artículos que configuran un rico corpus textual que da cuenta de los intereses no solamente artísticos del país y el mundo, sino que muestran realidades sociales e históricas desde una particular mirada: la mirada del escritor. Algunos de ellos recogieron sus textos en libro, como lo hicieron Aráoz Anzoátegui y Botelli. Alejandro Morandini seleccionó y trabajó con la producción periodística de Manuel J. Castilla.
La actividad de los escritores salteños en los diarios locales fue intensa e hizo que el periodismo de esta provincia estuviera en muchos aspectos marcado por la creación e influenciado por los aportes de la literatura y de las artes. Los poetas y narradores trabajaron en secciones no sólo literarias, sino también de información general y noticias, etc.
Hoy esa relación entre los escritores y el periodismo o viceversa, se prosigue y marca una impronta en el periodismo salteño.
El secreto
Existen trabajos periodísticos y académicos que rescatan comentarios, crónicas, textos de opinión, anécdotas, contribuciones bibliográficas, material epistolar de esta pléyade de escritores salteños que escribieron el día a día de su comunidad y su tiempo.
Los escritores continúan colaborando y escribiendo la historia, la noticia y la literatura en los medios periodísticos de Salta, un modo especial para construir el "lector modelo" del cual habla Umberto Eco: un lector versátil, capaz de aceptar otros registros y códigos que no son los de la noticia y crónica específicas, sino una construcción que transita entre los bordes de la literatura y la información, una construcción a menudo sutil y compleja y por eso más rica.
.
.