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Tener agua potable, un derecho humano

Sabado, 20 de octubre de 2018 00:00

El acceso al agua segura no es un tema menor para los sectores vulnerables. La situación del agua potable para consumo de los seres humanos es un tema que debe tener prioridad, pues hace a la calidad de vida, a la salud y a la dignidad de las personas.

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El acceso al agua segura no es un tema menor para los sectores vulnerables. La situación del agua potable para consumo de los seres humanos es un tema que debe tener prioridad, pues hace a la calidad de vida, a la salud y a la dignidad de las personas.

En nuestro país aproximadamente siete millones de personas no acceden al agua potable y cerca de veinte millones no tienen servicio cloacal.

En la zona del Chaco salteño y el Gran Chaco, la población dispersa que es un cincuenta por ciento de toda la población de la zona no tiene agua potable, toman agua de los mismos lugares insalubres que lo hacen los animales.

Se considera que en el mundo un millón ochocientos mil niños mueren por año a raíz de infecciones transmitidas por aguas insalubres.

No obstante los últimos avances, es interesante observar el retroceso en Argentina, que en la primera mitad del siglo XX estuvo primera en la provisión de agua potable y actualmente se ubica detrás de Cuba, Colombia, Costa Rica, Uruguay, México y Chile. La situación es que un 21,60% de habitantes del país carece de agua potable y un 57,50% no tiene sistema de cloacas.

Presupuesto y derechos

La importancia que los gobiernos le atribuyen a las inversiones para proveer agua segura a la población se demostrará en los presupuestos que le destinen.

Esto se torna crucial en nuestra provincia, que registra un elevado índice de pobreza, sobre todo en la zona del Chaco semiárido y en el altiplano.

El agua, además de escasa, está contaminada naturalmente con arsénico; es salobre, intomable, y provoca diversas enfermedades estomacales. A todo esto debemos añadir la desnutrición infantil y el desamparo de las comunidades indígenas

Los ríos están contaminados con agroquímicos y por los basurales, los desechos industriales y cloacales.

Es responsabilidad del Estado el control ambiental, y así evitar, prevenir y sancionar. No se deberían permitir, y menos aún, fomentar, obras de pozos para extraer agua subterránea donde el agua no es apta para el consumo humano. Hacerlo constituye una violación a las convenciones de derechos humanos: la ONU lo ha explicitado: el agua es indispensable para una vida digna.

Al ser considerado el acceso al agua como un derecho humano y al estar estos derechos incorporados a nuestra Constitución Nacional, deben ser vigentes, aplicables y exigibles por todos los habitantes del país.

Un bien esencial

El agua es esencial para la vida humana y el saneamiento, indispensable para la salud. "Las causas básicas de la actual crisis del agua y el saneamiento radican en la pobreza, las desigualdades y la disparidad de las relaciones de poder, y se ven agravadas por los retos sociales y ambientales, como la utilización cada vez más rápida, el cambio climático, y la creciente contaminación y merma de los recursos hídricos", dice el informe de las Naciones Unidas.

Este debe ser un compromiso con la comunidad y una obligación asumida por los gobernantes. Esto es política pública con respaldo en el art. 31 de la Constitución Nacional.

Si bien desde el 1§ de agosto de 2015 ha entrado en vigencia en Argentina este nuevo Código Civil y Comercial, el texto aprobado no responde al anteproyecto, que en el artículo 241 establecía que el agua era un derecho fundamental garantizado. El definitivo establece que "Cualquiera sea la jurisdicción en que se ejerzan los derechos, debe respetarse la normativa sobre presupuestos mínimos que resulte aplicable".

Es lamentable que no se respetara el proyecto original redactado por la comisión designada al efecto. Pero, por más que no figure en el Código Civil, el agua sigue siendo esencial para la vida del ser humano, y se encuentra como derecho humano en los acuerdos y tratados internacionales que la Nación ha incorporado en la Constitución.

"Laudato si"

Sobre el agua, la encíclica del papa Francisco, Laudato si, nos señala que la esencialidad debe ser el hombre, la vida. Agrega que el bien común es el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección. Es sumamente importante recordar que el agua es prioritaria para toda vida.

Su escasez se genera por varias causas, a saber: por falta de políticas públicas de inversiones en producción y distribución del agua, por factores climáticos y por deficiencias en el uso.

En este siglo XXI, con siete mil millones de personas en la Tierra, que el agua sana como derecho humano no esté universalizada resulta toda una injusticia. El siglo XXI es el siglo del agua.

Plantear que es un derecho humano, no una mercancía, otorga derechos de dignidad y de satisfacción a las personas, construye el bien común y hace cultura y pedagogía respecto a que hay esencialidades que están por fuera del mercado. Y tiene que ser así porque nosotros, la comunidad, tenemos valores dados y a construir más allá del mercado o, mejor dicho, por encima de él.

 

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