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“Las mujeres no tendrían que esperar una ley de cupos”

Entrevista con Gregorio Badeni, abogado constitucionalista.
Domingo, 21 de octubre de 2018 00:32

El constitucionalista Gregorio Badeni cuestionó en Salta las leyes que buscan garantizar un cupo de representación femenina en los cargos y dijo que mujeres “que son incapaces” podrán participar de la política por las normas que impulsan la igualdad de género.
El abogado se refirió al tema tras participar de la conferencia inaugural de la 74° Asamblea de la SIP (Sociedad Interamericana de la Prensa) junto al juez y expresidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti.
Sobre el periodismo, opinó que debe “defender sus valores y no pedirle al Estado que lo defienda”.
También se refirió al escándalo en el que quedó involucrada la Corte Suprema por el manejo del CIJ (Centro de Información Judicial). Consideró que Lorenzetti cometió un error y que dejó “un poco desmantelado” al organismo porque trasladó a parte del personal antes de irse de la presidencia.
Además, en medio de la campaña por la separación de la Iglesia y el Estado, el constitucionalista manifestó que “no debe escandalizar a nadie” que un funcionario ponga un crucifijo en un edificio público. 
“No sé qué ha hecho Garavano, salvo hacer política”, expresó sobre las declaraciones del ministro de Justicia de la Nación, quien sostuvo que “no es bueno que un expresidente esté preso” y generó una interna en el oficialismo. 

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El constitucionalista Gregorio Badeni cuestionó en Salta las leyes que buscan garantizar un cupo de representación femenina en los cargos y dijo que mujeres “que son incapaces” podrán participar de la política por las normas que impulsan la igualdad de género.
El abogado se refirió al tema tras participar de la conferencia inaugural de la 74° Asamblea de la SIP (Sociedad Interamericana de la Prensa) junto al juez y expresidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti.
Sobre el periodismo, opinó que debe “defender sus valores y no pedirle al Estado que lo defienda”.
También se refirió al escándalo en el que quedó involucrada la Corte Suprema por el manejo del CIJ (Centro de Información Judicial). Consideró que Lorenzetti cometió un error y que dejó “un poco desmantelado” al organismo porque trasladó a parte del personal antes de irse de la presidencia.
Además, en medio de la campaña por la separación de la Iglesia y el Estado, el constitucionalista manifestó que “no debe escandalizar a nadie” que un funcionario ponga un crucifijo en un edificio público. 
“No sé qué ha hecho Garavano, salvo hacer política”, expresó sobre las declaraciones del ministro de Justicia de la Nación, quien sostuvo que “no es bueno que un expresidente esté preso” y generó una interna en el oficialismo. 

¿Cómo ve el contexto en el país para el ejercicio de la libertad de expresión?

En Argentina hay libertad de expresión. Hubo libertad de expresión durante el gobierno kirchnerista, por supuesto que hubo agresiones a la libertad de expresión y presiones ilegítimas a la prensa libre, pero ese es el juego de la democracia. En ese juego tiene un rol fundamental el periodismo para defender sus valores y no pedirle al Estado que lo defienda. 
El día que el hombre de prensa acuda al Gobierno para que lo defienda de agresiones que dependen de sectores privados y públicos, tendremos una prensa mediocre. Cuando la prensa actúa con firmeza, la situación es diferente. Además, la prensa contó con la colaboración muy importante de la ciudadanía. 

¿Cómo ve el avance de las causas por corrupción en el país? 
 
Lo veo bien pero muy lento, a pesar de que se actúa con más rapidez que hace diez años. Tengo miedo de que en algunas causas, salvo quizás la que lleva el juez (Claudio) Bonadio, los jueces federales de instrucción estén utilizando expedientes para obtener compensaciones del gobierno, que es lo que hicieron con Kirchner. Lamentablemente los jueces federales de instrucción no fueron el mejor ejemplo para la ciudadanía. 

En Salta hubo un debate profundo sobre la educación religiosa en las escuelas públicas, en el que se puso en discusión la constitucionalidad de esta política. ¿Tiene una opinión sobre el tema?
 
La libertad religiosa está consagrada en nuestra Constitución y se aplicó permanentemente. No se prohibieron otros credos ni nada por el estilo. Que se le dio cierta preferencia al culto católico apostólico romano obedece a dos razones: una constitucional y otra social. El grueso de la ciudadanía se sigue apoyando en la Iglesia y tiene fe en los principios cristianos.
El hecho de que, por ejemplo, en algún juzgado o establecimiento público haya un funcionario que cuelga un crucifijo no debe escandalizar a nadie. Como tampoco el hecho de que algún otro funcionario, en vez de poner un crucifijo, ponga alguna otra figura como puede ser la de Perón, la de Rosas o la de Kirchner. Hay que ser tolerantes y un poco más dispuestos a aceptar a quienes no piensan como nosotros.

Lo que se plantea es que resulta como una intromisión de una religión en una cuestión pública.

No, de ninguna manera. La religión gravita sobre el individuo, pero de ningún modo se inmiscuye en la vida pública. En la vida pública, cada uno en función de sus preceptos religiosos, puede dar su punto de vista. No por eso lo debemos condenar. No los podemos hacer pasibles de un acto de intolerancia o de violencia.

¿Por qué las mujeres siguen siendo pocas en la Justicia y en otros espacios?

En el Poder Judicial Nacional y Federal, más del 50 por ciento de los cargos están en manos de mujeres, que los han ganado en concursos, sin la necesidad de una ley que establezca un cupo femenino para el Poder Judicial. Lo mismo habría que lograr en la política. Si hubo restricciones para que las mujeres pudieran actuar en política fue por culpa de los hombres que están en los partidos. 

Pero las leyes de cupo abren un poco más el juego.

Las leyes de cupo son malas. En el Poder Judicial las mujeres han ingresado a más del 50 por ciento de los cargos y han demostrado que son más capaces que los varones que competían con ellas. Lo mismo tendría que pasar en la política. Las mujeres tendrían que demostrarle al pueblo que son mucho más capaces que muchos varones que están actuando en política. Y en la vida interna de los partidos, esas mujeres tendrían que actuar para ganar esos lugares y no esperar que venga alguien que les dé un privilegio con una ley de cupos. Porque con la ley de cupo, ahora que es 50 y 50, no quepan dudas de que habrá muchas mujeres que son incapaces, que van a ser muy malas políticas, pero bueno... como hay que ofrecerlas, se las va a ofrecer.

El tema es que no las dejan llegar aunque sean capaces.

Ese es el tema. Ahí hay que pelear, dentro de los partidos. 

¿Cómo vio la salida de Ricardo Lorenzetti de la presidencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación?

Es razonable porque, en el sistema actual, el presidente de la Corte es elegido por un período de tres años. Lorenzetti fue el presidente que el kirchnerismo aceptaba, no es que lo propiciaba, pero lo aceptaba y ahora ya no es así. El cambio por (Carlos) Rosenkrantz es muy positivo y es un juez muy capaz.

¿Qué opina de la crisis que se generó en la Corte Suprema por el manejo del CIJ?

Creo que Lorenzetti, con todo el respeto que le debo, cometió un error. Él fue el creador del CIJ, que dio muy buen resultado, pero no podía, diez días antes de terminar la presidencia, virtualmente sacar a diez de los funcionarios que formaban el centro y trasladarlos a su vocalía como funcionarios que dependen de él. 
A eso tendría que haberlo hecho, en todo caso, con la conformidad de Rosenkrantz. Porque ahora el CIJ quedó un poco desmantelado. Hay que hacer nuevos nombramientos. Creo que fue un error.

El ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano, dijo que no es bueno que un país tenga a un expresidente preso y se generó una interna importante en el oficialismo.

En un caso como el de la Argentina, lo que dijo Garavano no tiene ningún sentido. Después de tantos años de corrupción, de menemismo y de kirchnerismo, es bueno que algún expresidente de la república esté preso para que los ciudadanos vean que no hay nadie que tenga un privilegio absoluto. Así que al contrario, es bueno.
Lo que debería hacer Garavano, en vez de formular tantas declaraciones, es dedicarse más a su área. En los dos años que estuvo, poco o nada hizo para mejorar el funcionamiento del Poder Judicial. Ni incluyó la modificación de la ley del Consejo de la Magistratura, forjada por Cristina Kirchner. No sé qué ha hecho, salvo hacer política, cuando él tenía una función básicamente técnica. Incluso el asesoramiento jurídico al presidente, si lo ha dado, fue bastante malo.
Cuando el presidente fue elegido, había dos vacantes en la Corte Suprema y alguien le dijo que podía nombrarlos por decreto. Entonces por un decreto de necesidad y urgencia, porque no funcionaba el Congreso, nombró a Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti. Pero no midió las consecuencias políticas. La medida era judicialmente válida porque tenía que ser ratificada por el Senado, pero tuvo que retirar los nombramientos y presentarlos en abril. 

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