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“Trato de encontrarle una pertinacia social a lo que hago”

Entrevista al director Benjamín Naishtat
Miércoles, 24 de octubre de 2018 15:27

“A mediados de los años 70, un hombre extraño llega a una calma ciudad de provincia. En un restaurant, y sin motivos aparentes, comienza a agredir a Claudio, un reconocido abogado. La comunidad apoya al abogado y el extraño es humillado y expulsado del lugar. Más tarde y camino a casa, Claudio y su mujer Susana son interceptados por el hombre extraño quien está determinado a cobrarse una terrible venganza. El abogado toma entonces un camino sin retorno, de muerte, secretos y silencios”. Se anuncia en la sinopsis de Rojo de Benjamín Naishtat, con producción de la salteña Bárbara Sarasola Day Protagonizada por Dario Grandinetti, Andrea Frigerio, Alfredo Castro y Diego Cremonesi, se estrena en Argentina el próximo 25 de octubre, luego de haber participado en el Festival Internacional de Toronto y en el Festival de Cine de San Sebastián. En este último obtuvo tres reconocimientos, incluyendo mejor dirección y fotografía. En diálogo exclusivo con el Tribuno, Naishtat habló de los detalles de un film atractivo para revisar el pasado. 

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“A mediados de los años 70, un hombre extraño llega a una calma ciudad de provincia. En un restaurant, y sin motivos aparentes, comienza a agredir a Claudio, un reconocido abogado. La comunidad apoya al abogado y el extraño es humillado y expulsado del lugar. Más tarde y camino a casa, Claudio y su mujer Susana son interceptados por el hombre extraño quien está determinado a cobrarse una terrible venganza. El abogado toma entonces un camino sin retorno, de muerte, secretos y silencios”. Se anuncia en la sinopsis de Rojo de Benjamín Naishtat, con producción de la salteña Bárbara Sarasola Day Protagonizada por Dario Grandinetti, Andrea Frigerio, Alfredo Castro y Diego Cremonesi, se estrena en Argentina el próximo 25 de octubre, luego de haber participado en el Festival Internacional de Toronto y en el Festival de Cine de San Sebastián. En este último obtuvo tres reconocimientos, incluyendo mejor dirección y fotografía. En diálogo exclusivo con el Tribuno, Naishtat habló de los detalles de un film atractivo para revisar el pasado. 

Rojo es una película muy particular...

Dramáticamente se trata de un policial. Es una historia de género, que cumple las reglas de un policial, con una intriga, un crimen, un misterio. Después, por fuera de lo estrictamente dramático hay un fondo que se cuenta, que es el de la sociedad argentina en los años °70. La clase media y un montón de cuestiones que tienen que ver con la historia de nuestro país. A la vez, no necesariamente todo pasa por los diálogos. La idea era contar a través del montaje, de los movimientos de cámara. Allí el silencio es una herramienta más que permite contar algo que no es dicho. Muchas veces el silencio está en lugar de una palabra que es callada, de algo que es escondido. Hay mucho de oculto en esa sociedad que está retratada en la película.

Naciste en democracia, ¿qué te llevó a revisar los 70 en clave policial?

Algunas de las cosas que están sucediendo en Brasil y acá también, nos llevan a darnos cuenta de que quizás la historia no es tan lineal. Se puede interpretar que alguien no ha vivido un período, y sin embargo hay una resonancia directa de unos ecos de los acontecimientos históricos que van atravesando el tiempo. Yo creo que hoy la vida política argentina está muy teñida por los traumas de los 70. Y eso tiene que ver con el hecho de no comprender, no haber hecho las partes de culpa que se tienen que hacer. Particularmente respecto a lo que aborda la película, que es la cuestión de esta sociedad que mira para otro lado cuando viene un avasallamiento absoluto de los Derechos Humanos. Empezaba haciendo el eco con Brasil porque me parece que está pasado algo parecido, que es reflejo de una cuestión epocal donde vemos un retroceso y eso me preocupa. Hacer cine es caro y lleva muchos años, entonces cuando pienso en una historia, más allá de mis curiosidades como director, trato de encontrarle una pertinacia social a lo que hago. Me parece que por ahí viene la cosa.

Hablás de pertinencia social, en la película las mujeres simplemente acompañan, no deciden. Hoy están en otro lugar.

Claro, y es muy interesante porque justamente en esta época estamos atravesando un gran cambio cultural donde el movimiento de mujeres es la gran novedad social y política de estos últimos años. Cuando uno revisita, investiga y aprende cómo era la vida familiar en los años 70, se hace muy tangible esa opresión. Si bien toda la sociedad estaba oprimida, la mujer lo estaba doblemente, porque en dentro de ese sistema opresor, estaba también oprimida dentro de su casa. Algo de eso está contado en la película a través de un rol de mucha sumisión. El mundo de los 70 es un mundo de hombres y eso lo quisimos contar también.

¿Cómo imaginás que será la recepción de la película?

Estoy muy expectante en cuento a la recepción de la película. Me pregunto también por el retrato tan seco de lo que era el rol femenino en la época. Va a ser chocante. Pero uno tiene que ser riguroso con la construcción histórica, decir las cosas como fueron.

Rojo obtuvo tres premios en el Festival de San Sebastián ¿eso te condiciona al momento de producir?

No. Los festivales son una parte necesaria, de encuentro artístico y de industria donde hay mucho intercambio, las películas circulan y encuentran distribuidores, prensa, público. Siempre son positivos. Uno agradece cuando los programadores le dan un lugar al trabajo porque es una gran ayuda. Después, eso no es lo que va a determinar el tipo de proceso que uno encara. Los procesos, por suerte, parten de razones más telúricas y misteriosas.

¿Y cuáles son esas razones?

Tiene que ver con la sensación de que hay algunos proyectos que no puedo no hacerlos, como si estuviera medio “condenado” -lo digo con humor, porque no es una condena, es algo hermoso- a hacer algunos proyectos. Es bastante irracional. A veces me encantaría hacer una comedia o algo romántico, pero siempre estoy yendo hacia cosas más oscuras. Casi que no es una elección sino una especie de cosa hecha, de necesidad.

¿Cuál es tu opinión respecto del cine argentino actual?

Veo mucha diversidad. Gente de diferentes generaciones, trabajando al mismo tiempo en distintos temas. Veo estudiantes que están con ideas nuevas, alucinantes. Me encanta la comunidad de cine que tenemos. Me preocupa un poco que no haya conciencia, por parte del sector público, de que el cine argentino es uno de los diez más importantes del mundo. Se vende, genera dinero, pero necesita un rol activo del Estado, que se está retirando. Si eso no cambia pronto, en unos años no va a haber ni San Sebastián, ni Venecia, ni nada para el cine argentino. Entonces, si nos damos cuenta, más temprano que tarde, vamos a poder salvar el lugar que tenemos en el mundo como cinematografía. 

Te referías antes a tus ganas de hacer una comedia ¿lo llevarías a cabo?

Tengo un proyecto para hacer comedia con una directora. No sé cómo seré en ese rol, pero va a ser distinto. Siempre lo nuevo es interesante.

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