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¿En qué se diferencian el día de Todos los Santos, el de los Difuntos y Halloween?

A finales de octubre y principios de noviembre se suceden tres días relacionados con la muerte, existen matices importantes que los distinguen.
Miércoles, 31 de octubre de 2018 17:56

En la noche del 31 de octubre se celebra Halloween, el primero de noviembre se conmemora el día de Todos los Santos y al día siguiente recordamos “a los fieles difuntos”. ¿Estamos refiriéndonos a lo mismo de forma distinta? ¿En qué se diferencian una fiesta de otra?

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En la noche del 31 de octubre se celebra Halloween, el primero de noviembre se conmemora el día de Todos los Santos y al día siguiente recordamos “a los fieles difuntos”. ¿Estamos refiriéndonos a lo mismo de forma distinta? ¿En qué se diferencian una fiesta de otra?

Los tres días orbitan alrededor de un tema común: la muerte.

Hoy (31 de octubre) es Noche de Brujas, también conocida como Noche de Víspera de Difuntos o Halloween. Una celebración originada en la festividad céltica conocida como Samhain, que deriva del irlandés antiguo y significa fin del verano. Asimismo, tiene su vínculo con la solemnidad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre.

El 2 de noviembre, en tanto, es el Día de los Muertos. Una festividad, cuyas raíces son prehispánicas, en la se que honra a los difuntos. Se celebra el 1 y 2 de noviembre y coincide con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.

La cercanía de sus fechas, su relación con la muerte y los espíritus, el misterio por lo desconocido y hasta algunos de los símbolos utilizados tienden a relacionar ambas festividades, pero sus motivaciones son muy diferentes.

Mientras que Halloween tiene sus orígenes en la cultura anglosajona, el Día de los Muertos tiene sus raíces en la cultura prehispánica (hay registros de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca) y sus festejos comenzaron hace más de 3 mil años.

Consecuentemente, Noche de Brujas se celebra principalmente en Irlanda, Canadá, Estados Unidos, y el Reino Unido. Y el Día de los Muertos, sobre todo, en México, Guatemala y en el norte argentino.

En el Samhain, se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta, considerada como el Año nuevo y el inicio de la estación oscura. En ese entonces, se creía que esa noche se abrían las puertas del "otro mundo" y las almas de los muertos - tanto espíritus buenos, como malos- llegaban a la tierra de los vivos. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus dañinos eran alejados. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos ya que el objetivo era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.

En los tiempos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento. El festival se convirtió en el Día de los Muertos y conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica. Se realizaba cerca del comienzo de agosto y se festejaba durante un mes entero. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y la vida de parientes fallecidos.

En cuanto a cómo se celebran en la actualidad ambos días también hay diferencias. Durante Halloween se suelen tallar las calabazas para usar como lámparas, también conocidas como Jack O'Lantern, figura basada en un personaje de una antigua leyenda irlandesa. Además, entre otras costumbres, se adornan las casas con motivos oscuros, fantasmales, alusivos a la muerte con el objetivo de ahuyentar los malos espíritus. Los más chicos se disfrazan y suelen pedir dulces con la frase, "¿Dulce o truco?".

El día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos según el calendario litúrgico de la Iglesia Católica, recuerda a todas las personas que se han salvado y están en el paraíso, gozando de Dios. La Iglesia celebra cada 1 de noviembre a todas las personas que se han salvado, también a aquellas anónimas que han muerto en paz a lo largo de todos los tiempos y que han llegado al paraíso. Dicho de otra forma: la Iglesia católica reconoce como santos a todos los muertos que están con Dios.

En el Día de los Muertos, de los fieles difuntos o de las almas, en cambio, no se pide: se visitan los cementerios. La celebración del 2 de noviembre se basa en la doctrina que sostiene que las almas de los creyentes que, al tiempo de morir no estaban en pecado venial, se las puede ayudar a alcanzar la visión beatífica con rezos, misas y responsos. 

Algunas de las creencias populares relacionadas con esta fecha son de origen pagano y vienen desde tiempos inmemoriales. Así, habitantes de muchos pueblos del interior salteño aún conservan la tradición de que, en la noche de los Difuntos, éstos vuelven a sus casas para participar de la comida u "ofrendas" que sus deudos les preparan.

Todos los años para finales de octubre, los campesinos católicos esperan ansiosos la visita de las almas. Desde días antes preparan bebidas (chicha y aloja), amasan pan, elaboran las comidas preferidas de sus difuntos, y confeccionan flores y coronas de papel.
Los preparativos culminan en la tarde del 1 de noviembre. Entonces colocan sobre una mesa con mantel blanco, las "ofrendas" que las almas consumirán en su visita nocturna. 

Por su parte, en el "cuarto de las ofrendas", que es adornado con flores naturales y de papel, se instala un pequeño altar con imágenes santas y las fotografías de los muertos de la familia. Al día siguiente, la familia se reúne para asistir temprano al cementerio. Lo hace portando los ramos y las coronas de flores que elaboraron días antes.

En México se realizan ofrendas en altares decorados con papel picado de diversos colores, flores, velas, alimentos, con el fin de darles la bienvenida a las almas de los difuntos al mundo de los vivos. Incluso hay familias que se quedan a dormir allí, ya que durante las festividades permanecen abiertos las 24 horas. Durante estas fechas, se suelen contratar grupos musicales que interpretan las canciones preferidas de los que ya no están, al pie de su sepulcro.

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