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La capilla de la UNSa y la barca de Pedro

Días pasados sus muros fueron garabateados con aerosol negro, pero a poco los alumnos borraron las leyendas. 
Domingo, 07 de octubre de 2018 00:40

Días pasados los muros de la capilla de la UNSa fueron pintados por quienes dicen defender el aborto no punible. Eso se deduce de los escritos con aerosol negro. A poco, un grupo de alumnos procedió voluntariamente a borrar las leyendas: “Aborto legal” e “Iglesia y Estado andan juntos o por separado”. Paralelamente, aseguraron que “no responderían con violencia las provocaciones anónimas”, aunque por lo bajo dijeron: “Bueno, tan anónimas no son”. 

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Días pasados los muros de la capilla de la UNSa fueron pintados por quienes dicen defender el aborto no punible. Eso se deduce de los escritos con aerosol negro. A poco, un grupo de alumnos procedió voluntariamente a borrar las leyendas: “Aborto legal” e “Iglesia y Estado andan juntos o por separado”. Paralelamente, aseguraron que “no responderían con violencia las provocaciones anónimas”, aunque por lo bajo dijeron: “Bueno, tan anónimas no son”. 

Obvio, esto desató interrogantes y polémicas. Muchos se preguntaron sobre el origen de este oratorio de tan particular belleza arquitectónica. Quizá por eso docentes y personal más antiguo de la casa fueron los más consultados sobre el tema, y la verdad es que casi nadie recordaba su origen; ni quien la había construido y mucho menos que rector había dispuesto su construcción. 

Algunos dijeron que había sido en los albores de la universidad, allá entre 1972 y 1973. Otros que se había erigido en los primeros años de la dictadura. 

Y así fue que las preguntas pasaron del boca a boca a las redes, donde alguien se preguntó sobre la razón de una capilla cristiana en el campus de una universidad pública. 

Este interrogante desató otra polémica que ya se vislumbraba, pues no faltó quien sugirió su demolición, lisa y llana. Y, por supuesto, la reacción no se hizo esperar, y así, la pregunta inicial, sobre el origen de la capilla, pasó al olvido.

A los que adhieren a la demolición bueno es recordarles, por ejemplo, que la Universidad de Heidelberg (1386), la más vieja de Alemania, y catalogada “universidad de elite”, aún conserva su capilla. Y por supuesto ello no impidió que ella tenga en su haber 29 premios Nobel, además de grandes pensadores. Y, más aun, a nadie se le ocurrió plantear la demolición de la capilla.

Pero volvamos a Salta, donde según don Nicolás López Isasmendi es un “poético vergel, que siempre dio, gracias a su clima, opas a granel”. 

Y así fue que gracias al Dr. José Viramonte, docente de la UNSa, pudimos acceder a “20 años de infraestructura edilicia 1972-1992”, trabajo editado por la Secretaría Administrativa y la Dirección General de Obras y Servicios de la UNSa (1992). Por esta edición elaborada por el arquitecto Rodolfo Eduardo Ibáñez, nos enterarnos que la capilla se levantó entre febrero y agosto de 1983, en el rectorado del contador Gustavo Enrique Wierna. También pudimos saber que el autor del proyecto fue justamente el arquitecto Ibáñez y que, según un dato arrimado por la Dra. María Correa, “su forma, de una belleza enigmática, representa la barca de Pedro, un símbolo cristiano muy fuerte...”.

Y ahora, guste o no, la capilla no solo es parte de la UNSa, sino también del patrimonio arquitectónico de Salta. 

Al equívoco de su construcción no sumemos ahora la barbaridad de una demolición.

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