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Acuerdo Mercosur- UE, primera víctima del triunfo de Bolsonaro

Se esperaba que un eventual  triunfo de Fernando Haddad destrabara la situación.
Martes, 09 de octubre de 2018 11:33

El siempre demorado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) será la primera víctima en materia económica de la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, en el caso de que se confirme su triunfo en la segunda vuelta del próximo 28. 
Si bien las negociaciones están estancadas desde el primer semestre del año, Mauricio Macri conserva las esperanzas que para la cumbre del G-20 de comienzos de diciembre, pueda haber algún tipo de avance, aunque sea político, entre los dos bloques para que las discusiones continúen. Para esto se necesitaría que el principal estado sudamericano que cuestiona capítulos enteros flexibilice su posición ante los europeos; y que, luego, países como Francia, Irlanda y Polonia (los más duros de la UE) también cedan. 
En el caso de Brasil, se esperaba que un eventual triunfo de Fernando Haddad lo destrabara. En realidad el candidato preferido de Luiz Inacio Lula da Silva nunca se pronunció sobre el tema, y se supone que tampoco es un fan del acuerdo con la UE. Pero lo cierto es que Bolsonaro es un enemigo de este tipo de pactos, con lo que la posibilidad de cerrar el acuerdo, al menos en un corto plazo, pasó al terreno de la utopía desde el domingo. 

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El siempre demorado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) será la primera víctima en materia económica de la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil, en el caso de que se confirme su triunfo en la segunda vuelta del próximo 28. 
Si bien las negociaciones están estancadas desde el primer semestre del año, Mauricio Macri conserva las esperanzas que para la cumbre del G-20 de comienzos de diciembre, pueda haber algún tipo de avance, aunque sea político, entre los dos bloques para que las discusiones continúen. Para esto se necesitaría que el principal estado sudamericano que cuestiona capítulos enteros flexibilice su posición ante los europeos; y que, luego, países como Francia, Irlanda y Polonia (los más duros de la UE) también cedan. 
En el caso de Brasil, se esperaba que un eventual triunfo de Fernando Haddad lo destrabara. En realidad el candidato preferido de Luiz Inacio Lula da Silva nunca se pronunció sobre el tema, y se supone que tampoco es un fan del acuerdo con la UE. Pero lo cierto es que Bolsonaro es un enemigo de este tipo de pactos, con lo que la posibilidad de cerrar el acuerdo, al menos en un corto plazo, pasó al terreno de la utopía desde el domingo. 

Negociaciones

Las últimas rondas de negociaciones entre los dos bloque se habían concretado el mes pasado en la sede del bloque sudamericano en Montevideo. Allí, el canciller uruguayo y anfitrión de la reunión Rodolfo Nin Novoa, había reconocido que el potencial acuerdo se encontraba trabado en muchos capítulos fundamentales; comenzando por las diferentes cuotas de alimentos (carne, azúcar, derivados de las harinas) que la UE le concedería a los países sudamericanos. En ese momento, de los 14 capítulos generales en discusión, había acuerdo en 10, mientras que en otros 4 continuaban las negociaciones abiertas, con mayor o menor cercanía de un cierre final; pero con discusiones que sólo podrían haberse solucionado con decisiones políticas de los jefes de Estado involucrados. 

Dulce espera

Si bien desde Uruguay y la UE se consideraba en la reunión de Montevideo que el acuerdo estaba en una especie de limbo y que se debería esperar hasta el 2019 para anunciar avances serios; aseguraban los negociadores argentinos que al llegar a uno o dos capítulos sin cerrar, cabía la posibilidad de un pronunciamiento "político" en la cumbre del G-20 de Buenos Aires. Para que esto hubiera sido posible, desde la UE se reclamaba que también Brasil expusiera un criterio negociador tan fuerte como el de la Argentina; incluyendo algún tipo de compromiso para que se cierren las negociaciones con límites para diciembre del año próximo. Desde el gobierno de Temer se le prometió siempre a Macri apoyo y "buena fe", pero se respetaba que la decisión final debía tomarla su sucesor.

Bolsonaro contra los acuerdos de apertura económica

El triunfador del domingo es un enemigo declarado, al menos en campaña, de los acuerdos de apertura económica; al punto de prometer a sus votantes una era de proteccionismo moderno para la economía industrial de su país. Entre los sectores que prometió proteger se incluyen los electrodomésticos, los alimentos con valor agregado, los farmacéuticos, las autopartes, plásticos, químicos e insumos industriales, entre otros rubros. Todos estos se encuentran dentro de los sectores en los que ya había acuerdo con la UE, con lo que de aplicar Bolsonaro sus promesas industriales de protección expresadas en campaña; el acuerdo entre el Mercosur y la UE entrará en un cono de sombras. 
Nada que sorprenda. De hecho sería el mismo status quo que venían sosteniendo las negociaciones durante 20 años. Sería simplemente mantener la situación actual sin mayores modificaciones. La mala noticia sería para el Gobierno argentino, principal impulsor de un acuerdo de este tipo desde que Mauricio Macri llegó a la presidencia. Tendrá el jefe de Estado argentino que resignarse. 
Pero hay un peligro superior. Se cree que Uruguay, cansado de las trabas para avanzar en el pacto final, podría reclamar su independencia para discutir unilateralmente un acuerdo independiente, lo que según el estatuto del Mercosur, equivaldría a su teórico fin.

Fuente: Ambito Financiero

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