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Esta será la última semana de la heladera solidaria en Salta

Debido a la situación económica, no se podrá seguir sosteniendo el proyecto, que nunca recibió apoyo estatal.
Jueves, 01 de noviembre de 2018 01:43

Con mucha pena, los impulsores de la heladera solidaria en la ciudad de Salta decidieron cerrarla porque no pueden sostener más el proyecto, que brindaba 150 bandejas de comida abundante y nutritiva a quienes tuvieran hambre.

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Con mucha pena, los impulsores de la heladera solidaria en la ciudad de Salta decidieron cerrarla porque no pueden sostener más el proyecto, que brindaba 150 bandejas de comida abundante y nutritiva a quienes tuvieran hambre.

Esta será la última semana que funcionará el servicio, que existe desde mediados de marzo de 2016 en el Paseo Balcarce.

Paola y Marcelo Aragón contaron a El Tribuno que "la situación no da para más" ya que "subió todo" y no tienen ningún tipo de colaboración. Lamentaron que nadie del Gobierno de la Provincia ni de la Municipalidad de Salta les hubiera ofrecido jamás ayuda.

"Antes se hacía el esfuerzo y se podía pero ahora, dada la situación económica que atravesamos, es imposible", dijeron los hermanos. "Lo hicimos mientras se pudo".

La heladera solidaria funcionaba de lunes a lunes, de 19.30 a 4, fuera de la peña Los Cardones, sobre Balcarce al 800. Los dueños, además de comprar la mercadería y las bandejas, pagaban extra a los cocineros para que prepararan la comida de la heladera y mantenían todo en condiciones. Contaron que al principio algunas personas colaboraban con la heladera pero que la ayuda no se sostuvo en el tiempo.

"Nosotros cocinábamos todos los días para dar de comer. Es una inversión diaria que se viene bancando hace casi tres años", expresaron.

Además, cuestionaron: "El Gobierno nunca se acercó y muchas veces (funcionarios) pasaron por la Balcarce mientras estaba la heladera. Pasó el intendente (Gustavo Sáenz) por otros temas pero nunca se acercó a ver la heladera".

Los hermanos Aragón saben que las bandejas que preparan a veces constituyen la única comida de muchos salteños: "La gente necesita comer. Van familias de seis o siete personas con niños. Todos los días buscan sus bandejas. Eso les cubre una comida o por ahí la fraccionan y al día siguiente también comen eso, hasta la noche".

Una mujer dijo sobre este proyecto: "No es solo una heladera, es gente que pone su corazón y su empeño en esto, en mantener alimentos frescos todos los días, personal para la elaboración, compra de insumos, bandejas... Todo costeado por esta familia, que hoy se ve empujada a desistir de esta obra que, estoy segura, como a mí, ayudó a muchos".

Tiempos mejores

En abril de este año, Paola habló con El Tribuno sobre lo bien que estaba funcionando la heladera solidaria. Poco después, una devaluación fuerte comenzó a afectar a todos y, principalmente, a los más vulnerables.

Paola contó que a la heladera la inauguraron con ayuda de su mamá y de su papá porque antes muchas personas pasaban a pedirles comida. "Mis padres eran maestros rurales y conocieron el hambre en las escuelas de zonas inhóspitas. Ellos nos incentivaron para hacer esto. "Hay que ayudar y salir adelante', nos decían".

Hace unos seis meses sacaban alrededor de 200 bandejas por día, bien envueltas y siempre se terminaban; a veces los fines de semana se quedaban "cortos". Todos los días se hacía un menú distinto. Era comida fresca y cada bandeja salía con una porción de pan.

Paola confesó que siempre se sumaba gente nueva y que la mayoría estaba en situación de calle: "A veces se llevan una bandeja extra porque no tienen qué comer el día siguiente".

La heladera, que pronto se cerrará, era de acceso libre. "Si la gente se lleva una, dos o tres bandejas es porque las necesita", decía Paola. "No vamos a controlar. Si llevan, es porque tienen el hijo en la casa o la esposa que no puede ir a buscar su bandeja", comentaba. "Nosotros controlamos que no se acabe y, cuando se acaba, reponemos".

En la peña había un microondas para calentar la comida. Además, les daban cubiertos y la posibilidad de sentarse en la vereda o en la peña.

 

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