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Amenazó y golpeó a una maestra porque aplazó a su hija

Todo el mundo piensa en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.
Domingo, 11 de noviembre de 2018 00:38

Rubén Arenas

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Rubén Arenas

"Los tiempos han cambiado", es una frase que se escucha con frecuencia para graficar que la vorágine de la maratónica vida no da tregua y que por ello hay mantenerse actualizado.

Sin embargo, ese cambio no necesariamente es aplicable a los tiempos cuando se trata de cuestiones relacionadas con la moral y las buenas costumbres.

Es común escuchar a los que hoy peinan canas decir que desde niño siempre les enseñaron que la maestra era la "segunda madre". No se trataba de una frase hecha, porque esto formaba parte de un acuerdo tácito entre los padres y los docente. La maestra cumplía a rajatabla con ese rol y el alumno, también de manera tácita, asumía ese acuerdo establecido por sus mayores.

La regla número uno era el respeto. La regla número dos, estudiar. Por eso ningún chico osaba regresar a casa con la queja que le pusieron en penitencia por haberse portado mal o que la "señorita" lo sentenció un "cero" por no haber estudiado. Para los progenitores todas las medidas correctivas y las decisiones que tomaba la maestra eran ley. El cuaderno de comunicaciones era el instrumento clave para el diálogo entre padres, docentes y autoridades escolares.

Lamentablemente, con el paso de los años, ese pacto se rompió y se rompió para mal porque implicó la destrucción de normas sociales elementales. Las crónicas policiales están plagadas de episodios protagonizados por alumnos rebeldes que insultan y agreden a docentes. De igual manera se dan casos de padres que proceden de manera violeta con los educadores. Esto es lo que agravó la situación porque el mal ejemplo de los mayores produjo un efecto cascada en los hijos.

El mes pasado una mujer de 31 años fue llevada a juicio por un violento episodio ocurrido el año pasado en la Escuela N§ 4705 República de Colombia de Rosario de la Frontera. Irritada por el fracaso de su hija en un examen de matemáticas la desaforada madre irrumpió en el establecimiento donde provocó un escándalo de película. Fuera de si, la señora amenazó a la directora de la escuela y a otras docentes que trataron de calmarla. Luego arremetió contra la maestra que aplazó a su niña y la agredió físicamente.

Todo esto sucedió en presencia de la población estudiantil y de vecinos que acudieron alarmados a la escuela al escuchar los gritos e insultos de la vecina.

La mujer se había presentado al colegio para exigir que le diera otra oportunidad a la estudiante, quien se había llevado a rendir la materia. La directiva le explicó que el sistema educativo no admite nuevas oportunidades en los exámenes finales cuando un alumno se lleva a rendir alguna materia. Ante la negativa, la madre insultó y amenazó a la titular del establecimiento.

Luego protagonizó un segundo round con la docente del área, a la que también amenazó y tomó de los cabellos. Cuando la belicosa se aprestaba a aplicarle un puñetazo en el rostro intervino otra maestra, quien en el forcejeo resultó lesionada en un brazo. Las tres damnificadas radicaron la denuncia contra la enardecida señora y señalaron que no era la primera vez que tenía comportamientos inapropiados en el establecimiento. Minutos después la mujer fue detenida por la Policía en su domicilio y permaneció privada de su libertad por varios días.

El fiscal penal Oscar López Ibarra le imputó los delitos de amenazas y lesiones le ves en perjuicio de la docente. En el juicio, la jueza Carolina Poma Salvadores condenó a la imputada a la pena de un mes de prisión de ejecución condicional por la agresión a la docente de matemáticas y la absolvió de los delitos de lesiones en perjuicio de la otra docente y de amenazas por el beneficio de la duda.

La magistrada le impuso, además, el cumplimiento de reglas de conducta tales como prohibición de acercamiento a las denunciantes y ejercer cualquier tipo de actos de violencia en contra de las mismas, bajo apercibimiento de dejar si efecto el beneficio de la excarcelación.

También dispuso que sea sometida un tratamiento psicológico.

 

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