Durante todo el fin de semana operarios de la Secretaría de Protección Civil, en forma conjunta con Defensa Civil de Tartagal y el Ejército Argentino, trabajaron en la extracción del agua acumulada en el cerro de la Virgen de la Peña de Tartagal, por el desmoronamiento de piedras.
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Durante todo el fin de semana operarios de la Secretaría de Protección Civil, en forma conjunta con Defensa Civil de Tartagal y el Ejército Argentino, trabajaron en la extracción del agua acumulada en el cerro de la Virgen de la Peña de Tartagal, por el desmoronamiento de piedras.
Así, de a poco, los agentes públicos están logrando aliviar la presión que la constante acumulación de agua estaba ejerciendo sobre los inmensos bloques de piedra que taponaron el normal escurrimiento del agua por el cauce del arroyo Yariguarenda, que pasa al lado del Santuario Virgen de la Peña, a unos 15 kilómetros al norte de Tartagal.
La anómala situación fue advertida hace poco más de diez días por unos baquianos que se sorprendieron al ver que se había cortado el cauce del arroyo a pesar de las lluvias intensas registradas en la zona de las serranías de San Antonio, a mediados del mes pasado.
Los habitantes emprendieron entonces una excursión aguas arriba de la cañada para descubrir a unos mil metros que enormes piedras, del tamaño de un edificio de cuatro pisos, según describieron, habían taponado totalmente el curso del arroyo Yariguarenda, por lo que se había formado un dique natural en la montaña.
Cuando las autoridades, municipales primero y provincial después, fueron alertadas del extraño fenómeno dispusieron de una comisión para revisar el lugar.
Los agentes municipales no tardaron en pedir ayuda al personal del Ejército capacitado para actuar en este tipo de casos.
También se pidió opinión a personal de Defensa Civil de la Provincia y al doctor en Geología Ricardo Alonso.
Todos los consultados coincidieron en la necesidad de destrancar el cauce, pero de a poco, de forma de no provocar un aluvión similar al que arrasó parte de la ciudad de Tartagal en 2009, cuyo mal recuerdo permanece en la memoria de muchos aquí.
Ante la certeza de tener que usar explosivos para poder remover esas enormes piedras, las autoridades decidieron primero comenzar a extraer agua con bombas para que el caudal acumulado disminuya considerablemente.
Luego de esto se prevé provocar una voladura controlada, de manera de liberar totalmente el curso del arroyo y que la situación retorne a la normalidad para los vecinos y lleve tranquilidad a los turistas que visitan el santuario.