Nicolás Nolasco, hermano de Luis, el electricista del submarino y uno de los siete salteños que iban a bordo del sumergible desaparecido, contó que vive con incertidumbre día a día.
inicia sesión o regístrate.
Nicolás Nolasco, hermano de Luis, el electricista del submarino y uno de los siete salteños que iban a bordo del sumergible desaparecido, contó que vive con incertidumbre día a día.
El joven viajó con su padre hacia Mar del Plata para participar del acto que se realiza hoy por el primer aniversario desde que se perdió el contacto con el ARA San Juan. En la capital salteña familiares marcharán desde las 18.30 en la plaza 9 de Julio.
"Nosotros pensamos que ellos podrían estar vivos, secuestrados, porque si no tendría que aparecer el submarino. Dada la tecnología con la que los buscan, ya tendría que haber aparecido. No creo en esa explosión que nos dijeron porque para mí fue todo una mentira", manifestó.
El muchacho criticó que no se investigara en su momento el punto donde se detectaron "golpes de casco", y expuso sus dudas ante la nueva búsqueda. "Ahora nos enteramos de que irán a investigar pero no en ese punto, sino a un grado mas, o sea ese grado implica una milla y media, tres mil metros, tres kilómetros de distancia", sostuvo.
Los recuerdos de su hermano están nítidos en la memoria. Principalmente el del último abrazo que se dieron en mayo del año pasado, cuando él viajó a una exposición de submarinos y buques en un puerto de Buenos Aires.
"Al otro día lo fui a despedir en la estación de tren. Fue la última vez que lo vi. Se lo extraña un montón", dijo emocionado.
Luis había realizado en 2007 el curso de suboficiales de la Armada. Estudió, egresó y posteriormente conoció a su pareja. Tuvieron dos hijas. Vivía en Miramar.
Paola Medina, hermana de Roberto, otro de los submarinistas salteños, contó que vive con tristeza y mira siempre las fotos de su hermano. "Lo extraño todos los días. Quiero buscarlo. Es una sensación rara, porque cuando una persona fallece uno tiene el pequeño consuelo de ir al cementerio a visitarla, pero cuando ocurre algo como esto, que es único, no tenemos esa posibilidad de decir que podremos ver a nuestros hermanos o llevarles un ramo de flores. Se nos parte el corazón todos los días", confesó.
"Queremos que nunca se olvide a los submarinistas. Debemos homenajearlos siempre", añadió la joven.
Roberto Medina tenía dos hijos adolescentes. "Él siempre tuvo mucho coraje y valentía para hacer de todo. Trabajó desde muy chiquito. Vendía bollos. Terminó el secundario en un colegio de Santa Lucía y estaba decidido a irse para entrar a la Armada", recordó Pao la.