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Neofascismo y falso progresismo

Sabado, 17 de noviembre de 2018 00:00

El falso progresismo se define por un doble discurso. Por un lado, políticas de defensa de derechos humanos, políticas de género, políticas de igualdad social y, por el otro lado, acciones gubernamentales de obscena corrupción.

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El falso progresismo se define por un doble discurso. Por un lado, políticas de defensa de derechos humanos, políticas de género, políticas de igualdad social y, por el otro lado, acciones gubernamentales de obscena corrupción.

La corrupción es incompatible con los derechos humanos.

El neofascismo defiende valores como la nacionalidad, la seguridad ciudadana y la mano dura contra el delito. Es una posición política que parte del desencanto de una sociedad con la democracia. El fondo del mensaje neofascista es la homofobia, la xenofobia, el antisemitismo.

Jair Bolsonaro aparece en Brasil como reacción y respuesta al fraude de los falsos progresismos. Es un orden conservador y autoritario, del mismo modo que lo son Donald Trump en Estados Unidos, Matteo Salvini en Italia o Marine Le Pen en Francia.

El debate serio en la Argentina del 2018 pasa por cambiar o no cambiar la estructura del poder. Y eso significa cambiar un modelo corrupto de hacer negocios. Eso significa cambiar la estructura de fondo del poder político, económico, judicial y sindical. La corrupción está en el fondo de esas cuatro estructuras de poder. El poder económico, especialmente el vinculado con la obra pública, creció en la Argentina y en Brasil con base en la corrupción. El poder sindical lo hizo exactamente igual. El poder político fue el gran socio del modelo económico basado en la corrupción. Y el Poder Judicial jamás controló ni juzgó a ese modelo de corrupción a fin de garantizar sus propios privilegios.

La prepotencia, la intolerancia y la soberbia definen al fascismo. Sean de izquierda o sean de derecha. Julio Cortázar, en la revista Crisis en la década del 70, definía de ese modo al fascismo. Quiere decir que someternos a las opciones entre neofascismo y progresismo es lo mismo. Nos están condenando a optar entre dos modelos exactamente iguales. Ninguno cambiará la realidad del país.

 

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