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El fiado es cosa del pasado en los quioscos de los barrios

La vieja postal de las libretas de almacenero se extinguió tras la larga noche de una inflación de años que ahora se profundizó. Los precios suben dos veces por mes.
Viernes, 23 de noviembre de 2018 01:59

Esa práctica tan cotidiana llamada fiado casi dejó de existir en los quioscos de los barrios de la ciudad de Salta. Expiró tras la larga agonía del proceso inflacionario que se viene desarrollando desde hace años, pero que se profundizó en el presente.

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Esa práctica tan cotidiana llamada fiado casi dejó de existir en los quioscos de los barrios de la ciudad de Salta. Expiró tras la larga agonía del proceso inflacionario que se viene desarrollando desde hace años, pero que se profundizó en el presente.

En una recorrida que hizo El Tribuno, solo encontró un negocio que se anima a fiar la mercadería a sus clientes.

Según varios comerciantes consultados, el fiado es impracticable por los aumentos de los proveedores que convierten todo futuro cercano en una incertidumbre.

"No sabemos cómo vamos a reponer la mercadería. Hay algunos proveedores que nos aumentan dos veces en el mismo mes. Las bebidas por una cuestión estacional aumentan quincenalmente, pero hay otros productos que también tienen incrementos inesperados. Ante esa realidad no podemos esperar a nuestros clientes por un mes porque nos comen las ganancias", dijo un quiosquero de la zona sur.

En un porcentaje general, los comerciantes aplican un 20 por ciento en los precios de los productos que revenden, por lo que las subas le comerían parte de ese porcentaje cada vez que le pagan a sus proveedores.

Las subas no son iguales en todos los productos. Hay grandes variaciones por lo que el control de las ganancias, y de lo que dejan de ganar, se vuelve una tarea difícil de realizar.

Entonces, las libretas de los almaceneros, las planillas de carpeta con dudosa información y las cuentas corrientes se volvieron inviables y ya se puede decir que son una especie en extinción.

"Antes lo único que no se fiaba eran los cigarrillos y las bebidas alcohólicas. Ahora no se fía nada, ni mercadería, fiambre, pan, artículos de limpieza; nada. Todo aumenta de manera disparatada y vivimos el día a día. Eso nos ocasionó que muchos clientes se vayan. Las ventas bajaron demasiado desde el comienzo de la segunda mitad del año y es porque muchos adoptaron otras formas de comprar. Los quioscos de los barrios estamos en una situación muy complicada sin fiar, sin recibir débito y sin descuentos por volumen como hacen los supermercados y ahora también los mayoristas", dijo la propietaria de un reconocido maxiquiosco de Ciudad del Milagro.

Los hábitos a los que hace referencia la mujer dan cuenta de que los salteños se volcaron, por necesidad, a "stokearse" con las ofertas de los grandes comercios o recurrir a los mayoristas que venden al granel a un precio mucho más económico. Esta opción hace saltear un eslabón de una cadena que ya viene demasiado floja por estos tiempos.

Ahí es cuando los comerciantes chicos prefieren trabajar con menos volumen, con menos ganancias, pero seguro.

El fiado también se volvió una anormalidad por las demoras en la cancelación, y por suspensión de pagos.

Del otro lado del mostrador, la realidad se vuelve más dura. La comodidad de cruzar una calle y realizar las compras, encontrar precios más bajos que en algunos supermercados, o bien no llegar a fin de mes con la plata, se están perdiendo. Estas fueron históricamente las razones por las cuales ir a comprar al almacenero vecino.

Hoy, muchas viejas postales de barrio se van perdiendo.

 

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