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“El Estado debe estimular los desarrollos tecnológicos”

Entrevista con Carlos Antenor Muñoz, Ingeniero e Investigador de Centro Atómico Ezeiza (CNEA).
Domingo, 25 de noviembre de 2018 00:15

“Soy de la generación que iba al industrial. Hasta tercer año, trabajábamos en vacaciones. Después se hacía el turno nocturno y había que conseguir trabajo, y lo mismo cuando entrábamos a la tecnológica”, dice el ingeniero mecánico, identificado desde 1980 con la CNEA. Antes había trabajado en cinco empresas privadas y se muestra como un formador de técnicos y científicos.

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“Soy de la generación que iba al industrial. Hasta tercer año, trabajábamos en vacaciones. Después se hacía el turno nocturno y había que conseguir trabajo, y lo mismo cuando entrábamos a la tecnológica”, dice el ingeniero mecánico, identificado desde 1980 con la CNEA. Antes había trabajado en cinco empresas privadas y se muestra como un formador de técnicos y científicos.

“Las innovaciones prosperan en la universidad, porque es un semillero. Siempre les digo a los muchachos: Si solo aprendés lo que te den, dentro de cinco años cambia totalmente la ingeniería y vos te transformás en un gestor, con título, pero no innovás”. 

“Treinta y cinco años en la actividad nuclear me han dado posibilidades que jamás me había imaginado, por eso los invito a pensar y a meterse”, agregó. 

Desde una de las puntas de lanza de desarrollo tecnológico, la CNEA ¿cómo ve hoy la interacción y la sintonía entre la academia, la técnica y la empresa en nuestro país?

Todavía nos está faltando impulso para llegar al famoso “triángulo de Sábato”; el aporte de la formación profesional y la investigación tecnológica de la universidad no llega a amalgamarse con el proyecto de cada empresa ni con las políticas del Estado. Por ahí pasan gran parte de nuestros problemas: que el empresario se acostumbre a incorporar el aporte de la universidad, y que la universidad se acostumbre a los tiempos cortos de que dispone el empresario.

¿Hay una grieta?

Hay desconfianza mutua. Uno se cree superior y el otro piensa que la universidad especula. Bueno, hay que sentarse a acordar coincidencias, metas y plazos. La universidad necesita llegar a la empresa, para brindar una formación realista a los estudiantes y que estos comprendan y vivencien que la universidad donde ellos estudian existe por el esfuerzo de una sociedad que tributa y financia al Estado.

¿Es un problema común a otros países?

 En Latinoamérica pasa más o menos lo mismo: igual perspectiva económica y una situación similar a la nuestra. Habrá dos o tres excepciones. En Perú, el canon minero les permito crecer en la formación en laboratorios y desarrollos tecnológicos, pero hace un año cambió la forma de gestionar ese canon y la educación, ¡de vuelta para abajo!. Otro que potencialmente viene creciendo es Bolivia. Viene avanzando, pero hay que ver hasta donde lo dejan. Los países de Centroamérica, en esta materia, están todos en la lona. Como a la larga vamos a estar todos.

¿Qué está pasando?

El Estado es responsable de estimular la investigación y los desarrollos tecnológicos, y debe asumir esa responsabilidad. Sin embargo, en aras de una visión estrictamente mercantil, se aleja cada vez más del objetivo. La crisis de las pymes está a la vista. Las grandes empresas ya no están y no tienen oferta de producción tercerizada a favor de las pymes.

¿Es un callejón sin salida?

Si vamos a ser un país exportador tenemos que definir qué vamos a hacer para lograrlo. Si queremos tener un país exportador tenemos que volver a una definición elemental: que las dos primeras etapas, las de incorporación de valor agregado, para que se hagan en el país. Si lo hacemos, va a estar todo arreglado... o, al menos, encaminado.

Pero da la sensación de que estamos frente a una barrera infranqueable...

Hay una brecha grande tecnológica con respecto a los mercados desarrollados. Tenemos una ventaja, que es una buena formación básica de los trabajadores... todavía, buenas universidades, pero ya nos está costando mantener ese buen nivel, que permite a nuestros profesionales posicionarse en el mundo. Y esta es una cuestión de la que no deberíamos desentendernos.

¿Cómo sobrelleva la CNEA estas dificultades?

La CNEA mantiene su nivel excelente en desarrollo de reactores de investigación. En los últimos 25 años, se licitaron seis reactores, y cuatro los ganamos nosotros. El dilema que qué hacemos con la generación eléctrica. Con Embalse perdimos la oportunidad de transferir la tecnología CANDU. Teníamos el know how pero faltó la decisión política.

¿Falta coraje político? ¿Los temores inhiben el desarrollo?

Nada es ingenuo. La energía nuclear es probadamente segura, más allá del impacto negativo de algunos episodios, producidos en circunstancias técnicamente explicables. No se puede crecer atados a miedos sin fundamento. Son miedos que se proyectan sobre la sociedad, sobre una industria que hoy garantiza la seguridad en las plantas y en el manejo de los residuos.

¿Hasta dónde llegan los frenos internos que impiden avanzar?

Uno puede tener un impulso patriótico para avanzar en los desarrollos, pero nunca falta el de arriba que te dice: No, esperá un cachito. Nadie sabe qué hay que esperar. Entre tanto se informa mal y con mala intención. Siempre hay alguien que está puesto para no avanzar en determinados temas. Argentina tenía un programa para contar, en 2000, tener, con nueve reactores, Por desidia o por otros temas, no están; y hoy estamos viendo si nos dejan hacer una cuarta central...

La formación profesional, clave para empresas 

Convenio entre la Ucasal, la UNSa y la Universidad de Avellaneda.

El ingeniero Carlos Antenor Muñoz, tecnólogo e investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica, de la UTN Buenos Aires y de la Universidad Nacional de Avellaneda, se sumó hace pocos días al proyecto de integración interuniversitaria y a la interacción entre la academia y la empresa que viene desarrollando la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Salta, a cargo del ingeniero Héctor Iván Rodríguez.

Muñoz fue convocado para disertar sobre “El desarrollo nuclear argentino”. Por la tarde se impartió una clase magistral sobre métodos avanzados de soldadura y su impacto en la gestión de mantenimiento, clave el desarrollo de la industria regional.

En el ámbito de un seminario denominado “El desarrollo nuclear argentino e importantes aplicaciones a métodos de soldadura y su implicancia en reparaciones y mantenimiento”, desarrollado en la sede de la facultad, se firmó un acta acuerdo a efectos de generar un convenio marco entre la UNSa, la Ucasal y Universidad de Avellaneda para avanzar en diferentes campos del conocimiento, la educación, investigación e intercambio de investigadores, docentes y alumnos.

Firmaron el acta acuerdo el decano de Ingeniería de la unas, Pedro Romagnoli, el secretario de la carrera de la Católica, Mario Ochoa, y el ingeniero Muñoz como secretario departamental de Vinculación por la Universidad de Avellanda.

En su disertación, Muñoz recorrió los hitos importantes del desarrollo nuclear argentino sobre un trabajo efectuado de investigación en la Universidad Nacional de Avellaneda.

La CNEA nació en 1950, para sumarse a la innovación en generación de energía y se convirtió en una “isla” de producción científica y de generación de tecnología de punta, con un nivel de excelencia que colocó al país en la elite de la energía atómica.

Los desarrollos permitieron al país contar con tres centrales atómicas, pero las dudas, los cabildeos y las presiones de los gobiernos impidieron alcanzar la meta inicial de contar con nueve centrales en el año 2000.

De haberlas tenido, el país hubiera podido exportar el grueso de su gas y su petróleo, no habría tarifazo, porque la energía nucleoeléctrica termina siendo más barata que la generada con combustibles fósiles, y no contamina ni tiene pérdidas de gas.

El nivel académico del Instituto Balseiro, los logros en materia de medicina nuclear las innumerables aplicaciones de esta tecnología modificaron positivamente el perfil científico del país. 

En este momento Argentina se encuentra llevando adelante dos desarrollos nucleares muy importantes, como son el Reactor Carem y el Desarrollo del RA-10 multipropósito, este último proyecto junto con Brasil.

Una iniciativa pendiente es el desarrollo de un nuevo combustible nuclear, en base a torio, recubierto por una cápsula para absorber los gases de emisión y para que cuando termine de ser utilizado el material radiactivo ya esté confinado en una cámara sellada y se pueda disponer de forma no contaminante. Con 100 kilos de torio se consigue la misma energía que con 1 tonelada de uranio. Además, el torio no genera plutonio, por lo que un país que lo usa se define como netamente pacifista.

Un proyecto formativo

 La Facultad de Ingeniería de la UNSa planteó este año como consigna la de “Ingeniería, Empresa y Sociedad: El Desafío”. El objetivo es formativo y apunta a adecuar las competencias del egresado de las carreras de ingeniería a los requerimientos actuales de la industria y la sociedad en la región.

Esta facultad, junto con ingeniería de la Ucasal vienen trabajando juntas desde el año 2017 en diferentes iniciativas.

 En un informe, el Secretario de Vinculación y Transferencia de la Facultad de Ingeniería de la UNSa, Iván Rodríguez, quedó consignado que “los empresarios coincidieron en que la formación técnica específica es adecuada y de buen nivel, pero que es necesario profundizar y mejorar el desarrollo de competencias blandas, mejorar la capacidad de comunicación, la visión amplia que exceda los límites del problema que se está abordando, el liderazgo, etc. Asimismo, muchas empresas destacaron la necesidad del manejo fluido del inglés.

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