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Méndez embolsó 10,5 millones de dólares con las parcelas vendidas

El valor de los lotes que ahora manejan su exmujer y su hijo es de US$ 27 millones.
Domingo, 25 de noviembre de 2018 00:15

Méndez planificó dentro de las 124 hectáreas de Finca Valdivia 2.530 lotes de 250 metros cuadrados (10 por 25). De esa cantidad de parcelas, a través de las empresas Wolsing, Haendel, Ingeniero JFB Méndez y con su nombre vendió entre 2009 y 2017 cerca de 600 terrenos.

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Méndez planificó dentro de las 124 hectáreas de Finca Valdivia 2.530 lotes de 250 metros cuadrados (10 por 25). De esa cantidad de parcelas, a través de las empresas Wolsing, Haendel, Ingeniero JFB Méndez y con su nombre vendió entre 2009 y 2017 cerca de 600 terrenos.

El precio promedio de venta, a lo largo de esos nueve años, fue de 17.483 dólares por lote (69,93 dólares por metro cuadrado).

Según los boletos de compraventa registrados en la matrícula 150294 del departamento Capital, con los 600 terrenos vendidos Méndez embolsó 10,5 millones de dólares (más de 388 millones de pesos, a la paridad actual) sin emitir facturas de curso legal y con millonarias evasiones de impuestos.

En los últimos meses, su exmujer, Nora Punta, y su hijo, Benjamín Raúl Marcelo Méndez, quien administra la sucesión, vendieron lotes por $380.000, según boletos a los que accedió este diario y cinco nuevas denuncias acumuladas en la Unidad Fiscal de Delitos Económicos Complejos.

Se sospecha que Punta usó parte de los fondos obtenidos con la venta de parcelas para depositar los $2.590.000 con los que el juez Pablo Muiños levantó la quiebra de la firma Haendel, en fecha reciente, por pago total.

A nombre de Haendel, que tiene como único apoderado a Washington Alvarez desde 2008, está registrada la lujosa residencia de San Lorenzo. La propiedad, que ocupa más de una hectárea y media, tiene su acceso principal sobre Estanislao del Campo 1199. Allí viven actualmente Punta y su hijo. La madre y Alvarez son los apoderados del joven administrador de la sucesión. A nombre de la citada empresa también figuran una antigua casona de Finca Valdivia y un inmueble rural ubicado en la Cañada del Lampazar (Guachipas). Hasta su muerte, Méndez usó esa recóndita finca para fijar domicilios, radicar automotores de alta gama y burlar las notificaciones judiciales.

El valor de los bienes y activos de Haendel es de $ 23.961.765.

Las nuevas ventas

Los terrenos que los continuadores de la trama ilícita de Méndez esperan vender en Finca Valdivia son 1930 y ocupan más de 48 hectáreas. Fueron valuados en 26.991.050 dólares. Son 998.668.850 pesos, al cambio actual.

Colgados de los servicios

Un informe de estado y transacción, realizado en base a planos, boletos de compraventa anotados en Inmuebles y actuaciones municipales, sacó a relucir la cara oculta del proyecto de urbanización residencial privada de los barrios San Benjamín y Santa Florencia con cifras y datos concretos.

Según el informe, que fue presentado al juez Pablo Muiños, el acuerdo que Federico Méndez firmó en 2008 con el Municipio capitalino, para destrabar el permiso de los loteos de Finca Valdivia, cayó por el incumplimiento de sus pautas.

El equipo técnico que hizo los relevamientos precisó que, en lo diez años transcurridos, Wolsing (Méndez) no construyó ninguno de los dos puentes comprometidos.

Tampoco se ejecutaron las redes de agua, energía eléctrica ni de gas ofrecidas a cambio de la aprobación de la prefactibilidad. Solo se realizaron aperturas parciales de calles que se encuentran en condiciones de transitabilidad precaria.

Otro compromiso incumplido fue la donación de las pistas de 30 y 23 metros de ancho, respectivamente, de las avenidas denominadas Benjamín Méndez y Florencia Juri de Méndez.

Las 70 familias que levantaron viviendas en los terrenos adquiridos siguen dependiendo de la electricidad de obra y el agua de construcción, con conexiones irregulares a las redes de Edesa y de una finca vecina.

Méndez murió con 133 causas en su contra sin un juicio ni condena

A lo largo de 20 años se burló de la Justicia con artimañas, favores y complicidades.

Desde 1998 y hasta su muerte, en noviembre de 2017, Jorge Federico Benjamín Méndez acumuló 133 causas penales, civiles y comerciales en su contra.

Sin embargo, no afrontó un solo juicio ni recibió condena alguna.

Con el fallecimiento del “intocable” pasaron a archivo expedientes por estafas, reducción a la servidumbre, corrupción de menores, insania, administración fraudulenta, quiebras, incumplimientos contractuales, daños y perjuicios. También cayeron en la impunidad biológica incidentes de investigaciones, ejecuciones fiscales, demandas de alimentos, pérdida de la patria potestad, impugnación de paternidad, ejecutivos por falta de pago de cheques, simulación, nulidad de actos jurídicos, entre otros cargos y carátulas.

Demencia a medida
 
Entre 1988 y 2003, Méndez acumuló en su contra más de cien causas, incluidas 31 penales, que lo conducían directamente a la cárcel. Sin embargo, el 10 de mayo de 2004 fue sobreseído de los cargos por inimputabilidad, a partir de los informes de una junta médica y de especialistas que le diagnosticaron una “psicosis paranoica, insidiosa, progresiva e irreversible”.

Además de declararlo inimputable, la Justicia le aplicó una “medida de seguridad definitiva”. Así, en lugar de ir a la cárcel, Méndez terminó internado en una clínica psiquiátrica, de la que salió el 28 de abril de 2005, favorecido por otro informe médico que lo describió como un psicótico en “sostenida mejoría” e inofensivo para sus familiares y la sociedad.

Más causas

Desde 2005, Méndez sumó otra decena de causas penales en su contra, por hechos que sufrieron su exmujer, su hijo menor, exempleadas domésticas y cientos de personas estafadas por sus sociedades “off shore” e incluso abogados que lo defendieron en distintos momentos.

En uno de estos expedientes, con cargos por privación ilegítima de la libertad, reducción a la servidumbre, coacción y corrupción de menores, el demente incurable que recuperó la lucidez y se burló de cuantos fiscales y jueces tuvo por delante, estuvo a solo días de enfrentar el primer juicio, pero su fallecimiento repentino fue el broche con el cual el destino dejó su larga trayectoria criminal sin castigo.

En octubre de 2009, tras mantenerse por años como prófugo, Méndez fue atrapado en Buenos Aires. Su arresto fue el resultado de una trampa informática que le tendieron especialistas de la División de Inteligencia Criminal de la Policía de Salta, que por entonces estaba bajo el mando de los exoficiales Gabriel Giménez y Carlos Gallardo, condenados años más tarde en la causa de los “narcopolicías”. Una semana después de su arresto, Méndez frustró la indagatoria. En esa audiencia, comenzó a reirse a carcajadas y acusó al entonces juez de Instrucción 1, Martín Pérez, al fiscal interviniente y a los querellantes de “coimeros” . Luego desconoció a su abogado defensor, Víctor Echazú, y afirmó que “el verdadero” era el recordado fiscal del juicio a la Juntas Militares, Julio César Strassera. Con todo, Méndez solo tuvo una corta detención.

En la cuerda floja

Francisco Herrera fue letrado de Méndez desde 2008 hasta 2017 en causas penales provinciales y federales. Méndez le dejó un 3% de sus bienes y le confió el testamento que reconocieron todos los coherederos.

Para deslindar responsabilidades solidarias, el penalista pediría a la AFIP que determine las deudas impositivas para el saneamiento de la sucesión que hoy administra el hijo del fallecido ingeniero. Herrera haría notar que el abogado Washington Alvarez, como apoderado de las empresas de Méndez, tiene amplias responsabilidades en la regularización que está pendiente.

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