¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

12°
20 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Con Bolsonaro, nada será igual en la región

Domingo, 04 de noviembre de 2018 00:50

La presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil, a partir del 1 de enero, marcará un cambio sustancial para la región. Es previsible que este capitán paracaidista retirado, que reivindica a la dictadura brasileña que gobernó entre 1964 y 1985, ejerza un fuerte liderazgo hacia dentro del país, donde hasta ahora parecen concentradas sus mayores preocupaciones. Lo que ocurra con la economía del país vecino, en cualquier circunstancia, repercutirá en la Argentina. Aunque Bolsonaro genera más incógnitas que certezas, la reactivación de la actividad fronteras adentro de Brasil sería benéfica para la producción y el comercio de nuestro país.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil, a partir del 1 de enero, marcará un cambio sustancial para la región. Es previsible que este capitán paracaidista retirado, que reivindica a la dictadura brasileña que gobernó entre 1964 y 1985, ejerza un fuerte liderazgo hacia dentro del país, donde hasta ahora parecen concentradas sus mayores preocupaciones. Lo que ocurra con la economía del país vecino, en cualquier circunstancia, repercutirá en la Argentina. Aunque Bolsonaro genera más incógnitas que certezas, la reactivación de la actividad fronteras adentro de Brasil sería benéfica para la producción y el comercio de nuestro país.

El nuevo presidente brasileño llama la atención por sus consignas más publicitadas, que contradicen valores que parecían instalarse en la región de la mano de los gobiernos que se identificaron con "el modelo bolivariano" y con el "socialismo del siglo XXI". Es importante observar que ese perfil poco convencional e hipercrítico a las dirigencias tradicionales arriba al poder con muchas semejanzas con el proceso que, hace 20 años, encumbró a Hugo Chávez, en Venezuela. En aquel entonces, Bolsonaro saludó el liderazgo de su colega paracaidista, que enarbolaba la lucha contra la corrupción de una dirigencia desgastada.

Ambos casos expresan el agotamiento de procesos institucionales que terminaron por saturar a los ciudadanos. El nuevo mandatario cuenta con 52 diputados propios, en una Cámara de 513 miembros, pero sus aliados pueden otorgarle mayoría en temas estratégicos. Bolsonaro llegó al poder con el apoyo de cultos evangélicos que aplauden el rechazo a la "ideología de género" y la lucha contra la corrupción; esa bancada le asegura otros 80 votos, pero convoca a un centenar más, que responden a otros cultos. El bloque de ex policías y militares, consolidado en un país donde crece día a día el numero de homicidios (30 cada cien mil personas, a esta altura), le aporta otros 70 votos, a lo que se deben sumar los legisladores encolumnados con el campo. De todos modos, los observadores externos creen que Bolsonaro no tendrá un poder omnímodo, convencidos de que los congresistas brasileños no se comportarán como "mayoría automática".

Pero ese poder, en un país nacionalista y dueño de la novena economía del mundo, será decisivo para la suerte del Mercosur. El bloque se encuentra hoy en una transición profunda. El perfil bolivariano que prevaleció durante tres lustros ha desaparecido y el Mercosur, con Venezuela suspendido, hoy está conformado por los cuatro países fundadores, obligados a una redefinición del bloque, pero inclinados a impulsar acuerdos de libre comercio. El futuro ministro de Hacienda, Paulo Guedes, un discípulo de la escuela de Chicago con gran afinidad personal con Chile y con el presidente Sebastián Piñera, declaró el día de la elección que "el Mercosur no es una prioridad".

El gobierno de Cambiemos interpreta que la frase, desafortunada, tradujo una posición crítica frente a la ideologización que terminó frustrando al bloque. Entienden que la alianza entre ambos países va mucho más allá de lo comercial y que es una "necesidad estratégica" y se preparan para una etapa de apertura económica. Será decisivo el rol del general Heleno (Augusto Heleno Ribeiro), futuro ministro de Defensa, de concepción nacionalista y desarrollista y que impedirá avanzar en la privatización de empresas estratégicas.

La elección de Bolsonaro agrega incógnitas a la incertidumbre argentina de estos días. Es visible que, más allá de lo económico y lo estrictamente comercial, el avance de China sobre la región choca con los intereses de los Estados Unidos, y ambas potencias libran una dura guerra comercial. Las decisiones que adopte Brasil serán en parte consecuencia de ese conflicto, y sea que se modifique el régimen tarifario o se altere la cotización del real, habrá secuelas -buenas o malas, no se sabe- para nosotros.

Por eso, muchos diplomáticos argentinos sugieren, con insistencia, en la conveniencia de redefinir y fortalecer al Mercosur, pero al mismo tiempo, comenzar a abrir el juego para eliminar una dependencia de Brasil excesiva y nada saludable, con Bolsonaro o con cualquier presidente del futuro.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Temas de la nota

PUBLICIDAD