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Piden prestar atención a los casos de mala conducta

Los problemas en el aula pueden ser síntomas de TDAH, un trastorno que tiene un tratamiento específico.
Domingo, 04 de noviembre de 2018 00:50

Durante los últimos años los chicos inquietos, con malas notas y mala conducta comenzaron a ser mirados con otros ojos. Ya no son el "rebelde" del grado o el "mal alumno" que no participa nunca en los actos porque no logra memorizar su parlamento. Y en este proceso fueron los docentes los encargados de comenzar a advertir a los padres sobre la posibilidad de que sus hijos sufran TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad).

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Durante los últimos años los chicos inquietos, con malas notas y mala conducta comenzaron a ser mirados con otros ojos. Ya no son el "rebelde" del grado o el "mal alumno" que no participa nunca en los actos porque no logra memorizar su parlamento. Y en este proceso fueron los docentes los encargados de comenzar a advertir a los padres sobre la posibilidad de que sus hijos sufran TDAH (Trastorno de déficit de atención e hiperactividad).

Este fin de semana, desde la Fundación de Apoyo para Personas con Necesidades Especiales, se realizó una formación de actualización en la que se destacó la necesidad de realizar un trabajo en forma interdisciplinaria.

"Tratamos de estar cercanos a la escuela cuando se presenta un supuesto caso de TDAH, porque no todos los diagnosticados tienen este síndrome, y se puede equivocar el tratamiento", expresó la psicóloga Sandra Díaz, miembro de la Fundación.

La profesional ejemplificó que, incluso, muchos chicos llegan desde la escuela con una sospecha de TDAH, pero resulta que tienen problemas de visión o auditivos. A esto se suma un índice importante de niños que asisten sin desayunar a la escuela. "Entonces, la maestra advierte que los chicos se duermen, no atienden, están como tristes pero la verdad es que no están bien alimentados", ejemplificó, a lo que agregó que al mediodía estos chicos que no desayunan tampoco almuerzan o comen alguna comida chatarra "como un pancho".

El TDAH tiene una herencia genética y, al trabajar con el niño, los profesionales tienden a advertir que uno de los padres también padece el trastorno. Algunos de los ejemplos claros de padres con TDAH es que son hiperactivos y desorganizados. "Son padres que no respetan los horarios de alimentación, de descanso, no determinan espacios para las actividades escolares", detalló la psicóloga.

Otro de los aspectos que se detectan en los niños con déficit de atención, es que son capaces de pasar hasta cuatro horas jugando con dispositivos electrónicos como una play station. "No decimos que no exista esta tecnología, como los celulares incluso, pero no se puede permitir que los niños estén conectados a estos aparatos la misma cantidad de horas que van a la escuela", aclaró.

Díaz expresó que algunos de los ejercicios que se llevan adelante con los padres y con los niños es promover la capacidad de memoria. Entre estos ejercicios está el simple hecho de dar una lista de tres productos para que compren en el almacén del barrio, sin contar con un ayuda memoria de papel.

La Fundación también ofrece asistencia en algunas localidades del interior, donde detectaron que los niños sufren la falta de compañía de un adulto, que no necesariamente tienen que ser los padres.

Advierten que los chicos no cuentan con una persona en la familia que los acompañe al momento de realizar las tareas escolares. "A veces no es necesario que los ayuden en la resolución, a veces solo es necesario que el adulto a cargo del niño se siente en el momento de estudio a su lado", afirmó Díaz.

El primer diagnóstico

Cuando el escenario escolar genera malestar para el niño, se debe comenzar a rastrear qué es lo que está pasando. "La tristeza del niño se genera porque es consciente de que le va mal en la escuela, porque es el señalado por alguien, porque no lo eligen para los actos. Y realmente hace un esfuerzo pero no alcanza porque estas situaciones requieren de otras voluntades", afirmó la especialista.

Entre las recomendaciones básicas, Díaz expresó que el pediatra y el psicólogo son fundamentales para la detección de TDAH. A esto se suma la participación de los docentes, ya que es en el espacio escolar donde comienzan a advertirse las situaciones de crisis. Durante los tratamientos para las personas que ya tienen el diagnóstico confirmado se realizan ejercicios para desarrollar la atención.

“Hay quejas sobre la dificultades de los docentes para atender estos casos”

¿Cómo se logra llegar a un diagnóstico de TDAH?

Existe una serie de criterios diagnósticos que son los criterios de inclusión. Lo que se hace es rastrear, para ver si tienen una cantidad mínima de síntomas de inclusión, una cantidad mínima de síntomas de hiperactividad, una cantidad mínima de síntomas de impulsividad. Esos son criterios que se deben tener en cuenta, y si reúne una cantidad mínima, que no son pocos. Sobre 9 síntomas, pedimos que como mínimo tenga 6. Si hacemos eso y creemos que puede tener trastorno, hay que empezar a pensar si es posible que tenga otra enfermedad de síntomas parecidos, si no puede tener una enfermedad que está acompañando. También debe importar el nivel de desarrollo cognitivo. Nos importa mucho si no hay alguna condición médica específica. También hay que ver en qué medioambiente social-cultural se presenta el caso. El niño puede estar exhibiendo los síntomas como consecuencia de alguna intoxicación. En general el diagnóstico se termina haciendo en forma bastante interdisciplinaria. Si se tiene una duda, no está mal empezar con una visita a un profesional 

¿Qué debe mejorar Salta sobre la atención de los casos de TDAH? 

Me dio la impresión, en el encuentro con los profesionales y padres, de que hubo muchas quejas sobre las dificultades de los docentes para estos casos y hay que destacar que un porcentaje importante de la calidad de los tratamientos está en manos de los maestros y profesores. 

¿A qué médico se puede concurrir primero?

No está mal empezar por el neuropediatra. No está mal empezar con el pediatra que conoce al niño de toda la vida. Lo ideal sería que lo atienda un psiquiatra infantil, pero no abunda esta especialidad, y en general tenemos un muy buen nivel de neuropediatras en todo el país. 

Cuando ya está el diagnóstico, muchos padres piensan que lo primero que le ocurrirá a sus hijos es que serán medicados...

Si el diagnóstico es TDAH, jamás se da una medicación, mucho menos tranquilizantes. En psiquiatría infantil y en neuropediatría no se usan medicaciones tranquilizantes, salvo que el cuadro psiquiátrico sea otro. Si el chico tiene niveles de agresividad muy grandes puede usarse, pero tranquilizantes como los que se dan a los adultos que están angustiados. 

¿Qué pasa si no se hace un tratamiento?

Esto va a depender de sus otras dificultades y de sus capacidades. A largo plazo se sabe que el trastorno no tratado trae muchas complicaciones, pero ahí estamos hablando de posibilidades. En general, el tratamiento integral es un factor protector. En el corto plazo, cuando el chico tiene muchas dificultades, se verá en el rendimiento académico y en dificultades sociales.

En el caso de los adultos o jóvenes, los síntomas pueden seguir siendo los mismos, pero se expresan de manera diferente. En los adolescentes o en los adultos jóvenes lo que se ve son los problemas de atención, pero la hiperactividad se modifica mucho. En vez de moverse mucho, son personas a las que se las ve quietas pero les cuesta mantener una actividad por mucho tiempo. Cambian de profesión, de novia, de todo se cansan muy rápido. La impulsividad sigue estando, en general son velocistas, son conductores impulsivos, agresivos y toman decisiones arrebatadas. Pero algunos tratamientos que en niños no se puede hacer, en adultos sí. Responden bien a ciertas formas de terapia y por eso no todos necesitan medicación. El 50 por ciento funciona sin medicamentos. En general la mayoría de los niños cuando llega a la adultez sigue teniendo los síntomas y un número importante, casi un 50%, necesita tratamiento, en especial si decide tener una actividad académica.

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