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Una denuncia por estafa salpica a Javier Castrilli

Dos futbolistas, que formaron parte de un proyecto del exárbitro, quedaron “varados” en España y sin dinero para comer. 
Domingo, 16 de diciembre de 2018 00:43

Era el camino a la gloria. La ilusión de brillar en Europa. El intento de alcanzar lo que lograron las figuras internacionales que encandilan al mundo con sus goles en las mejores ligas del planeta. Sin embargo, el sueño se convirtió en pesadilla.
Brandon Quintana y Nacho Albornoz formaron parte de un proyecto liderado por Javier Castrilli, y su socio Hugo Mario Yamada, que concluyó de la peor manera para los jóvenes de 19 años, quienes “fueron abandonados” en España y todavía se encuentran en Asturias sin dinero, recibiendo donaciones de los vecinos para poder comer.
El exárbitro y su amigo (representante de futbolistas) convocaron a jóvenes promesas para que fueran observados por los cazatalentos de los principales equipos de Europa. Reuniones con Diego Simeone, contactos con el Athletic de Bilbao y el Sporting de Gijón, fueron algunos argumentos para convencer a los jugadores que se animaron a probar suerte en el Viejo Continente.
“Brandon jugaba en Chacarita y después de estar un tiempo en la pensión, conoció a Hugo Yamada, que se presentaba como representante de jugadores. Él es socio de Javier Castrilli y le dijo a mi hijo que había un proyecto para ir a España en el que tenía un 90% de posibilidades de quedar en un equipo de allá”, explicó Lorena Paniagua, la madre del futbolista que todavía se encuentra en Europa con un destino incierto.
En diálogo con Infobae, la mamá del joven afectado dio detalles del proceso que atravesó para poder cumplir con los requisitos que les exigía Yamada: “Le prometió un contrato millonario y un hotel 5 estrellas. Además, le pidió que se fuera de Chacarita para que pudiera viajar con el pase en su poder”.
La apuesta no fue sólo deportiva. “Nos cobraron 1.850 euros para la estadía, más 60.000 pesos para los pasajes. Fueron 9 chicos y Robert Carmona (el futbolista uruguayo que tiene el récord Guiness de longevidad en la práctica profesional)”, detalló Paniagua y agregó: “Para que Brandon pudiera viajar nosotros vendimos la casa. Somos pobres. Vivimos en el barrio Las Flores y nos prometió un contrato millonario. Ahora sacamos un préstamo para alquilar, porque tampoco tenemos nada acá”.
La estadía en el infierno
A los 56 años Robert Carmona se sumó al proyecto de Hugo Mario Yamada y Javier Castrilli para formar parte del combinado sudamericano que se fue a probar con los equipos españoles. El uruguayo ostenta el récord Guiness y se mantiene activo en busca de nuevos horizontes, porque todavía le escapa al retiro.
Como integrante de la delegación latina, el experimentado charrúa fue testigo de las precariedades que vivieron los jugadores en Europa. “Yo sospechaba, pero la necesidad y la promesa de llevarme a jugar a Japón me entusiasmaron. Me dijeron que iban a rodar una película de mi vida y todo fue una farsa”, deslizó.
Sus días en Asturias fueron tan duros como los de Quintana y Albornoz. “Yo siempre hablé con Yamada, pero considero que Castrilli es tan culpable como él y como Enrique Sánchez, que es otro socio que está en España y era el que organizaba las cosas”, detalló Carmona, con la aclaración pertinente hacia la actitud del ex árbitro que dirigió el Mundial de 1998: “Javier Castrilli nunca me pidió dinero, pero es cómplice de todos estos sinvergüenzas”, sostuvo.
Solo promesas
“Nos habían prometido hotel 5 estrellas, traslados en micros, las 4 comidas y no nos dieron nada de eso. Pasamos hambre. A los entrenamientos íbamos caminando o en buses de línea que teníamos que pagar nosotros. Lo más parecido a una piscina era un río que pasaba por Asturias, donde llevaba a los jugadores porque no teníamos ningún producto para desinflamar los golpes que recibíamos en los partidos”, explicó el uruguayo.
En la misma sintonía, la madre de Brandon Quintana agregó: “Pararon en un albergue donde lo único que tenían para comer era arroz con salchichas. Fue todo una mentira, porque no había ningún representante que los viera”.
 

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Era el camino a la gloria. La ilusión de brillar en Europa. El intento de alcanzar lo que lograron las figuras internacionales que encandilan al mundo con sus goles en las mejores ligas del planeta. Sin embargo, el sueño se convirtió en pesadilla.
Brandon Quintana y Nacho Albornoz formaron parte de un proyecto liderado por Javier Castrilli, y su socio Hugo Mario Yamada, que concluyó de la peor manera para los jóvenes de 19 años, quienes “fueron abandonados” en España y todavía se encuentran en Asturias sin dinero, recibiendo donaciones de los vecinos para poder comer.
El exárbitro y su amigo (representante de futbolistas) convocaron a jóvenes promesas para que fueran observados por los cazatalentos de los principales equipos de Europa. Reuniones con Diego Simeone, contactos con el Athletic de Bilbao y el Sporting de Gijón, fueron algunos argumentos para convencer a los jugadores que se animaron a probar suerte en el Viejo Continente.
“Brandon jugaba en Chacarita y después de estar un tiempo en la pensión, conoció a Hugo Yamada, que se presentaba como representante de jugadores. Él es socio de Javier Castrilli y le dijo a mi hijo que había un proyecto para ir a España en el que tenía un 90% de posibilidades de quedar en un equipo de allá”, explicó Lorena Paniagua, la madre del futbolista que todavía se encuentra en Europa con un destino incierto.
En diálogo con Infobae, la mamá del joven afectado dio detalles del proceso que atravesó para poder cumplir con los requisitos que les exigía Yamada: “Le prometió un contrato millonario y un hotel 5 estrellas. Además, le pidió que se fuera de Chacarita para que pudiera viajar con el pase en su poder”.
La apuesta no fue sólo deportiva. “Nos cobraron 1.850 euros para la estadía, más 60.000 pesos para los pasajes. Fueron 9 chicos y Robert Carmona (el futbolista uruguayo que tiene el récord Guiness de longevidad en la práctica profesional)”, detalló Paniagua y agregó: “Para que Brandon pudiera viajar nosotros vendimos la casa. Somos pobres. Vivimos en el barrio Las Flores y nos prometió un contrato millonario. Ahora sacamos un préstamo para alquilar, porque tampoco tenemos nada acá”.
La estadía en el infierno
A los 56 años Robert Carmona se sumó al proyecto de Hugo Mario Yamada y Javier Castrilli para formar parte del combinado sudamericano que se fue a probar con los equipos españoles. El uruguayo ostenta el récord Guiness y se mantiene activo en busca de nuevos horizontes, porque todavía le escapa al retiro.
Como integrante de la delegación latina, el experimentado charrúa fue testigo de las precariedades que vivieron los jugadores en Europa. “Yo sospechaba, pero la necesidad y la promesa de llevarme a jugar a Japón me entusiasmaron. Me dijeron que iban a rodar una película de mi vida y todo fue una farsa”, deslizó.
Sus días en Asturias fueron tan duros como los de Quintana y Albornoz. “Yo siempre hablé con Yamada, pero considero que Castrilli es tan culpable como él y como Enrique Sánchez, que es otro socio que está en España y era el que organizaba las cosas”, detalló Carmona, con la aclaración pertinente hacia la actitud del ex árbitro que dirigió el Mundial de 1998: “Javier Castrilli nunca me pidió dinero, pero es cómplice de todos estos sinvergüenzas”, sostuvo.
Solo promesas
“Nos habían prometido hotel 5 estrellas, traslados en micros, las 4 comidas y no nos dieron nada de eso. Pasamos hambre. A los entrenamientos íbamos caminando o en buses de línea que teníamos que pagar nosotros. Lo más parecido a una piscina era un río que pasaba por Asturias, donde llevaba a los jugadores porque no teníamos ningún producto para desinflamar los golpes que recibíamos en los partidos”, explicó el uruguayo.
En la misma sintonía, la madre de Brandon Quintana agregó: “Pararon en un albergue donde lo único que tenían para comer era arroz con salchichas. Fue todo una mentira, porque no había ningún representante que los viera”.
 

Javier Castrilli: “Estos chicos están mintiendo”
 

Luego de una conversación telefónica con Javier Castrilli, el ex árbitro le pidió a Infobae que no se publiquen sus declaraciones “porque sería darle identidad a estos chicos que están mintiendo”.
Si bien reconoció que mantiene una amistad con Hugo Yamada, el hombre que también fue funcionario público pidió que se le consulte al resto de los jugadores que viajaron a la gira por España. Uno de ellos es Paulino Varietti, un futbolista uruguayo con pasado en Danubio que actualmente se encuentra en su país.
“Yo no puedo decir lo mismo que ellos, porque jugamos 3 amistosos”, dijo el joven, quien se encargó de defender a la organización: “Hugo me había mandado las fotos del albergue, y a mí no me pareció tan malo. Nunca me dijeron nada de piscina, ni lujo, ni nada de eso”.
En la conversación con Infobae, la promesa charrúa brindó su mirada sobre cómo era la convivencia en Asturias: “Nosotros nos manteníamos siempre juntos y ellos (los jugadores denunciantes) se separaban del grupo. Salían de noche, fumaban y traían a varias chicas al albergue. Ellos desde un principio dijeron que se querían quedar en España”.
Sin embargo, cuando se le consultó sobre el dinero invertido para realizar el viaje, Varietti eludió la pregunta al asegurar que desconoce los montos. “No tengo ni idea, porque yo no puse nada de plata. Fueron mis viejos los que pagaron”, aclaró, con la ilusión de volver a Europa para poder continuar su carrera. 
 

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