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Un fenómeno que preocupa: Cuando los padres usan a sus hijos para delinquir

“De tal palo, tal astilla”
Domingo, 02 de diciembre de 2018 00:52

El caso de la mujer que fue filmada mientras adosaba pirotecnia en el cuerpo de su hijo de 9 años en la previa de la frustrada final entre River y Boca por la Copa Libertadores de América, grafica hasta qué punto los padres son capaces de cometer actos de tamaña irresponsabilidad. La mal entendida pasión por el fútbol y el exacerbado fanatismo por el equipo de sus amores (River) condujeron a esa señora de 37 años a exponer de manera peligrosa a su pequeño hijo, sin medir consecuencias.

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El caso de la mujer que fue filmada mientras adosaba pirotecnia en el cuerpo de su hijo de 9 años en la previa de la frustrada final entre River y Boca por la Copa Libertadores de América, grafica hasta qué punto los padres son capaces de cometer actos de tamaña irresponsabilidad. La mal entendida pasión por el fútbol y el exacerbado fanatismo por el equipo de sus amores (River) condujeron a esa señora de 37 años a exponer de manera peligrosa a su pequeño hijo, sin medir consecuencias.

Afortunadamente el partido se suspendió. Afortunadamente alguien filmó la terrible escena. Afortunadamente la deleznable madre fue localizada y detenida. En un trámite sumarísimo, la Justicia porteña la condenó a dos años y ocho meses de prisión en suspenso y la obligación de someterse a un tratamiento psicológico, a realizar tareas comunitarias y le prohibió concurrir con el niño a espectáculos deportivos.

Así como esa condenable señora tuvo el tupé de convertir a su niño en una bomba de tiempo y disfrazarlo de kamicaze, hay otras madres que utilizan a sus hijos como "soldaditos" para iniciarlos en la delincuencia.

Este fue el caso Gabriela Beatriz P., una mujer de 35 años, quien reclutaba a sus dos hijas adolescentes para la distribución y comercialización de drogas al menudeo en la ciudad de Orán. El perverso accionar de la mujer se potenció por el hecho de que adiestraba a las jovencitas para vender "porros" de marihuana, "bochitas" de cocaína y "dosis" de paco en inmediaciones de establecimientos escolares, centros asistenciales y lugares donde se desarrollan actividades deportivas y sociales.

De la investigación surgió que desde hacía al menos dos años, a instancia de su progenitora, las chicas habían establecido aceitados contactos con niños, adolescentes y jóvenes de ambos sexos para iniciarlos en las adicciones y en la cadena de distribución de este vil negocio. A partir de los datos aportados por vecinos y padres de las víctimas, la policía norteña atrapó con la mano en la masa a la mayor de las jóvenes, de 18 años.

Esto posibilitó que el personal de Drogas Peligrosas llegara hasta la "cueva" donde la madre fraccionaba la droga. Así fue como el 21 de febrero pasado allanaron la propiedad que funcionaba como boca de expendio, de donde los agentes antinarcótico secuestraron cocaína, marihuana y pasta base, además de elementos que la señora utilizaba para el fraccionamiento de esas sustancias.

Durante el juicio que se realizó el miércoles pasado en Orán, se probó que Gabriela Beatriz P., adiestraba a sus hijas de 18 y 16 años como "soldaditos" para comercializar la droga a través de la modalidad "pasamano". Las jóvenes concurrían a una cancha de fútbol, a una capilla y a las inmediaciones de establecimientos escolares portando los estupefacientes ocultos en sus mochilas. El accionar de las hermanas salió a la luz por denuncias de vecinos, debido a los disturbios recurrentes que se generaban en la zona. Atribuyeron esta situación a la ingesta de estupefacientes por parte de los protagonistas de los incidentes.

Con las pruebas que surgieron del debate el vocal de la Sala II del Tribunal de Juicio de Orán, Héctor Fabián Fayos, condenó a Gabriela Beatriz P., a la pena de siete años de prisión efectiva y a seis años a su hija Florencia Ayelén B. Madre e hija fueron consideradas autoras material y penalmente responsables del delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización agravada. En ambos casos, la pena se potenció porque el delito se cometió en perjuicio de menores de edad y en inmediaciones de centros asistenciales y lugares donde se realizan actividades escolares, deportivas y sociales.

En el mismo fallo fue declarada penalmente responsable la menor, identificada con las iniciales FOB, de 16 años, por el mismo delito que su madre y hermana. El magistrado ordenó que, una vez que quede en firme la sentencia, se remita copia certificada del fallo al Juez de Menores 2 de Orán para la imposición de la sanción que corresponde a la adolescente.

El Código Civil argentino, en el artículo 1114, determina que: "El padre y la madre son solidariamente responsables de los daños causados por sus hijos menores que habiten con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad de los hijos si fueran mayores de diez años". Pero la situación para los progenitores se agrava cuando son ellos los que impulsan a sus hijos a delinquir.

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