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“Nos falta justicia para unos 200 desaparecidos en Salta”

A cinco años de la sentencia en la megacausa de la UNSa, El Tribuno tuvo un mano a mano con Germán Lozano.
Viernes, 21 de diciembre de 2018 02:41

El 20 de diciembre de 2013 la sala de grandes juicios de Ciudad Judicial explotaba con gritos de “justicia” ante la lectura de la sentencia de la denominada Megacausa de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) con 15 condenas, entre las cuales se contaban a cinco militares, un comisario y un integrante del Servicio Penitenciario Provincial a prisión perpetua; y a otros ocho represores les impuso condenas de entre diez y cinco años de prisión.
El juicio fue conmocionante ya que se trataba de crímenes de lesa humanidad que no pertenecían a los medios nacionales. El debate mostró que en Salta también hubo desapariciones, torturas, fusilamientos, robos de bebés y hasta dinamitaciones. Se podía escribir oficialmente que hubo un plan sistemático de exterminio para personas muy cercanas. Las víctimas fueron estudiantes y docentes de la UNSa, jóvenes militantes, profesionales, gremialistas, campesinos, un soldado y un periodista. Fueron en total 34 las víctimas contempladas en el proceso.
Concluía así el juicio federal más extenso en la historia de Salta, con más de 80 audiencias y casi dos años de desarrollo. A cinco años de aquel hecho trascendente, el recuerdo del referente de la Agrupación Oscar Smith del Sindicato de Luz y Fuerza, Germán Lozano, sigue grabado en sus ojos; aunque ya esté casi ciego, nos brinda sus imágenes y su memoria.
No solo son las imágenes, ¿cuáles fueron además las sensaciones que recuerda de esa sentencia?
El 20 de diciembre del 2013 nos uníamos en un solo grito, pleno de amor, rebeldía, bronca y esperanza. Por fin nuestros compañeros recibían un pedacito de justicia, de las leyes terrenas, de una Patria que costó recuperarse después del sufrimiento de casi cuatro décadas de avances y retrocesos. Todo esto hasta la llegada de un gobierno que se había comprometido con los derechos humanos y con la lucha de nuestras heroicas y beneméritas Abuelas y Madres (de Plaza de Mayo) que siempre estuvieron junto al pueblo, que nunca se dieron por vencidas. Fueron ellas las que lograron al fin sentar en los banquillos de los acusados a los genocidas con todas las garantías que la Constitución brinda.
En Salta fue un camino extenso...
Fue más de un año y medio de audiencias en el salón de Grandes Juicios Gobernador Miguel Ragone de Ciudad Judicial. Se juzgaron a 17 criminales que debieron responder por desapariciones, asesinatos, secuestros, torturas y por todas las aberrantes prácticas del terrorismo de Estado que ejercieron antes y durante la dictadura que fue cívica, militar y clerical contra todo el pueblo argentino. La lenta Justicia tardó cerca de cuatro décadas, para llegar y dictar sentencia en un juicio oral y público contra 17 genocidas de una dictadura feroz, sangrienta, asesina, capaz de los peores tormentos y violaciones de los derechos humanos. Es necesario saber que se acumularon varias causas comunes a las 34 víctimas por las cuales se realizó el juicio. También por acumulación de cargos contra los mismos delincuentes. Durante una veintena de meses se aportaron pruebas suficientes para condenar a cadena perpetua a siete de los acusados y de cumplimiento efectivo en unidades carcelarias como corresponde a los delitos cometidos que fueron calificados como de lesa humanidad; porque lastimaron a toda la humanidad. Hubo dos absoluciones, por presunción de inocencia, lo que no significa que sean inocentes, por lo tanto seguiremos aportando pruebas hasta llevarlos a la cárcel. Esto porque se turnaban para matar en Tucumán en el operativo Independencia, porque participaron en esta orgía de sangre que se inició desde el gobierno de María Estela Martínez de Perón y continuó durante la dictadura de Videla y los demás comandantes que usurparon el poder con complicidad de los monopolios económicos y con necesaria participación de la jerarquía eclesiástica.
Desde la distancia temporal, ¿hoy a quién tendría que agradecer o mencionar?
Debo decir que mientras se desarrollaba este megajuicio, gracias al empuje, capacidad y entrega de la compañera Mariana Gamboa, nos propusimos junto a otros compañeros conformar talleres de derechos humanos en casi todas las escuelas y colegios del departamento La Caldera, lo cuales fueron culminados con la señalización en el ingreso a la Cuesta del Gallinato, lugar emblemático de exterminio en el cual se dinamitaban los cuerpos de los compañeros prisioneros, detenidos por las fuerzas del Ejército y la Policía de la Provincia.
Sin embargo, hay una sensación entre los familiares como si continuara faltando algo...
Nos falta justicia para alrededor de 200 compañeros desaparecidos en la provincia de Salta, por lo que seguimos enarbolando nuestras consignas de los desaparecidos nos siguen faltando a todos y del Nunca Más. Luchamos porque los responsables de tremenda bestialidad, finalmente paguen sus deudas con la Justicia. No pudieron arrebatar las banderas de nuestros desaparecidos, no pudieron silenciar a nuestros compañeros, ellos siguen vivos y son cada día muchos más. En cada garganta joven, en cada fábrica, colegio o universidad debemos recordarlos siempre para continuar la lucha por una Patria más justa, unida y al fin libre. Por eso no nos vamos a cansar de decir que son 30 mil los compañeros detenidos y desaparecidos, que son 500 los nietos, que están presente ahora y siempre. Y que la lucha por la verdad, la memoria y la justicia sigue.

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El 20 de diciembre de 2013 la sala de grandes juicios de Ciudad Judicial explotaba con gritos de “justicia” ante la lectura de la sentencia de la denominada Megacausa de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) con 15 condenas, entre las cuales se contaban a cinco militares, un comisario y un integrante del Servicio Penitenciario Provincial a prisión perpetua; y a otros ocho represores les impuso condenas de entre diez y cinco años de prisión.
El juicio fue conmocionante ya que se trataba de crímenes de lesa humanidad que no pertenecían a los medios nacionales. El debate mostró que en Salta también hubo desapariciones, torturas, fusilamientos, robos de bebés y hasta dinamitaciones. Se podía escribir oficialmente que hubo un plan sistemático de exterminio para personas muy cercanas. Las víctimas fueron estudiantes y docentes de la UNSa, jóvenes militantes, profesionales, gremialistas, campesinos, un soldado y un periodista. Fueron en total 34 las víctimas contempladas en el proceso.
Concluía así el juicio federal más extenso en la historia de Salta, con más de 80 audiencias y casi dos años de desarrollo. A cinco años de aquel hecho trascendente, el recuerdo del referente de la Agrupación Oscar Smith del Sindicato de Luz y Fuerza, Germán Lozano, sigue grabado en sus ojos; aunque ya esté casi ciego, nos brinda sus imágenes y su memoria.
No solo son las imágenes, ¿cuáles fueron además las sensaciones que recuerda de esa sentencia?
El 20 de diciembre del 2013 nos uníamos en un solo grito, pleno de amor, rebeldía, bronca y esperanza. Por fin nuestros compañeros recibían un pedacito de justicia, de las leyes terrenas, de una Patria que costó recuperarse después del sufrimiento de casi cuatro décadas de avances y retrocesos. Todo esto hasta la llegada de un gobierno que se había comprometido con los derechos humanos y con la lucha de nuestras heroicas y beneméritas Abuelas y Madres (de Plaza de Mayo) que siempre estuvieron junto al pueblo, que nunca se dieron por vencidas. Fueron ellas las que lograron al fin sentar en los banquillos de los acusados a los genocidas con todas las garantías que la Constitución brinda.
En Salta fue un camino extenso...
Fue más de un año y medio de audiencias en el salón de Grandes Juicios Gobernador Miguel Ragone de Ciudad Judicial. Se juzgaron a 17 criminales que debieron responder por desapariciones, asesinatos, secuestros, torturas y por todas las aberrantes prácticas del terrorismo de Estado que ejercieron antes y durante la dictadura que fue cívica, militar y clerical contra todo el pueblo argentino. La lenta Justicia tardó cerca de cuatro décadas, para llegar y dictar sentencia en un juicio oral y público contra 17 genocidas de una dictadura feroz, sangrienta, asesina, capaz de los peores tormentos y violaciones de los derechos humanos. Es necesario saber que se acumularon varias causas comunes a las 34 víctimas por las cuales se realizó el juicio. También por acumulación de cargos contra los mismos delincuentes. Durante una veintena de meses se aportaron pruebas suficientes para condenar a cadena perpetua a siete de los acusados y de cumplimiento efectivo en unidades carcelarias como corresponde a los delitos cometidos que fueron calificados como de lesa humanidad; porque lastimaron a toda la humanidad. Hubo dos absoluciones, por presunción de inocencia, lo que no significa que sean inocentes, por lo tanto seguiremos aportando pruebas hasta llevarlos a la cárcel. Esto porque se turnaban para matar en Tucumán en el operativo Independencia, porque participaron en esta orgía de sangre que se inició desde el gobierno de María Estela Martínez de Perón y continuó durante la dictadura de Videla y los demás comandantes que usurparon el poder con complicidad de los monopolios económicos y con necesaria participación de la jerarquía eclesiástica.
Desde la distancia temporal, ¿hoy a quién tendría que agradecer o mencionar?
Debo decir que mientras se desarrollaba este megajuicio, gracias al empuje, capacidad y entrega de la compañera Mariana Gamboa, nos propusimos junto a otros compañeros conformar talleres de derechos humanos en casi todas las escuelas y colegios del departamento La Caldera, lo cuales fueron culminados con la señalización en el ingreso a la Cuesta del Gallinato, lugar emblemático de exterminio en el cual se dinamitaban los cuerpos de los compañeros prisioneros, detenidos por las fuerzas del Ejército y la Policía de la Provincia.
Sin embargo, hay una sensación entre los familiares como si continuara faltando algo...
Nos falta justicia para alrededor de 200 compañeros desaparecidos en la provincia de Salta, por lo que seguimos enarbolando nuestras consignas de los desaparecidos nos siguen faltando a todos y del Nunca Más. Luchamos porque los responsables de tremenda bestialidad, finalmente paguen sus deudas con la Justicia. No pudieron arrebatar las banderas de nuestros desaparecidos, no pudieron silenciar a nuestros compañeros, ellos siguen vivos y son cada día muchos más. En cada garganta joven, en cada fábrica, colegio o universidad debemos recordarlos siempre para continuar la lucha por una Patria más justa, unida y al fin libre. Por eso no nos vamos a cansar de decir que son 30 mil los compañeros detenidos y desaparecidos, que son 500 los nietos, que están presente ahora y siempre. Y que la lucha por la verdad, la memoria y la justicia sigue.

El detalle de un largo camino

El Tribunal Oral Federal de Salta leyó la sentencia el 20 de diciembre de 2013 y en febrero del año siguiente, apelaron el fallo. Casación hizo lugar y mandó a los culpables a sus casas hasta que la sentencia quedara en firme. 
Recién en mayo de este año se ratificaron las condenas a los exmilitares Miguel Raúl Gentil, Virtom Modesto Mendíaz y Benjamín Isidro de la Vega; a los expolicías de la provincia Joaquín Guil, Julio Oscar Correa, Jacinto Ramón Vivas, Felipe Caucotta, y al civil Juan Manuel Ovalle. Los jueces absolvieron por el principio de la duda al exguardiacárcel y policía federal Juan Carlos Alzugaray, que tenía prisión perpetua, y también al policía Mario Reynaldo Pachao, que había recibido 8 años. 
Entre las víctimas se destacan las docentes de la UNSa Silvia Aramayo y Gemma Fernández junto a su compañero Héctor Gamboa. Carlos Rojas era alumno de Ciencias Económicas. El arquitecto Ramón Gallardo, las hermanas Francisca y Carmen Torres, René Russo, Carlos Mosca Alsina, el soldado Víctor Brizzi, Martín Miguel Cobos, Luis Risso Patrón, Jorge Santillán, Reynaldo Isola; el periodista Luciano Jaime, Nolberto Guerrero, Felipe Burgos; y el médico Pedro Urueña. Además, Eduardo Fronda, Alfredo Mattioli, Sergio y Marcial Estopiñán y Ricardo Tapia. Hay otras 17 víctimas.

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