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Un enorme festejo para una copa que será inolvidable

El millonario fue recibido por miles de hinchas desde Ezeiza hasta el Monumental. El plantel dio la vuelta olímpica con la Libertadores ganada a Boca en Madrid.
Lunes, 24 de diciembre de 2018 00:59

Fue una fiesta total, a la altura del importantísimo logro que consiguió River Plate en el Copa Libertadores. Se la ganó a Boca Juniors, el rival de toda la vida, y eso mereció un festejo grande como el que vivió el plantel de Marcelo Gallardo desde que arribó a suelo argentino hasta la gloriosa vuelta olímpica. 
Miles de hincha esperaron al plantel en Ezeiza y otra multitud siguió al micro desde el aeropuerto internacional hasta el Monumental, punto central de todos los festejos. 

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Fue una fiesta total, a la altura del importantísimo logro que consiguió River Plate en el Copa Libertadores. Se la ganó a Boca Juniors, el rival de toda la vida, y eso mereció un festejo grande como el que vivió el plantel de Marcelo Gallardo desde que arribó a suelo argentino hasta la gloriosa vuelta olímpica. 
Miles de hincha esperaron al plantel en Ezeiza y otra multitud siguió al micro desde el aeropuerto internacional hasta el Monumental, punto central de todos los festejos. 


El micro con los jugadores y el cuerpo técnico de River Plate ingresó al estadio a las 19.48, una hora y media después de salir de Ezeiza.
Los flamantes campeones de la Copa Libertadores fueron acompañados por una caravana de motos particulares durante todo el trayecto al escenario de Núñez, donde una multitud lo espera para celebrar la consagración lograda ante Boca Juniors en Madrid, el pasado domingo 9 de diciembre.
Miles de enfervorizados fanáticos millonarios saludaron el paso del ómnibus al costado del camino desandado hasta la cancha. A la salida del aeropuerto, sobre la autopista Riccheri, los hinchas rodearon el micro y retrasaron los tiempos de la delegación, que tenia previsto llegar al estadio cerca de las 18.30.
Su tránsito se hizo más fluido a la altura de la localidad bonaerense de Ciudad Evita y mantuvo el ritmo a lo largo de la avenida General Paz y Lugones, antes de ingresar al estadio por uno de los portones de Udaondo.
Más de 60.000 personas esperaron desde muy temprano, tal como aquel 24 de noviembre donde la final de vuelta se debía jugar en el Monumental, pero que les fue arrebatada por la violencia sobre el micro de Boca. Esos miles y miles de riverplatenses tuvieron su revancha con el festejo que esperaban. 
La presentación de los jugadores fue digna de Hollywood. Se dispuso una alfombra roja para que cada uno transite hacia un escenario cerca del centro del campo de juego. Primero fueron los juveniles, después de los más experimentados. Como era de espera la presentación de Gonzalo “Pity” Martínez, el auto del tercer gol frente a Boca, fue de las más ruidosas.
El último en salir a escena, y el más esperado, fue Marcelo Gallardo, el hombre que revolucionó River desde su llegada en 2014. Todas fueron caricias para el Muñeco, que entró con la Copa Libertadores en su poder y la depositó junto a las ganadas en 1986, 2006 y 2015. El entrenador tomó la palabra, puso al Monumental de pie como lo hizo en la Sudamericana del 2014 y los títulos que siguieron después. 
La tradicional vuelta olímpica en un colectivo descapotable acercó a los jugadores y cuerpo técnico a los hinchas. La fiesta siguió y seguirá, será eterna por lo logrado el pasado 9 de diciembre en Madrid. Será inolvidable porque era una final única, que tal vez no se pueda repetir. Se dio una vez y quedó en poder de quien mejor jugó.
 

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