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“Si hay Justicia, el asesino de mi hija tiene que ser condenado a perpetua”

Entrevista a Ana Fernández, madre de Cinthia Fernández.
Domingo, 09 de diciembre de 2018 00:52

Con fuerza y coraje Ana Fernández ha dado muestras de que su lucha no fue en vano. Ella es una de las tantas madres de la provincia y del país que pudo vencer la adversidad para derribar las barreras de la impunidad. Hace siete años y siete meses asesinaron a su única hija, Cinthia Fernández en el departamento que ocupaba en el barrio Parque La Vega y desde momento se propuso como meta llevar a los estrados judiciales al único imputado, el expolicía Mario Federico Condorí. La tarea no ha sido fácil porque en medio de la batalla judicial que entabló se encontró con muchas trabas.

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Con fuerza y coraje Ana Fernández ha dado muestras de que su lucha no fue en vano. Ella es una de las tantas madres de la provincia y del país que pudo vencer la adversidad para derribar las barreras de la impunidad. Hace siete años y siete meses asesinaron a su única hija, Cinthia Fernández en el departamento que ocupaba en el barrio Parque La Vega y desde momento se propuso como meta llevar a los estrados judiciales al único imputado, el expolicía Mario Federico Condorí. La tarea no ha sido fácil porque en medio de la batalla judicial que entabló se encontró con muchas trabas.

Cuando advirtió que las puertas de la Justicia se le cerraban se instaló en la plaza 9 de Julio y desde allí, con megáfono en manos, comenzó a lanzar furibundos mensajes contra los tres poderes del Estado, a los que responsabilizó de la impunidad en Salta. Sus acusaciones sin filtro atrajeron a otros familiares que, como ella, estaban sufriendo los mismos padecimientos. Así fue como en agosto de 2011 nació la Comisión de Familiares contra la Impunidad. Desde ese mes, todos los viernes se realizan marchas alrededor de la plaza central de la ciudad. El viernes últimos se conoció que la fiscal María Inés Loyola pidió la elevación a juicio al acusado por el crimen de Cinthia. El Tribuno  entrevistó a Ana Fernández y esto es lo que dijo:

¿Se logró el objetivo?

Sí. Se logró el objetivo primario, que era posibilitar que el asesino de Cinhtia fuera procesado y que la fiscal pidiera su enjuiciamiento. Pero eso no es todo, porque todavía hay mucho por luchar.

¿Qué falta?

Lo que queremos es que Condorí sea juzgado y condenado por homicidio agravado por alevosía y no por homicidio simple, como está procesado. Mi abogado (Pedro García Castiella) va a pedir en el juicio que se modifique esa calificación, porque este sujeto merece que sea condenado a perpetua.

Por qué cree que a Condorí no lo procesaron con ese agravante?

Tengo muchas razones para sostener que goza de protección porque desde un comienzo estuvo amparado por el poder político, con nombre y apellido. La prueba más evidente es que este sujeto solo estuvo detenido un mes y luego fue beneficiado con la prisión domiciliaria. ¿Cómo es esto? ¿Qué clase de Justicia es esta? Resulta que a un ladrón de gallina lo meten en la cárcel y a un asesino lo mandan a la casa con tobillera electrónica.

Usted habló de que el acusado gozaba de otros beneficios.

Cuando Condorí estaba en la Brigada de Investigaciones lo corrieron por falta graves y el entonces secretario de Seguridad Aldo Saravia lo llevó a la División Trata. Luego de que lo exoneraron de la Policía de la Provincia y lo procesaron por el crimen de mi hija nos enteramos de que estaba estudiando abogacía con una beca en la Universidad Católica. Y como estaba con la tobillera electrónica la policía lo tenía que llevar y traer a clase.

¿Sigue estudiando?

Yo tuve que hacer un escándalo para terminar con esos beneficios. Logré que la universidad le quitara la beca y que se cumpliera a rajatabla con el sistema de la prisión domiciliaria. El no está condenado y hasta que no termine el proceso esa prisión, entre comillas, que tiene se debe cumplir.

¿Por qué demoró tanto el proceso?

Por lo mismo que dije al comienzo. Condorí estuvo y está protegido por gente de peso. Por eso desde un comienzo trataron de ensuciar la causa para protegerlo. De mi hija dijeron cualquier cosa, mancillaron su nombre. Quisieron disfrazar la muerte de Cinthia como un suicidio y en esto mucho tuvo que ver el primer juez que se hizo cargo de la causa.

¿Fue esto lo que la llevó a plantear su lucha en las calles?

Es que no me quedaba otra y por la memoria de mi hija no podía dejarme caer. Entonces empecé a gritar cada vez más fuerte y a dar nombres y apellidos de quienes estaban protegiendo al asesino. Todo esto pasó en un año muy difícil (2011), cuando ocurrieron cosas horrendas. El 28 de abril mataron a mi hija, en julio asesinaron a las turistas francesas y en septiembre se produjo la sospechosa muerte del comisario Píccolo, quien estaba investigando como correspondía ese caso.

¿Qué pensó en ese momento?

Pensé que no me podía pasar la vida reclamando justicia en una justicia sometida al poder y que me estaba dando la espalda. Entonces comencé a gritar, a gritar lo más fuerte posible para que mis voz llegara con fuerza a la sociedad. Esto posibilitó que otras personas que estaban sufriendo como yo la impunidad salieran a mi encuentro. Así nació la Comisión de Familiares contra la impunidad. Desde agosto de 2011 nos reunimos todos los viernes en la plaza 9 de Julio. Llevamos 407 marchas ininterrumpidas y la vamos a seguir haciendo hasta que en Salta no quede ni un crimen impune.

¿Por qué cree que Condorí es el asesino de su hija?

Porque era un tipo que estaba enceguecido con Cinthia. Ellos habían tenido una relación, pero un día mi hija cortó esa relación, pero él la seguía molestado. La seguía a todos lados y la vigilaba en el departamento. Un albañil que declaró como testigo escuchó un día que Cinthia le dijo que dejara de acosarla. Estaba obsesionado con ella y como era una persona violenta, seguramente se las ingenió para ingresar al departamento y matarla.

¿Es imposible que se haya suicidado?

Totalmente. Yo encontré muerta a Cinthia y desde ese momento pensé que jamás se pudo haber suicidado, sobre todo por la calidad de persona que era y por los proyecto de vida que tenía. Ella tenía 28 años, estaba terminando su tesis en genética en la Universidad Nacional de Misiones. Tenía todo preparado para radicarse en Brasil, donde pensaba ejercer la profesión.

¿Cómo estaba?

Tenía una bolsa de nylon en la cabeza anudada con una cinta en el cuello. Es evidente que nadie se suicida en esas condiciones. Luego la autopsia determinó que tenía un golpe en la cabeza y con ello se descartó de plano la teoría del suicido. A pesar de estas pruebas se trató de forzar lo del suicidio.

¿Qué expectativa tiene con respecto al juicio?

Si verdaderamente hay justicia, Condorí tiene que ser condenado a perpetua y por eso vamos a luchar.

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