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“Mentiras verdaderas”, en un jardín donde ya no se intercambian rosas

Jueves, 01 de febrero de 2018 00:01

Es una guerra sin cuartel. Que “Bebote” Álvarez haya “prendido el ventilador” no es una sorpresa, como tampoco lo es la guerra entre Moyano y Macri. Y en el todo vale, “Bebote” se convirtió en la piedra en el zapato del líder camionero como también lo es Hugo Moyano para el Presidente de la Nación. 
Es que casi toda buena relación, cuando termina, se convierte en guerra y las flores que se enviaban en los momentos de “amor” se intercambiaron por fuego de artillería pesada.
Pero no hay que engañarse por estas constantes “mentiras verdaderas” entre dirigentes y arrepentidos. Todos hacen un verdadero daño a los clubes con los manejos turbios llamados contrataciones de servicios, entradas, viajes, compras y ventas de jugadores y hasta blanqueo de salarios. Estos delincuentes llamados barrabravas o esas dirigencias denominadas mafias no tienen límite para actuar. No vamos muy lejos ni a grandes clubes como Boca, River, Independiente, etc., etc., etc.
Y hasta en la tierra del general Martín Miguel de Güemes cada vez se afianzan más los diferentes tipos de prácticas que destruyen a los clubes, en donde las connivencia entre algunos dirigentes y las facciones de inadaptados solo buscan terminar siendo los dueños de los clubes y sus negocios.
No tienen códigos. No les importan los colores del club. No les importa la familia que quizás nunca más vuelva a los estadios por culpa de ellos mismo.
Pero la gran incógnita es saber quién se desenmascara primero y quién acepta las nuevas reglas de juego.
Es hora de poner punto final a lo que parece interminable, algo que debe nacer de los propios dirigentes... o morir en una "sociedad destructiva".

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Es una guerra sin cuartel. Que “Bebote” Álvarez haya “prendido el ventilador” no es una sorpresa, como tampoco lo es la guerra entre Moyano y Macri. Y en el todo vale, “Bebote” se convirtió en la piedra en el zapato del líder camionero como también lo es Hugo Moyano para el Presidente de la Nación. 
Es que casi toda buena relación, cuando termina, se convierte en guerra y las flores que se enviaban en los momentos de “amor” se intercambiaron por fuego de artillería pesada.
Pero no hay que engañarse por estas constantes “mentiras verdaderas” entre dirigentes y arrepentidos. Todos hacen un verdadero daño a los clubes con los manejos turbios llamados contrataciones de servicios, entradas, viajes, compras y ventas de jugadores y hasta blanqueo de salarios. Estos delincuentes llamados barrabravas o esas dirigencias denominadas mafias no tienen límite para actuar. No vamos muy lejos ni a grandes clubes como Boca, River, Independiente, etc., etc., etc.
Y hasta en la tierra del general Martín Miguel de Güemes cada vez se afianzan más los diferentes tipos de prácticas que destruyen a los clubes, en donde las connivencia entre algunos dirigentes y las facciones de inadaptados solo buscan terminar siendo los dueños de los clubes y sus negocios.
No tienen códigos. No les importan los colores del club. No les importa la familia que quizás nunca más vuelva a los estadios por culpa de ellos mismo.
Pero la gran incógnita es saber quién se desenmascara primero y quién acepta las nuevas reglas de juego.
Es hora de poner punto final a lo que parece interminable, algo que debe nacer de los propios dirigentes... o morir en una "sociedad destructiva".

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