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Gimnasia y un mal de la cabeza que debe sanarse rápido

Una derrota difícil de explicar desnudó una fragilidad anímica y mental no propia de un equipo con aspiraciones.
Martes, 13 de febrero de 2018 23:25
Maxi López, una de las variantes que mandó a la cancha Riggio, lucha con un rival. Javier Corbalán

Existen escasos antecedentes en el fútbol de estos tiempos, con tanto estudio, tantas especulaciones, mezquindades y tácticas conservadoras, una era en la que las fuerzas se igualaron, las distancias ya no son tales y las brechas entre unos y otros se vuelven más exiguas, que un equipo reciba nada menos que cuatro goles en 15 minutos y, peor aún, que esto suceda, para el que lo sufre, en un contexto de aparente serenidad y la comodidad que otorga un 3-0 parcial a su favor, con une envidiable efectividad y solidez inicial, como le pasó a Gimnasia y Tiro hace tres días en su propia cancha.

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Existen escasos antecedentes en el fútbol de estos tiempos, con tanto estudio, tantas especulaciones, mezquindades y tácticas conservadoras, una era en la que las fuerzas se igualaron, las distancias ya no son tales y las brechas entre unos y otros se vuelven más exiguas, que un equipo reciba nada menos que cuatro goles en 15 minutos y, peor aún, que esto suceda, para el que lo sufre, en un contexto de aparente serenidad y la comodidad que otorga un 3-0 parcial a su favor, con une envidiable efectividad y solidez inicial, como le pasó a Gimnasia y Tiro hace tres días en su propia cancha.

Es cierto, para buscar un precedente que se aproxime, River Plate, un grande de la Argentina, acostumbrado a disputar finales trascendentes, padeció el año pasado en una semifinal de Copa Libertadores ante Lanús, algo, si se quiere, similar a lo que le sucedió al albo el pasado domingo en el Gigante del Norte ante Central Córdoba, aunque aquella vez eran diferentes muchas circunstancias. 

Sin embargo, no deja de ser un hecho aislado y por afuera del habitual molde de la normalidad dentro de un fútbol carente de lógica. 
Lo cierto es que en un octogonal de Federal A, con relativa paridad entre las equivalencias y con equipos preparados y mentalizados para pelear un campeonato, alarman sobremanera rasgos preocupantes y errores de dirección, resolución y ejecución en este Gimnasia que fue vapuleado ante un conjunto con amplia jerarquía individual y colectiva, como el ferroviario santiagueño, que supo reivindicar a tiempo sus errores defensivos iniciales para terminar paseándose con floreo en cancha ajena, y hasta le sobró ese preciado tiempo para enfriar el partido en el final con dos goles de ventaja, cuando en un momento estaba tres abajo.

Sin dudas, lo que más dejó preocupado y alarmado al hincha de Gimnasia, tras la terrorífica noche del domingo, es un ítem que no debería preocupar de ningún modo a cualquier grupo que ambicione pelear un ascenso en instancias finales: la endeblez anímica y la fragilidad mental de un equipo que demostró no estar fuerte de la cabeza, que si no cambia el “chip” a tiempo volverá a deambular en el fracaso. 

En este caso no se trató de no contar con la fortaleza para reponerse a una adversidad, sino de algo peor: la incapacidad para sostener un resultado holgado a favor. Porque el 3-0 lo desbordó, porque no supo manejar la misma explosión de sus hinchas en la tribuna, porque lo nubló su propio éxito parcial. El equipo del Tano Riggio arrancaba un partido soñado en los primeros 20 minutos, goleando y gustando ante un candidato. Y terminó llamativamente nervioso, metiéndose atrás y dejando hacer y deshacer al rival sin esbozar reacción alguna. Y sin ni siquiera apelar al orgullo, la rebeldía y el carácter cuando los de Gustavo Coleoni daban vuelta el resultado y se paseaban por todo el Monumental.

El agravante fue que ese carácter impávido partía de la cabeza de grupo y se trasladaba a sus jugadores, porque el Tano también se paralizó afuera y esperó a que la historia sea juzgada para meter el cambio que el partido le pedía.

Gimnasia tendrá este domingo en Villa Ramallo ante Defensores de Belgrano la última oportunidad del octogonal para reaccionar y demostrar que está bien de la cabeza, que tiene las capacidades para salir del mal momento y el carácter que por ahora brilla por su ausencia. 

Y el que también debe reaccionar es el DT, pateando el tablero, haciendo una cirugía mayor y dándoles descanso a los que demostraron el domingo estar por debajo de lo que demanda la estatura de Gimnasia.
 

El octogonal se devoró un técnico

La vorágine resultadista muchas veces no perdona en el fútbol argentino y el torneo Federal A no es la excepción.
Tras la derrota por la mínima diferencia en el clásico chaqueño ante Sarmiento de Resistencia, por la segunda fecha del octogonal, tras una larga reunión y en consenso con la dirigencia del albinegro, Miguel Ángel Fullana dejó de ser el entrenador de Chaco For Ever.
El ahora exestratega del conjunto chaqueño hizo una campaña decorosa clasificando a su equipo en el segundo lugar en la primera fase. Sin embargo, las dos derrotas consecutivas en el reducido y la eliminación de Copa Argentina fueron demasiado para los directivos de For Ever.
Osvaldo “Tatu” Gómez dirigirá interinamente al elenco chaqueño el domingo en el “Juan Alberto García” ante Crucero del Norte.
Mientras que Daniel Cravero, el ex Central Norte, referente del club, quien ya conoce de ascensos en la entidad chaqueña como jugador y como técnico, pica en punta en las preferencias para asumir en el cargo.

 

 

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