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¿Cuáles son los principales temores de los chicos?

Según la edad, el miedo a los ruidos, a la oscuridad o a las pesadillas son muy comunes durante su desarrollo. Los padres deben saber acompañar y gestionar cada emoción.
Domingo, 18 de febrero de 2018 00:00

Es normal que los niños experimenten ciertos miedos, los cuales irán cambiando según vayan creciendo. Los más comunes según su edad son los siguientes:
Bebés y niños hasta dos años 
Como su sistema nervioso aún es muy inmaduro, demasiada información los satura y asusta. Es el caso de los sonidos fuertes, los truenos, el ruido del secador de pelo, las sirenas, etc. Otro temor es el estar separado de sus padres. Es lo que se conoce como ansiedad de separación, y normalmente se convierte en uno de los primeros temores que experimenta el niño. A los 10 meses, el bebé ya se da cuenta de que aunque las cosas desaparecen de su vista, siguen existiendo. Comprenden cuando los padres están en algún otro lugar y desean que vuelvan lo antes posible para no sentirse desamparados.
También sienten miedo a los extraños. Algunos bebés son muy sensibles y se asustan fácilmente con los rostros nuevos o las voces desconocidas.
Edad preescolar (3 y 4 años) 
En esta etapa cualquier cosa que se escape de su control y no tenga sentido los asusta. Un perro que se acerca con actitud amenazante le puede parecer aterrador ya que siente que no sabe cómo reaccionar. 
Lo novedoso también los atemoriza. Para ellos, la familiaridad significa seguridad, por lo que ciertos cambios hacen tambalear su mundo de manera inesperada.
En esta etapa comienza el temor a los monstruos, fantasmas y brujas, ya que la imaginación infantil trabaja a toda marcha. 
Aún no son capaces de diferenciar la realidad de la fantasía, todos los personajes que viven en su mente representan un peligro muy real. 
Por eso, algunos cuentos o dibujos animados que ven en la tele pueden alimentar esos miedos.
Edad escolar (5-6 años)
El miedo a la separación de los padres vuelve con fuerza, los niños ya son capaces de comprender que a las personas que ama les pueden ocurrir cosas malas. 
El temor a la oscuridad también se hace presente y está relacionado con la aparición de las pesadillas, que son más comunes en esta etapa del desarrollo. 
La imaginación infantil sigue jugándoles malas pasadas, por lo que es probable que el niño despierte en mitad de la noche, asustado por una pesadilla, y crea que ha sido una vivencia real. Las sombras en la pared o los ruidos cobran protagonismo, ya que el niño no comprende de dónde provienen.
La escuela también les causa temor. Es probable que no tengan las reglas muy claras y que el nuevo contexto le abrume un poco, por lo que a esta edad puede temer a que la maestra se enfade con él.

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Es normal que los niños experimenten ciertos miedos, los cuales irán cambiando según vayan creciendo. Los más comunes según su edad son los siguientes:
Bebés y niños hasta dos años 
Como su sistema nervioso aún es muy inmaduro, demasiada información los satura y asusta. Es el caso de los sonidos fuertes, los truenos, el ruido del secador de pelo, las sirenas, etc. Otro temor es el estar separado de sus padres. Es lo que se conoce como ansiedad de separación, y normalmente se convierte en uno de los primeros temores que experimenta el niño. A los 10 meses, el bebé ya se da cuenta de que aunque las cosas desaparecen de su vista, siguen existiendo. Comprenden cuando los padres están en algún otro lugar y desean que vuelvan lo antes posible para no sentirse desamparados.
También sienten miedo a los extraños. Algunos bebés son muy sensibles y se asustan fácilmente con los rostros nuevos o las voces desconocidas.
Edad preescolar (3 y 4 años) 
En esta etapa cualquier cosa que se escape de su control y no tenga sentido los asusta. Un perro que se acerca con actitud amenazante le puede parecer aterrador ya que siente que no sabe cómo reaccionar. 
Lo novedoso también los atemoriza. Para ellos, la familiaridad significa seguridad, por lo que ciertos cambios hacen tambalear su mundo de manera inesperada.
En esta etapa comienza el temor a los monstruos, fantasmas y brujas, ya que la imaginación infantil trabaja a toda marcha. 
Aún no son capaces de diferenciar la realidad de la fantasía, todos los personajes que viven en su mente representan un peligro muy real. 
Por eso, algunos cuentos o dibujos animados que ven en la tele pueden alimentar esos miedos.
Edad escolar (5-6 años)
El miedo a la separación de los padres vuelve con fuerza, los niños ya son capaces de comprender que a las personas que ama les pueden ocurrir cosas malas. 
El temor a la oscuridad también se hace presente y está relacionado con la aparición de las pesadillas, que son más comunes en esta etapa del desarrollo. 
La imaginación infantil sigue jugándoles malas pasadas, por lo que es probable que el niño despierte en mitad de la noche, asustado por una pesadilla, y crea que ha sido una vivencia real. Las sombras en la pared o los ruidos cobran protagonismo, ya que el niño no comprende de dónde provienen.
La escuela también les causa temor. Es probable que no tengan las reglas muy claras y que el nuevo contexto le abrume un poco, por lo que a esta edad puede temer a que la maestra se enfade con él.

Los más comunes
Entre los chicos, los miedos más comunes son a los monstruos. Los niños pueden pensar que cualquier cosa podría estar debajo de la cama y hacerle daño cuando menos se lo espere. Es eficaz tomar muy en serio sus preocupaciones y ayudar a los niños a revisar debajo de la cama, en el armario o en cualquier otro rincón. Darle al chico un spray “antimosntruo” con agua y decirle que si rocía la habitación los monstruos ya no podrán hacerle daño. 
Con la oscuridad, el chico se siente desprotegido ya que es como estar dentro de lo desconocido. Para combatir este miedo es necesario enseñar a los niños a encender las luces de casa y ponerle una luz tenue en su habitación. 
 

¿Qué hacer para aliviar los temores?

Cuando los chicos les tienen miedo a los ruidos de la naturaleza, como los truenos o soplidos del viento, hay que ayudarlos a entender cómo es el tiempo e incluso a disfrutar de él. Por ejemplo, salir afuera cuando llueve o cuando corre viento le ayudará a sentir las diferentes emociones ante estos cambios meteorológicos.

Con respecto a las pesadillas, es posible que el niño tenga miedo de dormir solo, ya que les cuesta distinguir entre la realidad y lo que ocurre en su mente mientras duerme.

Los niños pequeños no son capaces de verbalizar esto, pero muestran su malestar a través de comportamientos inusuales como despertándose frecuentemente, gritando o llorando. Es necesario consolarlos después de una pesadilla y asegurarles de que está a salvo y de que siempre estará con sus padres para que se sienta mejor. Si las pesadillas son persistentes o muy intensas, entonces hay que acudir al médico por si se tratase de terrores nocturnos.

 

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